El DOGE recortó $400 millones en arrendamientos de oficinas federales y va por más: "Estos edificios son viejos, están infrautilizados y se caen a pedazos"
El Subcomité de Eficiencia Gubernamental calculó el costo de mantenimiento de inmuebles del Estado en $10.000 millones.

El Edificio Federal Wilbur J. Cohen, uno de los gastos cuestionados por la Administración
El Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) canceló más de 670 arrendamientos de oficinas federales. Un despacho del IRS en Franklin, Tennessee, un espacio del Servicio Nacional de Parques en Moab, Utah, y otras cientos de instalaciones que sumadas alcanzan un total de 7,9 millones de pies cuadrados y un ahorro, asegura el departamento, de alrededor de 400 millones de dólares a los contribuyentes.
"El Gobierno federal posee una enorme cartera inmobiliaria de más de un cuarto de millón de edificios", sostuvo la representante Marjorie Taylor Greene, presidente del Subcomité de Eficiencia Gubernamental. "Nadie sabe cuántos de estos inmuebles se utilizan realmente ni cuál es su valor en el mercado", añadió durante reciente una audiencia sobre el portfolio inmobiliario federal, cuyo costo anual de mantenimiento estimó en $10.000 millones.
"Estos edificios de oficinas suelen ser viejos, están infrautilizados y se caen a pedazos", añadió. Apreciación que incluye, afirmó, el mismo auditorio desde donde hablaba: el Edificio Federal Wilbur J. Cohen, hogar de la Agencia de los Estados Unidos para los Medios de Comunicación Globales (USAGM) y Voice of America (VOA). Prácticamente vacío después de que por ambas agencias pasara la motosierra de la Administración. "Este edificio lleva vacío y deteriorándose hace años".
El expresidente Biden ordenó la reubicación de VOA a finales del año pasado a, según Greene, "uno de los edificios de oficinas más elegantes de esta ciudad", de un costo milmillonario y "con cero capacidades de transmisión", "algo que uno pensaría que es esencial para una agencia de medios de difusión". Otro ejemplo, apuntó, de gasto desmedido.
Un prolema de larga data
A pesar del nuevo impulso del Gobierno por revisar el derroche de dinero en inmuebles públicos, la problemática no es nueva. La Oficina de Contabilidad del Gobierno (GAO, por sus siglas en inglés) viene apuntándole con la lupa desde hace más de 20 años, preocupada por "las grandes cantidades de propiedades infrautilizadas y la gran dificultad de deshacerse de las que no se necesitan".
En diciembre del año pasado, la Administración de Servicios Generales (GSA) identificó 34 propiedades que debían ser descartadas. Hacerlo representaría un ahorro de 1.800 millones de dólares en 10 años. Un año antes, un estudio del GAO halló que 24 agencias investigadas usaban mitad o menos del espacio que tenían asignado en Washington, DC.
Informes de esta última señalan, además, que los problemas son varios. Entre ellos, aseguran que decenas de sus recomendaciones juntan polvo, sin que secretarios o legisladores pasen a la acción. Otra son costos asociados a las propiedades, como los de aplicar ciertos estándares de seguridad o mantener las instalaciones. Sobre esto último, señalan que hallaron varios casos de aplazamiento de tareas de mantenimiento:
"GAO encontró que estas necesidades se habían más que duplicado, de 170 mil millones de dólares a 370 mil millones de dólares entre el año fiscal 2017 y 2024".
Otro problema más al que apuntan, común cuando se habla de la red de agencias federales, es la falta de información: "Hemos identificado problemas con la fiabilidad de los datos de propiedad inmobiliaria federal".
"El alto costo de decorar y redecorar el estado administrativo"
"La cartera inmobiliaria federal actual, expansiva, excesiva -y a veces opulenta- es tanto un monumento al Estado administrativo como un mausoleo de sueños, oportunidades y libertad perdidos para los contribuyentes estadounidenses". En la audiencia de Green, John Hart, presidente del grupo Open The Books, puso cifras a aquella descripción: más de $4.600 millones en mobiliario de las agencias federales desde el año fiscal 2021.
Aunque Hart concedió que "los lugares de trabajo necesitan escritorios, sillas y mesas de reuniones", e incluso que "los espacios bonitos pueden hacernos más productivos", se preguntó si era necesario que el Departamento de Estado gastase 1,4 millones de dólares en obras de arte para embajadas. O que la embajada en Islamabad tuviese sillas Ethan Allen de 120.000 dólares.
Gastos en distintas agencias que, aseguró, no se detuvieron durante la pandemia, a pesar de que el Gobierno ordenó teletrabajar: "Durante los años álgidos de la emergencia Covid, de 2020 a 2022, las agencias gastaron 3.300 millones de dólares en mobiliario, incluso mientras el trabajo migraba a Zoom".
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