El primer gran error desastroso de Trump
Hay que acabar con las instalaciones nucleares de Irán, intensificar las sanciones y apoyar la lucha del pueblo iraní por la libertad. Trump no debe desperdiciar esta oportunidad.

Desfile militar iraní
"Quiero que Irán sea un país grande y exitoso, pero uno que no pueda tener armas nucleares", publicó el presidente de EEUU, Donald J. Trump, en Truth Social la semana pasada. "Preferiría mucho más un Acuerdo de Paz Nuclear Verificado que permita con éxito que Irán crezca y prospere".
Estos sentimientos, aunque encomiables, especialmente teniendo en cuenta una alternativa desagradable para Irán, son desgraciadamente delirantes. El problema, por supuesto, es que, después de ver lo que ocurrió cuando el general Muammar Ghaddafi de Libia renunció a las armas nucleares en 2003 y Ucrania renunció a las armas nucleares en 1994, nadie con un coeficiente intelectual superior a un solo dígito aceptaría volver a renunciar a las armas nucleares -especialmente después de tantas décadas de inmensas inversiones y sólo "semanas" de la finalización, con éxito, del proyecto-.
Tanto Gadafi como Ucrania actuaron de buena fe, al contrario que Rusia. En 1994, Rusia, Estados Unidos y el Reino Unido firmaron el Memorándum de Budapest, con el que se comprometían a respetar la integridad territorial de Ucrania, Bielorrusia y Kazajistán, y a abstenerse de la amenaza o el uso de la fuerza contra esos países o su independencia política, a cambio de que las tres ex repúblicas soviéticas transfirieran sus arsenales de armas nucleares a Rusia.
Por supuesto, en febrero de 2022, después de ver cómo el entonces presidente de EEUU Joe Biden entregaba Afganistán a los talibanes y daba a entender que una "pequeña incursión" en Ucrania sería aceptable, el presidente ruso, Vladímir Putin, inició una invasión a tierra quemada de Ucrania que duró años.
Lamentablemente, al igual que Rusia, Irán tiene un largo historial de engaños, obstrucción de investigaciones y dilaciones para ganar tiempo. El régimen de Irán también tiene el potencial de esperar cuatro años hasta que termine el mandato de Trump, y luego continuar donde lo dejó.
El régimen iraní ha elogiado recientemente al presidente estadounidense Donald Trump, un gesto inédito desde la creación de la República Islámica en 1979. Este giro repentino no es un cambio de opinión. Se trata de una estrategia calculada destinada a burlar a Trump para garantizar la supervivencia del régimen. Durante décadas, los clérigos islamistas de Irán han construido su gobierno sobre una base de antiamericanismo y antisemitismo. Las nuevas aperturas diplomáticas de los mulás no son más que una estratagema engañosa para ganar tiempo, aliviar las sanciones y proteger su programa de armas nucleares. Estados Unidos y sus aliados no deben caer en esta trampa.
Desde su creación, el régimen islamista de Irán se ha definido por su hostilidad hacia Estados Unidos e Israel. Los cánticos de "Muerte a América" y "Muerte a Israel" han sido un estandarte del discurso político iraní durante más de cuatro décadas. La oposición ideológica de Teherán a Occidente no es mera retórica; ha alimentado acciones en el mundo real, incluidos ataques contra fuerzas estadounidenses, toma de rehenes y financiación y armamento de apoderados terroristas en todo Oriente Medio y más allá. El Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán (IRGC) y su Fuerza Quds, utilizando a Hezbolá, Hamás y los Houthis como sus instrumentos de terror, han orquestado atentados mortales contra civiles, aliados y tropas estadounidenses.
Irán se encuentra en su posición más débil en décadas. En primer lugar, su aliado más fuerte en la región, el presidente sirio Bashar al-Assad, fue derrocado y huyó a Rusia, lo que provocó el colapso de uno de los bastiones clave de Irán. Al mismo tiempo, los principales aliados regionales de Teherán -Hamás y Hezbolá- han sufrido importantes reveses a manos de Israel.
En el plano interno, el régimen iraní se enfrenta quizá a su mayor amenaza: su propio pueblo. La población iraní, agotada por décadas de penurias económicas, represión y corrupción, está abrumadoramente opuesta a los clérigos gobernantes. Recientemente, han estallado protestas en todo el país, en las que los manifestantes piden el fin de la República Islámica. Hombres, mujeres, estudiantes, trabajadores y miembros de la clase media, arriesgando sus vidas, se han levantado contra el gobierno. El régimen responde con brutales medidas represivas, pero ha sido incapaz de acallar el descontento.
Ante estas presiones, los mulás que dirigen el régimen sólo han cambiado su retórica.
El régimen iraní tiene un largo historial de engaños. En 2015, durante la Administración Obama, Irán aceptó el Plan Integral de Acción Conjunta (JCPOA, por sus siglas en inglés), comúnmente conocido como el "pacto nuclear", que de todos modos le permitía tantas armas nucleares como pudiera construir, a partir de octubre de 2025. Aun así, tan pronto como se le concedió el alivio de las sanciones en 2015, Irán canalizó el dinero hacia sus apoderados terroristas y continuó desarrollando sus armas nucleares en secreto, sin invertir en su pueblo ni mejorar sus condiciones de vida.
Los recientes movimientos de Irán forman parte del mismo libro de jugadas. Los mulás pretenden adormecer a Estados Unidos con una falsa sensación de seguridad. Esperan, sin duda, que el compromiso diplomático les dé tiempo para correr hacia el estallido de las armas nucleares o, en el peor de los casos, otro acuerdo débil que les permita reconstruir su Ejército. Cada vez que Irán obtiene una ventaja financiera o política, la utiliza contra Estados Unidos y sus aliados. Desde octubre de 2023, Irán y sus apoderados han atacado a las tropas estadounidenses en la región más de 200 veces.
Al igual que el mundo fracasó en contener a la Alemania de Adolf Hitler antes de que arrollara Europa, entretenerse en las negociaciones en lugar de fracasar en detener a Irán ahora, antes de su irrupción nuclear, podría tener consecuencias catastróficas. Occidente debe apoyar a Israel en sus esfuerzos por desmantelar los activos militares iraníes y trabajar para imponer las sanciones más severas posibles, paralizando la capacidad del régimen para financiar su agresión.
El reciente cambio de tono de Irán no es más que una táctica de supervivencia. Los mulás en el poder siguen dedicados a la destrucción de Estados Unidos e Israel. Permitirles cualquier tiempo y alivio ahora sólo les da poder. Las instalaciones nucleares de Irán deben ser eliminadas, las sanciones deben intensificarse, y la lucha del pueblo iraní por la libertad debe ser apoyada. Trump no debe desperdiciar esta oportunidad.
¿Ha encontrado un error? ¡Contáctenos!
RECOMMENDATION








