¿Qué impacto tendrá en la economía de EEUU los aranceles de Trump a China, Canadá y México?
El presidente electo Trump prometió durante su campaña reducir la inflación heredada por la gestión de Joe Biden. ¿Los aranceles lo ayudarán o perjudicarán en su esfuerzo?
Los aranceles a los productos provenientes de China, Canadá y México son, posiblemente, la propuesta económica más controvertida del presidente electo Donald Trump, quien ganó las elecciones prometiendo bajar los precios de los alimentos y productos de primera necesidad de los ciudadanos estadounidenses.
Durante la campaña, Trump repitió un mantra: reducción de impuestos y aranceles para bajar la inflación heredada por la gestión de Joe Biden y proteger la industria manufacturera, que ha decaído notablemente sobre todo en la generación de empleos.
El presidente electo ha señalado en repetidas ocasiones que los aranceles no solo protegerían a las empresas que operan en territorio estadounidense frente a la competencia extranjera, sino que también funcionarían como un incentivo para que las compañías con producción en el extranjero trasladen sus operaciones al país y así eviten los costos asociados a las importaciones. Sin embargo, expertos económicos cuestionan esta perspectiva, argumentando que, en realidad, quienes terminan asumiendo el impacto de los impuestos a las importaciones no son las empresas exportadoras, sino los consumidores estadounidenses.
En ese sentido, el diario Wall Street Journal dedicó una fuerte crítica al plan de aranceles del presidente, detallando que sus amenazas arancelarias, de ser cumplidas, generarían un aumento de precios de los estadounidenses tanto para el sector alimenticio como para el tecnológico.
“Las empresas que dependen de las importaciones -especialmente los fabricantes de automóviles- podrían enfrentarse a costes significativamente más elevados que luego repercutirían en los consumidores. Los agricultores y otros exportadores podrían enfrentarse a aranceles de represalia”, se lee en las páginas del WSJ. “La promesa de Trump de imponer aranceles del 25% a Canadá y México y un 10% adicional a las importaciones chinas en el primer día de su presidencia podría conducir a precios más altos, justo cuando el país parece estar dando un giro a la inflación”.
Según el análisis, basándose en las últimas amenazas arancelarias de Trump, los economistas del Laboratorio de Presupuestos de Yale revisaron sus estimaciones de cómo estas podrían afectar a la economía.
Según los expertos, los aranceles del 25% sobre Canadá y México y el 10% añadidos a los aranceles existentes sobre China, asumiendo que estos tres países responderán a EEUU imponiendo aranceles de represalia, elevarían los precios al consumidor de EEUU en un 0.75% el próximo año, un número que por supuesto afectaría el consumo y, por ende, el crecimiento económico del país.
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El Laboratorio de Presupuestos también afirmó que esa estimación se reduce al 0.65% si los hogares estadounidenses sustituyen sus compras por productos nacionales u opciones importadas con aranceles más bajos, una situación que no repara la estimación que los aranceles podrían suponer una pérdida de poder adquisitivo de más de 1.000 dólares por hogar en dólares de 2023.
Además de los economistas de Yale, el Instituto Peterson de Economía Internacional, un centro de estudios de Washington D.C., calcula que los precios subirían un 1% si el presidente electo cumple su palabra de imponer duros aranceles a China, México y Canadá.
El instituto también calcula que en 2026 el PIB estadounidense sería un 0,6% inferior al que habría sido de otro modo, y que el empleo total en Estados Unidos tendría un impacto negativo del 1%.
A pesar de la crítica a Trump, el WSJ reconoce que, con la imposición de los aranceles, la economía genera perdedores y ganadores. Por ejemplo, las industrias nacionales que compiten con fabricantes extranjeros más baratos podrían, gracias a la propuesta de Trump, experimentar una mayor demanda de sus productos.
Además, el Gobierno federal, que muy pronto verá como Trump recortará los impuestos, obtendría ingresos adicionales gracias a los aranceles.
El problema es que no se sabe a ciencia cierta cómo reaccionarían los afectados por la política arancelaria. Por ejemplo, México, Canadá y China podrían declararle la guerra comercial a Estados Unidos, algo que podría generar eventualmente problemas económicos para el país. Las empresas extranjeras, a diferencia del pensamiento de Trump, podrían decidir no reubicar su producción en EEUU sino optar por la decisión de la empresa de calzado Steve Madden, que anunció que trasladaría la fabricación de China a países como Camboya y Vietnam si Trump implementa nuevos aranceles contra el gigante asiático.
En ese caso, las previsiones de Trump de que sus medidas generarán empleos de calidad no serían acertadas.
Kimberly Clausing, economista de la Facultad de Derecho de la UCLA, también cree que la imposición de aranceles no solo podría generar un aumento de los precios cuando se impongan, sino una leve suba en los meses previos debido a que las empresas podrían optar por hacer pedidos mayores de materia previniendo un ahorro de costes.
“Si yo fuera un aserradero, estaría haciendo grandes pedidos hoy. Esos pedidos adicionales harán subir los precios”, dijo Clausing.
Más allá de los análisis y previsiones, aún existe una posibilidad grande de que la retórica amenazante de Trump sea para generar acuerdos en materia de comercial, migratoria y sobre la crisis de tráfico de drogas que afectan al país.
El presidente, al fin y al cabo, dijo textualmente que unos aranceles de este calibre serían aplicados hasta que México, Canadá y China se comprometan a cooperar con Estados Unidos para, primero, frenar o aplicar la crisis del fentanilo y, segundo, detener la crisis de inmigrantes ilegales.