Piden a la Corte Suprema un pronunciamiento sobre la ley que prohíbe a los terapeutas asesorar a pacientes contra la transición de género

"La ley de censura de asesoramiento de Washington viola la libertad de expresión", explicó una firma defensora de los derechos civiles.

Este lunes una firma sin fines de lucro que defiende los derechos civiles le pidió a la Corte Suprema que se pronunciara sobre la ley del estado de Washington que prohíbe que los terapeutas alienten a sus pacientes a evitar la transición de género.

Los abogados de Alliance Defending Freedom (ADF) presentaron una petición para que la Corte Suprema revoque el fallo que confirmó la desestimación de una corte de impugnar la ley que según afirman, solo permite una discusión unidireccional sobre la transición de género.

“Por ejemplo, permite conversaciones de asesoramiento que tienen como objetivo guiar a los jóvenes hacia una identidad transgénero, pero prohíbe las conversaciones que tienen como objetivo ayudar a esa misma persona a volver a sentirse cómoda con su sexo”, afirmaron los abogados del grupo.

La ADF explicó que los proveedores de salud mental con licencia para hacerle terapia a los menores deberían poder asesorarlos para tratar la disforia de género.

“El gobierno no puede controlar el discurso de un consejero. La ley de censura de asesoramiento de Washington viola la libertad de expresión y perjudica tanto a los consejeros como a los clientes”, explicó la firma señalando que la ley amenaza con multas de 5 mil dólares por infracción, suspensión de la práctica y hasta una posible revocación permanente de la licencia de un consejero.

La ADF ya ha explicado que las conversaciones de los consejeros son privadas y que el gobierno no debería dictar “qué objetivos personales puede perseguir un cliente en el asesoramiento”.

Una adolescente se arrepiente de su transición

Recientemente se dio a conocer el caso de una joven de 18 años que decidió demandar al grupo médico y al centro de salud que le realizó una mastectomía doble cuando tenía tan solo 13 años.

“No creo que se me debiera haber permitido cambiar mi sexo antes de poder tener relaciones sexuales legalmente. No creo que haya mejorado con la experiencia, y creo que la transición no hizo más que echar leña al fuego de mis enfermedades preexistentes”, opinó Layla Jane. Así como ella cada vez surgen más casos de personas que se arrepienten de no haber sido tratados antes de aprobar una transición de sexo.