USS Gerald R. Ford, el portaviones más poderoso del mundo: "Es un monumento al poderío americano"
El buque de 13 mil millones de dólares puede cargar 100.000 toneladas, incluyendo a más de 4.000 tripulantes, 70 aeronaves y armamento de última tecnología.
El más nuevo, el más grande y el más avanzado tecnológicamente. Así define la Alianza Atlántica al primer portaviones que diseña Estados Unidos en 40 años: el USS Gerald R. Ford (identificado con las siglas CVN-78).
En abril de este año, las hasta 100.000 toneladas del Ford surcaron por primera vez los mares para un despliegue completo -realizó uno breve, de prueba, en 2022-. Por delante tiene, aproximadamente, 50 años de servicio en la Marina, interrumpidos por un solo repostaje en mitad de este período.
"Es artesanía americana en su dimensión más grande, en su expresión mejor desarrollada", dijo el entonces presidente Donald Trump cuando el buque de guerra entró en servicio en 2017. "No hay quien pueda competir con esta nave. Es un monumento al poderío americano que nos dará la fortaleza necesaria para asegurar la paz".
Para llegar a ese momento, Estados Unidos gastó 13.300 millones de dólares en la construcción del Ford, de acuerdo con un informe al Congreso. Según el mismo documento esa cifra representa 1.400 millones más de lo originalmente presupuestado.
Capacidad militar
"Estos portaviones están verdaderamente diseñados para el siglo XXI y más allá", asegura la constructora y proveedora de defensa Huntington Ingalls Industries (HII), que se vanagloria de tener el único astillero que construye este tipo de embarcaciones para la Marina, desde 1960.
La clase Gerald R. Ford -'modelo' al que pertenece el portaviones homónimo CVN 78- está propulsada por energía nuclear. En concreto, tiene dos reactores nucleares Bechtel A1B -diseñados específicamente para esta embarcación- que le permiten alcanzar hasta 30 nudos de velocidad, unos 56 kilómetros por hora. Producen casi tres veces más energía que su antecesor, la clase Nimitz, de acuerdo con el sitio especializado Navy Lookout.
A bordo del CVN 78 también hay un verdadero arsenal. Cuenta con misiles tanto para repeler ataques por mar como por aire, incluyendo dos RIM-116 RAM (misiles ligeros, de reacción rápida), dos RIM-162 ESSM (diseñados para contrarrestar misiles supersónicos) y tres Phalanx CIws (cañón de tiro rápido, controlado por radar).
Además, cuenta con sistemas de radares de última tecnología para detectar amenazas o rastrear objetivos. Son dos, el Raytheon AN/SPY-3 3D y el VSR (Volume Search Radar). Otros cuatro radares le sirven para afinar la dirección de tiro y otro, el Raytheon AN/SPS-73V, para orientar su navegación.
Catapultando aviones al océano
A pesar de los reactores nucleares, el material defensivo, los miles de tripulantes -y víveres correspondientes-, el Ford todavía tiene espacio para cumplir con el objetivo original de los de su raza: puede albergar más de 75 aeronaves.
Para lo que necesita transportar los debidos pilotos y técnicos, además de contar con un sistema de elevadores para subir la munición de los aviones desde niveles inferiores de la nave.
Una de las tecnologías más innovadoras -y cuestionadas, debido a su alto costo y sus repetidas fallas durante el período de pruebas- es el Sistema de Lanzamiento de Aeronaves de Propulsión Electromagnética (EMALS). En otras palabras, una catapulta que ayuda a los aviones en el despegue.
A diferencia del sistema anterior, que operaba con vapor, el EMALS lanza y recupera aviones electromagnéticamente. El avión se engancha a un carro que recorre un raíl horizontal. Entre las ventajas de este método de propulsión, Naval Post enumera que requiere menos personal para su mantenimiento, que ocupa menos espacio y que puede soportar aviones más pesados que su antecesor, ya que genera un 30% más de energía.
Una ciudad navegable
"Día y noche, la nave zumba de actividad", describió el productor multimedia de la NATO Rob Kunzig tras una travesía de dos semanas a bordo del "Behemoth flotante".
Son, en total, 14.000 comidas diarias. Un equipo de especialistas culinarios trabaja a destajo en las dos cocinas del navío, sirviéndose de tecnología de última hasta en los hornos: "Están equipados con una pantalla donde se despliega un un menú con productos, que se cocinan con sólo pulsar un botón".
Así lo explicaron los oficiales del Ford Jason Teasley y Chris M. Buchanan, del servicio de alimentación y de aprovisionamiento del Ford, que, además, detallaron:
Nueve cubiertas debajo de las cocinas, conectados con elevadores, se encuentran los refrigeradores y almacenes. Estos tienen espacio para alimentar a toda la tripulación por al menos cuatro semanas, con reabastecimientos en pleno mar cada dos.
Y eso, solo para la cocina. El Ford también cuenta con cafetería, instalación médica, gimnasio...
China, no tan impresionado
El Ejército chino anunció, a poco de estrenarse el portaviones norteamericano, que si necesitaba, si quería, podía hundirlo.
Para demostrarlo, se sirvió de un software de juegos de guerra: le bastarían 24 misiles hipersónicos para acabar con él, según demostraron 20 batallas simuladas. Así lo aseguró una investigación de la Universidad del Norte de China, de acuerdo con el medio chino South China Morning Post.
El mismo periódico advierte, sin embargo, que expertos militares señalan que la eficacia de estos misiles varía, por lo que se recomienda precaución al considerar los resultados de las simulaciones.
¿Dónde están los portaviones?
"En tiempos de crisis, lo primero que preguntan los líderes es ¿dónde están los portaviones?". Tal es la importancia de estos buques de guerra en la estrategia naval norteamericana, de acuerdo con documentos públicos de la Marina.
Antes de la Segunda Guerra Mundial, el objetivo principal de los portaviones era el reconocimiento y la observación de capacidades enemigas -desplegando para eso, por supuesto, una flota de aviones-. A menudo eran cruceros o buques mercantes reconvertidos. Es el caso del primer portaviones norteamericano, el USS Langley, navío que originalmente transportaba carga bajo el nombre de USS Jupiter.
Durante la Segunda Guerra Mundial se fueron volviendo cada vez más importantes, a medida que sus capacidades tecnológicas mejoraban. Su valor continuó en alza durante la Guerra Fría, hasta alcanzar la importancia que tienen hoy: "¿Dónde están los portaviones?".
Desde la Marina sostienen que a menudo, la mera presencia de uno de estos navíos sirve para disuadir a los enemigos. También aseguran que suelen ser utilizados para operaciones de seguridad marítima, como prevenir ataques de terroristas o piratas a buques mercantes.
La asistencia en caso de catástrofes es otro de sus varios objetivos. Esto incluye, por ejemplo, aprovechar sus helicópteros para proveer ayuda humanitaria en caso de desastres naturales.
Más por venir
El CVN-78 es tan solo el primero de la clase Ford. La Marina ya comenzó el proceso para acompañarlo con otros tres navíos del mismo tipo: el CVN-79 (para el que se pidió 624 millones de dólares en el presupuesto de 2024), el CVN-80 (1.100 millones) y el CVN-81 (800 millones).
En 2025 la Marina debería recibir el CVN-79, que se llamará John F. Kennedy. El portaviones nombrado en honor al expresidente ya se encuentra en construcción. Le seguirán, si se cumple el plan de la armada, en 2028 el CVN-80, llamado Enterprise, y en 2032 el CVN-81, bautizado Doris Miller.