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China va ganando en todos los frentes, su victoria está a la vuelta de la esquina

Xi desarrolla una agresiva política de colonización cultural y de inteligencia, sabotaje y control de datos, mientras se erige como la estrella de las reuniones multilaterales, utilizando la imbecilidad global para expandir su dominio económico y político por tierra y aire.

Xi Jinping aborda el portaaviones Shandong y pasa revista a la guardia de honor en un puerto naval en Sanya, provincia de Hainan, en el sur de China, el 17 de diciembre de 2019.

Xi Jinping aborda el portaaviones ShandongCordon Press.

Ya sea que hablemos de logística, infraestructura, industria naval, comunicaciones, generación de energía eólica, solar, generación de energía eléctrica, manufactura, procesamiento de minerales o control de cadenas de suministro: en todos los frentes China está ganando la carrera. En 2021, China se convirtió en el mayor socio comercial de América Latina, superando a Estados Unidos. Desde que China puso sus ojos en la región ha alcanzado la hegemonía regional a expensas de Estados Unidos. Su último logro es el gigantesco puerto de Chancay, en Perú, un puerto de aguas profundas construido íntegramente por China que costó hasta 3.600 millones de dólares y fortalecerá su control geoestratégico.

Veintiún países de la región han firmado la Iniciativa de la Franja y la Ruta (en inglés: Belt and Road Initiative, BRI) una estrategia de cooperación internacional impulsada en 2013 por Xi Jinping, que la nombró al principio como Silk Road Economic Belt (Franja Económica de la Ruta de la Seda). Poco más de una década después, las relaciones de China con Argentina, Brasil, Venezuela, Chile, Ecuador, Perú y México están en el más alto nivel. Abundan los acuerdos basados en la importación de materias primas estratégicas como cobre, litio, aceite de soja y petróleo, mientras que exporta bienes manufacturados. El nuevo puerto de Chancay generará 4.500 millones de dólares al año para Perú, que durante su construcción, se vio obligado a cambiar la legislación local para que China tuviera los derechos exclusivos. El puerto ahorrará costos de transporte marítimo a varios países latinoamericanos al eliminar el tránsito por el Canal de Panamá en ruta a puertos chinos. Pero la ventaja más importante es el "derecho" a utilizar Chancay como base naval.

"Lula quiere confiar a China importantes áreas de la Amazonia, para transformarlas en zonas de cultivos como azúcar y soja".

Xi aprovechó la reciente XVII Cumbre Empresarial China-América Latina y el Caribe para explotar encuentros bilaterales significativos. Con la líder peruana Dina Boluarte firmó un acuerdo de libre comercio actualizado y 30 memorandos de entendimiento. El presidente de Chile, Gabriel Boric, expresó interés en profundizar las relaciones comerciales con China respaldando su entrada al Acuerdo de Asociación de Economía Digital (DEPA). Con el dictador de Nicaragua, Daniel Ortega,  ha vuelto a hablar de la construcción del Canal Interoceánico, una obra muchas veces postergada que pretende unir los océanos Atlántico y Pacífico a través de Nicaragua; Ortega ofreció la obra a un grupo de 250 empresarios chinos. Asimismo mantuvo reuniones bilaterales con líderes tan diferentes ideológicamente como Javier Milei de Argentina y Claudia Sheinbaum de México, buscando consolidar inversiones chinas y políticas estratégicas favorables.

Durante su visita de Estado con el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, Xi firmó 37 compromisos en áreas como agricultura y tecnología digital, entre los regalos protocolares que el presidente chino intercambió con Lula, se encontraba un fragmento de suelo lunar, recogido en diciembre de 2020 por la misión Chang’e-5 del Programa de Exploración Lunar de China. Brasil, por su parte, ofreció agua embotellada en la Amazonia mediante un proceso único que transforma el agua atmosférica producida por los árboles de la selva en agua potable. El intercambio es bien simbólico de las relaciones entre los dos países: mientras Xi expone sus más altos logros tecnológicos, Brasil ofrece sus recursos a China.

Por primera vez en su historia, a través de su Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES), Brasil ha contratado un millonario préstamo con Pekín en la moneda china yuan. Se trata de la misma estrategia que Xi ha utilizado con Rusia: la desdolarización con la que el yuan sustituye al dólar, apoyada por los BRICS. Entre los acuerdos está el firmado entre el Ministerio de Telecomunicaciones brasileño y la Oficina Nacional de Datos de la República Popular China. Este último es un órgano regulador creado por Pekín en 2023 para coordinar el intercambio, desarrollo y la utilización de los recursos de datos, así como coordinar la promoción de la economía digital de China y la construcción de la China Digital. Se trata de la versión digital de la Iniciativa de la Franja y la Ruta que busca expandir las tecnologías digitales chinas a los países en desarrollo, lo que ha suscitado preocupaciones de seguridad debido al potencial de vigilancia y recopilación de datos. El riesgo es que China tenga a mano los datos para un eventual espionaje, así como para el control y manipulación de algoritmos con fines de propaganda. El tratado de cooperación firmado con la empresa china SpaceSail para el suministro de Internet vía satélite es parte de la estrategia. En Brasil, el servicio lo ofrece actualmente Starlink, de Elon Musk que ha estado en duras disputas con el juez del Supremo Tribunal Federal (STF) Alexandre de Moraes.

