Keir Starmer es el nuevo nombre de la política británica. El líder del Partido Laborista se erigió como claro vencedor de las elecciones de este jueves, cortando la hegemonía conservadora tras 14 años. 

Oriundo de Southwark, Inglaterra, escaló a lo más alto de la política nacional a los 61 años. El segundo de cuatro niños, repite que creció en una familia trabajadora. El dinero no sobraba. Su padre era, además, de fabricante de herramientas,  simpatizante del Partido Laborista.  Su madre, enfermera.

Abogado de formación, militó las ideas del trotskismo durante su etapa universitaria. Antes de ser nombrado fiscal general en 2008, defendió pro bono a condenados a muerte en países caribeños y fue asesor de Derechos Humanos de la Policía en Irlanda del Norte.  

Starmer ingresó en la política inusualmente tarde: a los 51 años, según cuenta convencido por un vecino y amigo. "Tenía la sensación de que para arreglar los problemas había que tirar de palancas que sólo los políticos podían hacer", explicaría luego a su biógrafo en palabras recogidas por The Telegraph. A los 52 ocupó su primer cargo electo al ser elegido al Parlamento en 2015.

Tras el referéndum por el Brexit que dio victoria al leave, llegó a pedir una segunda cita a las urnas para revertir el resultado. La posterior derrota de su partido en 2019 sirvió para que reemplazara al hasta entonces líder Jeremy Corbyn, con quien escaló peldaños dentro del partido.   

Desde que tomó las riendas de la formación laborista en 2020, Starmer habría girado la formación hacia el centro. Un viraje que, de acuerdo con los analistas, sumado al desgaste del Partido Conservador y a la errática campaña del premier saliente, fue clave en la victoria electoral.

"He cambiado el Partido Laborista. Si deposita su confianza en mí votando laborista, cambiaré el país".Keir Starmer durante la campaña electoral.

Asimismo, lejos de promover un programa definido, su gran promesa fue un retorno a la normalidad. Como parte de su transformación del partido, sus allegados señalan que removió a la izquierda radical y los antisemitas. Uno de los expulsados fue el propio Corbyn, que estas elecciones volvió a ganar su escaño como independiente. 

'General Indecisión' y 'Señor Cautela'

Una de las críticas más frecuentes es su aparente falta de carisma, que lució sobre todo en los debates. Los conservadores lo acusan de falta de iniciativa, cuando primer ministro, Boris Johnson lo llamaba "Capitán Retrospectiva", aludiendo a que era "oportunista y reactivo", según explica el profesor de la Nottingham Trent University, Christopher Pich. "Su marca, según Johnson, es proponer alternativas sólo después de los hechos."

Luego fue rebautizado como "General Indecisión". En esa sintonía Rishi Sunak lo llamaría luego "Hombre Inacción", además de "Sir Blando" -haciendo alusión a su título de caballero, que Starmer prefiere se evite al nombrarlo-.

Sin embargo, el propio Starmer podría haber sacado rédito de estos ataques. De acuerdo con Pich, en primer lugar, porque su papel en la oposición consistía menos en proponer y más en analizar y criticar. En segundo lugar, porque la imagen de hombre aburrido puede haber servido de contraste con el partido gobernante -sobre todo en comparación con el Partygate-. El propio político cifró este cambio de estilo en una frase-promesa: "Hacer bien las cosas aburridas". 

Fanático del Arsenal, vive hace más de 20 años en Holborn and St Pancra, en Londres. En las elecciones de esta semana volvió a ganar el escaño en esta circunspección parlamentaria, pero pronto tendrá que abandonarla. Su nuevo destino, el de su mujer, Victoria Alexander y sus dos hijos: el 10 de Downing Street.