Los agricultores franceses comienzan el 'sitio de París': ¿qué quieren?, ¿cómo se han expandido por Europa?

Las medidas ecologistas, la inflación y una "crisis moral" son algunos de los motivos que empujaron a los campesinos a continuar con las protestas.

El objetivo es París. Tras días de protestas, los agricultores que vienen reclamando acciones inmediatas al Gobierno de Emmanuel Macron iniciaron una nueva etapa este lunes: bloquear la capital, que las manifestaciones duelan en la ciudad.

"Vamos a bloquear las principales autopistas alrededor de París", advirtió este lunes el presidente de la Federación Nacional de Sindicatos de Agricultores (FNSEA, por sus siglas en francés) en el programa radial matutino RTL Matin. "Cuando se está lejos de París, el mensaje no se escucha", añadió antes de remarcar que su objetivo no era "matar de hambre a los franceses". "(Al revés, nosotros) tenemos el honor de darles de comer".

Nuestro objetivo no es bloquear a los franceses, sino alimentarlos.

En total habrá ocho bloqueos alrededor de la capital francesa, de acuerdo con el periódico local Le Monde. El mismo medio reportó que el ministro de Interior, Gérald Darmanin, pidió a los agentes del orden que actuasen con "moderación". La orden de Darmanin para los 15.000 gendarmes y policías desplegados es de no intervenir en las zonas cerradas por los manifestantes, sino trabajar para que se vuelvan seguras.

Uno de los puntos contenciosos será el Mercado Internacional de Rungis. También llamado "el vientre de París", es descrito como el más grande del mundo en la categoría de productos frescos. El sindicato Rural Coordination convocó a sus miembros a desfilar en un convoy desde las afueras hasta Rungis, con el objetivo de llegar allí el martes. Darmanin señaló el mercado como una línea roja que los manifestantes no debía cruzar, así como otros puntos de abastecimiento y los aeropuertos.

¿Qué quieren los agricultores?

Los reclamos de los agricultores son varios y -aseguran- urgentes. "Tenemos 140 medidas ante el Gobierno que deben abordarse para que la agricultura salga adelante", sostuvo el presidente de la FNSEA. "Necesitamos medidas para todos los sectores, necesitaremos que la legislación cambie".

Uno de los puntos más criticados de la legislación agrícola es la normativa ecologista, que los campesinos aseguran los perjudica más que a nadie. Existen, a ojos de los franceses en las calles, dos culpables de este malestar: el Gobierno Francés y la Unión Europea (UE). En su lista de reclamos, los sindicatos FNSEA y Jeunes Agriculteurs (traducido como Jóvenes Agricultores) piden al primero que revierta la "pérdida de soberanía alimentaria" y al segundo que revise la "filosofía misma del Pacto Verde" -la estrategia del bloque para alcanzar la neutralidad climática en 2050 -.

Sobre esto último, los gremios aseguran que "la crisis es moral". Aunque también buscan varias medidas específicas y señalan que el plan ecológico europeo está plagado de incongruencias:

Un sentimiento reforzado por evidentes incoherencias normativas, como por ejemplo la voluntad de la planificación ecológica de producir más biomasa eliminando los medios de producción... ¡Incomprensible!

También piden mejoras en la retribución de su trabajo. Aseguran que dañan sus bolsillos tanto la inflación -más del 3% interanual según estimado en diciembre- como las medidas anti inflación -el plan oficial para bajar precios en los comercios habría reducido sus ingresos, mientras que los costos de producción no habrían hecho más que subir-.

Asimismo, reclaman la reducción de los impuestos y de la cantidad de regulaciones alrededor de la agricultura, se oponen al acuerdo entre la UE y el Mercosur -en esto al menos coinciden con el Gobierno- y protestan las importaciones de Ucrania, a la que el bloque europeo facilitó las exportaciones desde la invasión de Rusia.

La ilustración muestra una protesta de agricultores en Halle (Hal), organizada por la federación de jóvenes agricultores valones (FJA), el lunes 29 de enero de 2024. Las protestas de los agricultores crecen en toda Europa en demanda de mejores condiciones para cultivar sus productos y mantener unos ingresos adecuados. BELGA PHOTO NICOLAS MAETERLINCK (Foto de NICOLAS MAETERLINCK/Belga/Sipa USA)
(Cordon Press)

Más allá de los reclamos específicos, en el corazón de las demostraciones anida la sensación de que existe un abismo entre los franceses que trabajan el campo, entre lo que saben, necesitan y desean, y las regulaciones que impulsan las autoridades.

"Es necesario revisar el enfoque global para situar al sector de forma sostenible en el camino correcto", escribió el domingo el presidente de Jeunes Agriculteurs, Arnaud Gaillot, en L'Humanité. "No nos equivoquemos en las soluciones, de lo contrario, no hay duda de que lo lamentaremos amargamente".

Este lunes Gaillot arremetió contra el primer ministro francés, Gabriel Attal. El flamante ministro criticó a los países vecinos y anunció una serie de medidas antes del fin de semana para intentar apaciguar la ira campesina, como la simplificación de los trámites administrativos y la entrega de subsidios para la agricultura ecológica. Fue insuficiente:

No podemos creer que los pocos anuncios de Gabriel Attal el viernes fueran a responder a la indignación. Hemos aportado una lista de exigencias para ir más allá. 

En Francia, en Europa

El descontento campesino se avivó también en Bélgica, Alemania, Polonia, Romania y Países Bajos.

En España, limítrofe con Francia, medios locales reportaron varios ataques a camiones que transportaban cargo hacia naciones vecinas. Cinco vehículos españoles con vegetales habrían sido asaltados y saqueados cerca de Bruselas. Otro que transportaba vino hacia Alemania fue vaciado, como pudo verse en videos difundidos por la prensa española:

Italia no se ha salvado de las protestas que se expanden por el continente. El objetivo en este país serían las políticas restrictivas de la Unión Europea y la tibieza de las organizaciones agrícolas tradicionales, de acuerdo con el Corriere della Sera.

Los reclamos contra las políticas ecologistas y el exceso de regulaciones parecen ser un denominador común en las protestas, sin importar si realizan en Roma, Bruselas o París. Queda por ver cómo se traduce este descontento en las próximas elecciones al Parlamento Europeo a inicios de junio.