La familia Soros se suma a la Escuela de Abolición contra la Policía y las prisiones

Organizaciones financiadas por el magnate y su hijo colaboran con una organización que pretende formar "revolucionarios y abolicionistas" para conseguir el cambio político mediante la lucha.

La familia Soros sube la apuesta en su carrera contra la policía y el sistema judicial y penitenciario establecido. A través de sus sociedades, George y su heredero Alex inyectaron millones de dólares en organizaciones como el Community Resource Hub for Safety and Accountability (CRH), cuyo fin declarado es erradicar las instituciones de la ley y el orden. Además, estas asociaciones han comenzado a colaborar y establecer sinergias con movimientos como el W.E.B Du Bois Movement School for Abolition & Reconstruction, que promueven talleres con activistas de Antifa de Atlanta, estudian tácticas de guerrilla y reclaman "la destrucción" de las cárceles.

Lugar de encuentro de activistas radicales de izquierda

CHR, que se codea con movimientos radicales de izquierda como BLM, Anti Police-Terror Project, Black & Pink, No Cop Academy unidos por su deseo de abolir la policía y el sistema penitenciario. Desde el pasado mayo irrumpió con fuerza el W.E.B Du Bois Movement School for Abolition & Reconstruction, que desarrolló en agosto talleres para que miembros de estas y otras organizaciones de ultraizquierda, como Antifa puedan aunar esfuerzos y compartir ideas y propuestas de acción para conseguir sus objetivos.

A lo largo de tres días, a finales de agosto, unos 60 organizadores actuales y futuros de toda la ciudad y de lugares tan lejanos como Atlanta y Carolina del Norte se reunieron con nosotros para compartir el pan, conectar entre sí y empezar a entender el mundo de otra manera. Salimos de allí con la cabeza agitada y el corazón lleno, mejor preparados para afrontar las tareas urgentes del mañana, y para hacerlo juntos.

"Luchamos para aprender y aprendemos a luchar"

En estos encuentros estudiaron técnicas de educación de la guerrilla de Guinea y compartieron experiencias con, entre otros, miembros de Antifa de Atlanta que participaron en los ataques contra la creación de un campo de entrenamiento de la policía en la ciudad y de CRH. En sus publicaciones de Instagram, la organización señala que estas jornadas "luchamos para aprender y aprendemos a luchar".

Imagen de la escuela de verano organizada por la Escuela de Abolicionismo.
(@abolitionschool/Instagram)

 

"Afectados por estructuras opresivas, acciones policiales y pobreza"

Según la web de la Escuela de Abolicionismo, esta organización pretende formar tanto intelectualmente como en enseñar a luchar a activistas que quieran "poner en marcha el cambio político":

Nuestros estudiantes son aspirantes a revolucionarios y abolicionistas de todas las edades y procedencias que desean adquirir las herramientas analíticas y las habilidades prácticas necesarias para poner en marcha el cambio político y mantenerlo a través de la lucha. Pero, sobre todo, queremos ayudar a desarrollar la capacidad de liderazgo de los intelectuales orgánicos, los más directamente afectados por las estructuras opresivas, acciones policiales, encarcelamiento masivo, racismo medioambiental y pobreza- y los más cercanos a las luchas para desmantelarlas.

Mezcla de CRT, comunismo, ecologismo e ideología de género

La Escuela de abolicionismo justifica su aparición como respuesta a un sistema capitalista global heredado "producido a través de las fuerzas superpuestas de la desposesión colonial y el genocidio, la esclavitud racializada y la dominación patriarcal violenta, cuya brutalidad extractiva hacia la humanidad y la naturaleza por igual está convirtiendo rápidamente nuestro planeta en inhabitable".

No podemos esperar derribar las instituciones opresivas y carcelarias sin repensar y reconstruir radicalmente el mundo capitalista violentamente racista y patriarcal que les dio origen. Esta es la lección de 150 años de historia de Estados Unidos, en la que la esclavitud fue abolida en su mayor parte gracias a la valiente acción de las personas esclavizadas y los militantes abolicionistas, pero tras la cual poco más cambió. La explotación capitalista y el miedo racista conspiraron para construir nuevas instituciones que sustituyeran a las antiguas, desde el arrendamiento de convictos hasta Jim Crow, la segregación, la hiperpolicialización y el encarcelamiento masivo.

Soros entregó 4,5 millones a organizaciones para abolir la Policía

Según informa Fox News, Soros entregó entre 2019 y 2020 unos 4,5 millones de dólares a CRH a través de su Fundación Open Society. Según su página web, CRH "trabaja para garantizar que todas las personas tengan acceso a recursos y herramientas para abogar por el cambio de los sistemas y la rendición de cuentas en la aplicación de la ley". Para ello, ofrece a grupos de izquierda "estudios, informes, datos, modelos de políticas, herramientas y otros recursos para el terreno", y apoya campañas con necesidades de asistencia técnica.

Según un informe de este grupo, "la abolición es una visión política cuyo objetivo es eliminar el encarcelamiento, la vigilancia y el control policial y
crear alternativas duraderas al castigo y el encarcelamiento". CHR justifica su posición porque, "hay pruebas que sugieren que la policía no garantiza la seguridad de la comunidad frente a la violencia y los daños, a pesar de que se confía mucho en las fuerzas del orden para gestionar crisis y emergencias. E incluso con los esfuerzos de reforma policial, está claro que la única manera de poner fin a la violencia policial es mediante la abolición de la policía y la creación de alternativas a la actuación policial".

Los fiscales de Soros

Además de la financiación y promoción de este tipo de grupos, la lucha de Soros para desmantelar el sistema judicial y el orden establecido le ha llevado a donar dinero para conseguir que activistas con visiones cercanas a estos postulados accedan a puestos de fiscales. Es el caso de Alvin Bragg en Manhattan, Steve Descano en Fairfax (Virginia), Diana Becton en Contra Costa (California), George Gascon en Los Ángeles, Kim Foxx en el condado de Cook (Chicago) o Larry Krasner en Filadelfia (Pensilvania).

Las políticas blandas contra el crimen de estos fiscales ha provocado un notable aumento de la delincuencia en sus jurisdicciones, y algunos de ellos ya están en el punto de mira de sus conciudadanos, e incluso se han visto obligados a dejar su puesto.