"Paz a través de la fuerza": La designación de Claver-Carone asoma un futuro esperanzador para la región

Este domingo 22 de diciembre el presidente electo Donald Trump eligió a Mauricio Claver-Carone como su enviado especial para asuntos de América Latina. Su elección promete un futuro alentador para todo el continente.

Charlé con Mauricio hace dos años. Lo acababan de sacar del Banco Intermericano de Desarrollo, donde fue presidente por casi dos años. El cambio que vivió el Banco, para bien, fue notable, sobre todo porque Claver-Carone se propuso privilegiar la influencia de socios regionales sobre la de China, que cada vez metía más la mano donde no le correspondía.

Desafortunadamente ese compromiso, más el hecho de que era el primer americano en asumir el cargo, propuesto además por Trump, le ganó fuertes enemigos que conspiraron, a partir de una denuncia falsa e insostenible, para expulsarlo del Banco. En una obligatoria columna, Mary Anastasia O'Grady explica en el Wall Street Journal toda la maliciosa jugada que hubo para sacar a Claver-Carone del cargo. Además, cuenta de los grandes logros en sus dos años de administración.

Cuando conversé con Mauricio me sorprendió su amplísimo conocimiento de la región. Claver-Carone sabía perfectamente quién era quién y cuáles eran los principales retos. Por ejemplo, me habló de la importancia de hacerle un knockout a PDVSA, la estatal petrolera venezolana, para al mismo tiempo neutralizar el surgimiento de movimientos de extrema izquierda en el continente. Él lo tenía claro: con la petrochequera venezolana se financiaba la liberticida izquierda regional.

Una de sus causas determinantes es la libertad cubana. Y entiende que la liberación del pueblo cubano va de la mano de la liberación de los nicaragüenses y los venezolanos. Pero, además, que esta causa debería de ser compartida por todo el continente, pues la continuidad de estos regímenes tiene serias implicaciones para la seguridad del hemisferio.

Claver-Carone es anticomunista a rajatabla, pero además es un experto. Sus posturas no son impulsivas y ya tuvo tiempo de demostrarlo: durante la primera administración de Trump, Claver-Carone fue el encargado del Hemisferio Occidental dentro del Consejo de Seguridad Nacional. Desde allí, diseñó varias de las principales y moralmente correctas políticas de la Casa Blanca para la región.

Que Trump lo haya traído de vuelta para su segunda administración, da cuenta de cuánto valora el esfuerzo que tuvo Claver-Carone entonces. Es un reconocimiento a las políticas de "paz a través de la fuerza", que hoy Trump tanto quiere volver a imponer en el mundo. Y, además, Mauricio se suma a un equipo flamante y esperanzador para la región: Marco Rubio como secretario de Estado; Christopher Landau como subsecretario. Jamás en la historia de Estados Unidos un presidente había formado un equipo en política exterior tan conocedor y afín al hemisferio. Llegó la hora, finalmente, de que Latinoamérica sea una prioridad.

Como muy bien dijo en su cuenta de X el representante republicano Mario Díaz-Balart, "no hay nadie mejor para el cargo que mi buen amigo Mauricio Claver-Carone (...) Mauricio priorizará la seguridad nacional de Estados Unidos en el Hemisferio Occidental, al oponerse a acuerdos débiles, unilaterales que apacigüen y enriquezcan dictadores como Maduro y Castro, que han provocado una de las peores crisis de migración ilegal en años".

"Un verdadero luchador por la libertad, Mauricio está comprometido a promover la democracia y la libertad para aquellos que sufren bajo regímenes opresivos (...) Los dictadores de Cuba, Nicaragua y Venezuela están débiles y es están tambaleando", escribió Díaz-Balart.

Y otro buen amigo, el experto en seguridad y en el hemisferio Joseph Humire, también dijo sobre Claver-Carone que "es uno de los profesionales más inteligentes y mejores calificados para que la política exterior de Estados Unidos se vuelva mejor en Latinoamérica".

No hay duda. La designación de Mauricio Claver-Carone, que se suma a un equipo de primera, asoma nuevos aires para la región, que contrastan, no solo con el desaire con el que Biden la trató sino con su complicidad con las tiranías socialistas. Se acabó el apaciguamiento. Llegó la hora de la "paz a través de la fuerza".