Durante la visita con Xi también estuvieron involucrados los pesticidas chinos, en los últimos años Brasil compró más de 190 tipos a un costo millonario. En los acuerdos entre ambos países se menciona la creación de un grupo de trabajo para aumentar el control de calidad de los pesticidas y el intercambio de información en relación con el registro entre China y Brasil. Lula también quiere confiar a China importantes áreas de la Amazonia, para transformarlas en zonas de cultivos como azúcar y soja con un préstamo que los agricultores brasileños tendrían que pagar directamente al gobierno de Xi Jinping, probablemente en productos básicos.

Otros frentes de la carrera

Los tentáculos chinos no se detienen en Latinoamérica. Dado que alrededor del 90 por ciento del comercio mundial actual se realiza por mar y su estrategia global depende del control de esta vía, se trata de otra área en la que China va a la vanguardia. Desde hace tiempo, los puntos de estrangulamiento están en dificultades, mientras las capacidades de construcción naval en los EEUU y de Europa están menguando. Justamente uno de esos puntos es el Canal de Panamá. Otro es el estrecho de Malaca en el sudeste asiático, a través del cual pasan la mayoría de las importaciones chinas. Otro punto de estrangulamiento crucial está en el Mar Rojo, en serios problemas debido a los ataques hutíes a los buques que se dirigen al Canal de Suez. El desvío de los barcos alrededor del Cabo de Buena Esperanza, agrega tiempo y costos al comercio en esa región. Los avances del BRI están destinados a enfrentar este problema.

Mientras los puntos de estrangulamiento del mundo atraviesan dificultades, más dificultades tienen las capacidades de construcción naval en Estados Unidos y Europa. Actualmente China, Corea del Sur y Japón construyen la mayor parte de los buques comerciales. Los chinos dominan en casi todos los aspectos de la competencia marítima, y se prevé que su armada crezca más que las del resto del mundo en los próximos años. La competencia marítima implica muchas más capacidades estratégicas que el comercio: los cables submarinos transportan casi todos los datos del mundo y son vulnerables al sabotaje.

"Las potencias occidentales, embarcadas en delirios pretenciosos, han conseguido una desindustrialización radical de su economía y un retiro de su influencia geopolítica".

Hace pocos días un granelero chino se encontraba maniobrando cerca de dos cables submarinos en el momento en que casualmente se cortaron. El buque Yi Peng 3 partía de San Petersburgo, en el Báltico, durante el período en que se produjeron las roturas de cables que conectaban a Suecia con Lituania y a Finlandia con Alemania. Un buque patrullero de la Armada danesa interceptó y siguió de cerca al Yi Peng 3 mientras se dirigía hacia el Gran Belt; dos buques de la OTAN, uno alemán y otro sueco, se unieron para crear una creciente flotilla gubernamental cerca del Yi Peng 3. Una fotografía del ancla de babor del Yi Peng 3 muestra que las puntas del ancla están claramente torcidas. La última rotura grave de un cable en el Báltico fue provocada por el buque portacontenedores chino NewNew Polar Bear, según confirmaron las autoridades chinas a principios de este año. La mitad del ancla del Polar Bear fue recuperada cerca de un gasoducto roto entre Finlandia y Estonia. El fondo marino es también un escenario de competencia para la extracción de minerales de tierras raras en aguas profundas.

En lo que se refiere a la producción de energía, el panorama no podría ser más paradigmático. British Steel tiene planes de cierre de sus altos hornos alimentados con carbón para convertirlos a tecnología eléctrica para fines de 2025, pero la capacidad de generación de energía requerida no estará disponible hasta casi una década después. Este es sólo un ejemplo de la desindustrialización de la poderosa economía del Reino Unido que sigue inamovible en su plan suicida. Otro ejemplo es la potencia industrial Thyssenkrupp con planes de convertir sus plantas siderúrgicas alimentadas con carbón en plantas de hidrógeno verde, que se crearía utilizando energías renovables, cuyos componentes se fabricarían en China. Pero informaciones periodísticas sostienen que Thyssenkrupp está deteniendo la inversión porque el proyecto podría costar más de lo previsto. Mientras tanto se trata de otra planta siderúrgica europea que deja de funcionar. Pero ¿quién va a fabricar, entonces, el acero? Spoiler: China, cuyos hornos no están interesados en la transición ecológica y sí en el carbón necesario para fabricar el acero.

En conclusión, China gana en todos los frentes: mantiene una postura intransigente frente a su agenda interna y sus históricas ambiciones nacionalistas; pero es flexible respecto a la agenda geopolítica internacional, lo que le permite cortejar a democracias liberales, dictaduras y a ambas partes en las contiendas armadas. Al mismo tiempo, Xi desarrolla una agresiva política de colonización cultural y de inteligencia, sabotaje y control de datos, mientras se erige como la estrella de las reuniones multilaterales, utilizando la imbecilidad global para expandir su dominio económico y político por tierra y aire. Las potencias occidentales, embarcadas en delirios pretenciosos, han conseguido una desindustrialización radical de su economía y un retiro de su influencia geopolítica. Llevan años transfiriendo su poder económico y estratégico a China. El resultado: China va ganando la pulseada en todos los frentes, su victoria está a la vuelta de la esquina.

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