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Elizabeth Holmes, condenada a 11 años de prisión por el escándalo de Theranos

La fundadora de la empresa farmacéutica defraudó a miles de personas al asegurar haber inventado un dispositivo capaz de analizar la sangre con una sola gota.

Elizabeth Holmes, culpable

(Steve Jennings, TechCrunch/ Flickr)

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La empresaria Elizabeth Holmes fue condenada a once años y tres meses de prisión y otros tres meses de libertad vigilada por el escándalo de Theranos. El juez de California Edward Dávila dictaminó sentencia contra ella siete años después de que se descubriese el fraude que perpetró la CEO de la empresa farmacéutica situada en Silicon Valley.

La sentencia también obliga a Holmes, de 38 años, a afrontar una multa de entre 100 y 400 dólares por cada cargo de fraude realizado. La pena, sin embargo, podía haber sido mucho mayor: los abogados en defensa del Gobierno solicitaban 15 años de prisión con libertad condicional y 250.000 dólares de restitución. El equipo de defensa, por el contrario, pedía únicamente 18 meses de cárcel y libertad condicional con servicios comunitarios.

Durante su alegato, Holmes se mostró arrepentida y, entre lágrimas, pidió perdón por sus actos tanto a los empleados como a los inversores y los antiguos pacientes de Theranos:

Hay tantas cosas que quiero decir. Estoy desolada por mis fallos. Todos los días durante los últimos años he sentido un profundo dolor por lo que la gente pasó porque les fallé. Lo siento mucho, mucho.

El auge de Theranos

La historia de Theranos comienza en 2003. Ese año, una joven Elizabeth Holmes fundaba una compañía que, durante su mejor momento, alcanzó una valoración de 9.000 millones de dólares. Ella admiraba a Steve Jobs y quería seguir sus pasos desde bien pequeña. Por eso, la joven consiguió entrar en la Universidad de Stanford. Pero, al igual que el creador de Apple, su estancia en la universidad duró poco. Su miedo a las agujas le dio una idea: crear un dispositivo con la capacidad de analizar la sangre extrayendo una única gota. De esta forma, un único pinchazo (similar al que obtenían los diabéticos para medir el azúcar en el cuerpo) permitía obtener un análisis de sangre completo. Uno que, además, podía hacerse cada paciente desde su casa.

Le enseñó su invento a uno de sus profesores de Stanford, Channing Roberson, y él la animó a continuar con el proyecto. Tras esto, Holmes dejó Stanford y consiguió el apoyo financiero de sus padres para fundar Theranos. Tenía solo 19 años.

Ese mismo año, Elizabeth Holmes era nombrada CEO de la compañía. Había logrado su sueño: ser un ejemplo a seguir para las mujeres de Silicon Valley y ser comparada con Steve Jobs, al que emulaba al ir siempre vestida de negro. Además, consiguió llamar la atención de grandes empresarios como Rupert Murdoch, Henry Kissinger o Betsy DeVos, que invirtieron 125 millones de dólares, 3 millones y 100 millones, respectivamente.

Comienzan los problemas

Sin embargo, su invento no funcionaba y, tres años más tarde, en 2006, empezó el fraude por el que ahora se la condena. Las empresas farmacéuticas, cansadas de las promesas de Holmes, solicitaban una demostración del dispositivo para ver si realmente era efectivo. La CEO, desesperada por obtener la financiación que necesitaba, decidió falsificar una prueba para que Edison, nombre que recibió el dispositivo, funcionase durante una reunión con Novartis.

A partir de ese momento, Theranos se convirtió en sinónimo de secretismo: todo aquel que entraba en la compañía debía firmar un documento de confidencialidad y ni un solo empleado tenía permiso para hablar de su trabajo, ni siquiera con otros compañeros de la empresa de otros departamentos.

En 2009 el dispositivo seguía sin funcionar y los análisis de sangre, al no ser fiables, suponían un riesgo para los pacientes que usaban el Edison. Ese mismo año, la compañía afrontó un gran cambio: el novio de Holmes, Ramesh Sunny Balwani, entró en Theranos como director de operaciones. Un cargo en el que se mantuvo hasta el cierre de la compañía en 2018.

Año clave: 2016

2016 supuso el principio del fin para Theranos. Tyler Schultz, nieto del ex secretario de Estado, George Schultz, contaba todo lo que ocurría en Theranos. Él había trabajado tres años en el laboratorio de la compañía y decidió denunciar todo lo que ocurría en la empresa a The Wall Street Journal.

Las consecuencias de lo que Tyler Schultz destapó no tardaron en llegar y pronto la agencia federal del Departamento de Salud y Servicios Sociales (CMS) visitó las instalaciones. La conclusión a la que llegó era contundente: Theranos debía cesar su actividad de inmediato.

Dos años más tarde, la empresa cerró sus puertas y comenzaron a acumularse los problemas legales para Elizabeth Holmes y Sunny que se enfrentaban a un total de once cargos penales, entre ellos fraude y conspiración. Todo el caso lo contó Hulu en una serie que estrenó en marzo de este mismo año, The Dropout.

En 2022, Theranos volvía a ocupar las portadas de los periódicos y no fue únicamente por la ficción. El jurado del Tribunal de San José hacía pública su deliberación en el caso de Elizabeth Holmes y la declaraba culpable por fraude electrónico y conspiración. Deberá cumplir 11 años y tres meses de prisión.

Balwani también fue declarado culpable de los mismos cargos. Su sentencia se hará pública el 7 de diciembre.

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