“Es un desastre”: el Partido Demócrata de Pensilvania afronta una crisis en plena campaña electoral

Problemas de financiación, recorte de personal y fallos amateurs: los demócratas tienen un problema grave en Keystone State.

Los demócratas están preocupados. En medio de una campaña electoral plagada de errores infantiles, el liderazgo demócrata en Pensilvania está siendo fuertemente cuestionado por figuras nacionales y estatales mientras aflora una tensión y división más que latente.

De acuerdo con un reportaje de Politico, basado en entrevistas a más de 20 funcionarios demócratas y operativos en toda Pensilvania, varios funcionarios electos, presidentes de condado, miembros del comité estatal, ex empleados del partido estatal y estrategas del partido azul tienen dudas sobre si Sharif Street, el presidente del partido, es el hombre para liderarlos con varias elecciones a la vuelta de la esquina.

La gota que derramó el vaso para muchos de los demócratas fue un clamoroso error en unas tarjetas a repartir de cara a una carrera clave por el Tribunal Supremo estatal.

Las tarjetas estaban destinadas para repartirse en una reunión activistas rurales y el Partido Demócrata de Pensilvania imprimió un mensaje recordando a los electores que "Voten en las urnas: Jornada electoral del martes 8 de noviembre".

¿El gran problema? Las elecciones para elegir el miembro del Tribunal Supremo estatal son el 7 de noviembre.

Por ello, los demócratas del Keystone están angustiados y sin confianza, pues no son solo errores en la logística y los mensajes, sino también los problemas financieros que, aparentemente, el partido está afrontando.

“Es la hora de los aficionados”, dijo a Politico un miembro del comité estatal al que se le concedió el anonimato.

“Es un put* desastre”, dijo un exempleado del partido estatal.

Despidos, problemas de financiamientos y enfrentamientos

Según el reportaje de Politico, el Partido Demócrata del Keystone State sufrió una ronda de despidos en julio, algo que no se había informado hasta el momento.

Por otra parte, uno de sus comités de acción política tenía apenas 7.500 dólares en el banco a principios de junio, de acuerdo con sus declaraciones financieras de campaña más recientes.

Para los demócratas esto es preocupante, ya que en Pensilvania se disputa una carrera electoral clave el próximo año y es un estado vital para las aspiraciones del presidente Joe Biden.

“Es preocupante que el partido estatal esté despidiendo a gente en vísperas de unas elecciones al Tribunal Supremo realmente importantes, que a su vez desembocarán en las presidenciales”, dijo Mike Mikus, consultor demócrata de Pittsburgh. “Van a tener que encontrar un camino a seguir para construir su propia operación de recaudación de fondos, y parece que hay mucho que construir en este momento”.

Otro dirigente de alto rango, que habló bajo anonimato, fue mucho más tajante: “Pensilvania es el estado más disputado del país en las elecciones presidenciales, y tenemos a un tipo totalmente incompetente y vago que no tiene ni idea de lo que hace dirigiendo el partido estatal”.

Mientras tanto, el presidente el partido, Street, resta importancia a las críticas y cita su gestión exitosa en las últimas elecciones de medio mandato.

Sobre los despidos recientes, Street dijo que debió hacerlos antes, justo después de las midterms, y que le había dado muchas largas al asunto. Además, por los supuestos problemas financieros, el presidente el partido azul rechazó las acusaciones diciendo que estaban solventes.

Mencionó que el PAC federal del partido estatal tenía 200.000 dólares en su última declaración y que recibió 700.000 dólares a principios de este año por el grupo democracyFIRST, que ayudó a financiar la contratación de 20 organizadores.

Politico reportó que, además de los supuestos problemas de financiación, el recorte de personal y los fallos amateurs, existen notorias discordancias entre funcionarios de Biden en Washington y Street, que además parece que tiene propios enemigos internos en Pensilvania.

El mismo Street admitió que hay gente dentro de su partido que lo ven con recelo.

“Hemos hecho las cosas de un modo un poco diferente, y sé que eso puede haber irritado a algunos de la clase parlanchina nacional”, comentó el cuestionado líder demócrata. “No estaban precisamente entusiasmados con mi candidatura a la presidencia por muchas razones”.

Luego argumentó que su éxito político y electoral es positivo y que el partido estaba en buenas manos.

“La política es como el deporte. Tuvimos un buen récord el año pasado. Hemos ido ganando”, afirmó.

Pero, aún así, los demócratas no confían en la capacidad del partido y en el liderazgo de Street para afrontar los próximos comicios.

“No veo a nadie que pueda manejar el nivel de velocidad y complejidad y la atención al detalle necesarios para garantizar que las comunicaciones pagadas se pongan delante de los votantes a tiempo”, sentenció Joe Corrigan, un estratega demócrata de Pensilvania.