Arabia Saudí 2034 o, lo que es lo mismo, Qatar 2022 2.0
Oriente Medio volverá a concentrar la atención del mundo del fútbol pese a los hándicaps y deficiencias que muestra la región.
El 31 de octubre de 2023, el presidente de la Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA), Gianni Infantino, sorprendió a los amantes del deporte rey cuando anunció que Arabia Saudí sería el país anfitrión del Mundial 2034, el mayor evento futbolístico del planeta de combinados nacionales. Una decisión que la propia organización ratificó catorce meses después, el 11 de diciembre de 2024, en un congreso celebrado por videoconferencia.
Arabia Saudí 2034 prosperó y salió adelante después de que otras naciones -algunas propuestas eran conjuntas para celebrar un Mundial en varios países, como ocurrió en el año 2002 con Corea del Sur y Japón o como sucederá en 2030 con España, Portugal y Marruecos ejerciendo de anfitriones- retiraron su candidatura antes de oficializarla y después de que los delegados de las 211 federaciones que conforman la FIFA diesen luz verde a un proyecto que ya es una realidad.
Será la tercera vez que el continente asiático albergue el máximo torneo de combinados nacionales -tras el ya mencionado Mundial de Corea y Japón 2002 y el último que se celebró, Qatar 2022-. Este será el modelo que seguirá y la referencia que tome Riad -teniendo en cuenta las semejanzas entre ambos países, sean geográficas, sociales, institucionales, ...- para que su Mundial sea "un torneo único en la vida", tal y como subrayó el presidente de la Federación de Fútbol de Arabia Saudita (SAFF), Yasser Al Misehal.
Un paralelismo de Qatar 2022
Nada más confirmó la FIFA la designación del Mundial 2034, Al Misehal lanzó un mensaje de bienvenida a Arabia Saudí al mundo entero, asegurando a todas las naciones querer "compartir nuestro hermoso país, nuestra cultura y nuestra profunda pasión por el fútbol con los brazos abiertos". Pero, ¿pasión? Arabia Saudí no es un país que haya destacado por ser 'profundamente apasionado' por el fútbol, tampoco entre sus aficionados. Ni siquiera por haber destacado en la disciplina ni por haber aportado grandes jugadores. Igual que Qatar. Pero ambas naciones, con poco más de una década de diferencia, se han llevado ese tan preciado galardón, como es el ser anfitriones de un Mundial, pese a las deficiencias que muestran.
Tal y como hizo Qatar en su momento, Arabia Saudí vio en el fútbol -y en el deporte en general- una industria que otorgaría sobresalientes resultados, fuesen económicos o fuesen para limpiar una dubitativa imagen respecto a si las autoridades estatales respetan las costumbres de los individuos, los derechos humanos y más. Tema aparte, el único modo que encontró Riad para que el fútbol fuese una de sus principales bazas para transmitir modernidad y progreso fue a través del dinero, invirtiendo cantidades casi incalculables para atraer a los mejores jugadores del mundo a su liga: futbolistas de la talla de Cristiano Ronaldo, Neymar Jr. o Karim Benzema. Por cierto, un dinero procedente de las arcas de la realeza depositadas en el conocido como Fondo de Inversión Pública (PIF), el fondo soberano de Arabia Saudí.
Ahora es el turno de los derechos humanos. Porque Arabia Saudí está dentro de ese círculo de países que están en el punto de mira por no respetarlos, igual que Qatar. Algo que, por ejemplo, demandó la Federación Noruega de Fútbol en ese congreso donde se confirmó el nombre de Arabia Saudí como sede del Mundial 2034. También lo recordaron asociaciones y alguna que otra ONG, que aseguraron que las vidas de las personas que colaborarán y trabajarán en las construcciones y remodelaciones "están en peligro", según recopiló AFP. Sin embargo, Riad está empezando a encontrar aliados que le defiendan en este asunto, como la Federación Inglesa de Fútbol (FA), que aseguró que los ciudadanos LGBT "estarán seguros y serán bienvenidos", algo que también se ha puesto en duda.
Otro aspecto a tener en cuenta son las infraestructuras, clave para el buen desarrollo y funcionamiento de un evento de gran envergadura, como lo es un Mundial de fútbol. Arabia Saudí ha presentado 15 estadios diferentes -algunos parecen sacados de películas de ciencia ficción- para albergar todos los juegos que se disputen en su Mundial. Únicamente ocho de ellos están terminados y en funcionamiento. El resto se están construyendo o ni siquiera se han cimentado, situación que sucedió también en Qatar, cuando el país tuvo que acelerar las obras porque no iban a llegar a estar terminadas para su Mundial. Aunque a su favor hay que decir que falta una década para que los combinados nacionales aterricen en Arabia Saudí, por lo que es tiempo suficiente para completarlos. El país es consciente de que mostrar unos estadios y unas infraestructuras futuristas -como es NEOM, un recinto edificado sobre un acantilado con hologramas y luces destellantes- es una de las mejores herramientas de marketing con las que cuenta para afirmar que su Mundial será "un torneo único en la vida".
Por último hay que hablar de las temperaturas. En Qatar, la FIFA se vio obligada a trasladar un torneo que, tradicionalmente, se disputa entre junio y julio a noviembre y diciembre, porque no había quien paseara o futbolista que saliera al terreno de juego por el calor, alterando el calendario futbolístico por completo. Esto mismo sucederá en Arabia Saudí en 2034, ya que dispone de unas características atmosféricas similares que su vecino.