20 años después del 11-M: "Nada de lo que nos estaban contando era real"

El periodista español Luis del Pino recuerda en exclusiva para Voz Media las falsedades en la versión oficial de la mayor masacre terrorista de la historia en Europa.

A punto de conmemorarse el vigésimo aniversario de los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid, la mayor masacre terrorista en suelo europeo; Voz Media entrevista en exclusiva a Luis del Pino, uno de los pocos periodistas españoles que dio la voz de alarma sobre los fallos y lagunas en la investigación de unos atentados que, veinte años después, siguen buscando respuestas.

Mario Noya, director de Voz Media, conversa con Luis del Pino sobre lo que pasó durante ese día -y los meses y años posteriores- en la capital de España. Desde la explosión de cuatro convoyes de tren en cuatro estaciones ferroviarias causando la muerte de 193 personas e hiriendo y mutilando a cerca de 2.000 personas; hasta la posterior investigación policial y sentencia judicial en un camino plagado de irregularidades, mentiras e incógnitas. En palabras del propio Luis del Pino, uno de los mayores expertos en este atentado terrorista, "toda la versión oficial del 11-M es falsa y chapucera".

Conocidos como "el 11-S español", los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid causaron una enorme brecha en la sociedad y la política españolas. Tras la explosión de los trenes se produjo un hecho insólito: las sedes del Partido Popular (partido conservador que gobernaba España en ese momento) fueron rodeadas por turbas de ciudadanos al grito de "asesinos". Movidos por la extrema izquierda y la oposición liderada por el Partido Socialista, centenares de ciudadanos culpaban al Gobierno del momento de los atentados por la participación española en la guerra de Irak.

En este sentido, Luis del Pino reconoce ante los micrófonos de Voz Media que esta irresponsable actuación de la izquierda española ante los atentados fue uno de los motivos que le llevaron a interesarse por la investigación de los hechos.

La investigación de los atentados: chapuzas y pruebas falsas

Luis del Pino recuerda cómo fue descubriendo poco a poco lagunas e inexactitudes en la investigación de los atentados. Pocos meses después de la masacre, el auto del juez que instruía la causa señalaba que los presuntos terroristas del 11-M tenían sus teléfonos intervenidos desde antes del atentado. Un hecho que, pese a aparecer el el sumario, no fue reflejado por los medios de comunicación españoles hasta pasado el tiempo.

El periodista hace hincapié en una de las piedras angulares de la investigación: la mochila que apareció en una comisaría de Policía madrileña horas después de la masacre y que sirvió para fundamentar toda la investigación sobre los atentados. Se trata de una mochila-bomba que apareció misteriosamente sin detonar y cuyo contenido se filtró a la prensa internacional para que se hiciera eco de que, supuestamente, el material que tenía dentro era lo mismo que se había utilizado en los trenes que explotaron. Esta mochila se usó como prueba fundamental en la instrucción del caso ya que, sorprendentemente, el juez instructor ordenó apenas unas horas después de los atentados destruir todas las pruebas sobre el terreno, desde los restos de los trenes estallados hasta la ropa de las víctimas. "Nadie sabe de dónde salió esa bomba. No aparece en ningún acta de recogida de pruebas", recuerda Luis del Pino.

24 horas después de la masacre destruyeron los escenarios del crimen desguazando los trenes. Todo desapareció y se quemó en un vertedero. A la vez, aparece la mochila en la comisaría.

La prueba de la mochila es tan contradictoria que, como ejemplo, Luis del Pino recuerda que la bolsa que apareció en la comisaría de Policía estaba cargada de metralla mientras que, por el contrario, no apareció metralla en ni uno solo de los cuerpos de las víctimas de los atentados.

No son las únicas lagunas y contradicciones del caso. Luis del Pino recuerda que, sorprendentemente, los presuntos terroristas condenados por la masacre no sólo no reivindicaron el atentado (algo común entre los yihadistas, que se muestran orgullosos de sus actos) sino que veinte años después continúan defendiendo su inocencia. No sólo eso, con el tiempo se supo que algunos de los presuntos terroristas eran confidentes de la Policía española.

El investigador también narra el episodio de los terroristas suicidas de Leganés, un capítulo posterior al 11-M en el que, según la versión oficial, siete terroristas se inmolaron al verse rodeados por la Policía. Lo extraño, recuerda Del Pino, es que estos supuestos terroristas se hicieron estallar seis horas después de estar rodeados, permitiendo a las fuerzas de seguridad evacuar el edificio en el que estaban alojados y no causando más víctimas que las de los propios presuntos islamistas. A estos supuestos terroristas ni siquiera se les realizó la autopsia y, pese a que según la versión oficial sus cuerpos aparecieron destrozados, se encontraron junto a ellos varios ejemplares del Corán completamente intactos.

Del Pino recuerda en la entrevista con Voz Media las numerosas contradicciones en las que incurrió la versión oficial de los hechos que, una vez después del juicio, decidió dar carpetazo al caso y no reabrir ni una sola de las vías de investigación.

Toda la versión oficial del 11-M es falsa y chapucera. En la versión oficial no cuadra nada de nada.

¿Qué hay detrás de los atentados del 11-M?

Dentro de los posibles intereses que hay detrás de los atentados del 11-M, Luis del Pino señala varias líneas de investigación. Una de ellas es que todo apunta a que "quienes fabricaron la falsa versión oficial no tienen relación con quienes cometieron el atentado". En este sentido, el periodista considera que "quienes tapan la autoría real del 11-M son parte de las cloacas [estado profundo] de los servicios de inteligencia españoles".

Esta teoría surge por las idas y venidas que la investigación sobre los atentados tuvo en los primeros días. En un principio, se atribuyó la autoría de la masacre a la banda terrorista independentista ETA. Posteriormente, cuando todo apuntaba a ETA, aparecieron las pistas islámicas (como la polémica mochila) y se acusó al Gobierno conservador de mentir en una dinámica en la que colaboraron numerosos medios de comunicación y rostros populares españoles, que aprovecharon la coyuntura para pedir un cambio de Gobierno hacia la izquierda, algo que finalmente culminó en las elecciones del 14 de marzo, en las que el Partido Socialista llegó al poder comenzando a implementar las políticas que veinte años después han culminado con la presencia de los terroristas de ETA en las instituciones y la aprobación de leyes de amnistía a los terroristas en el Parlamento español.

Otras incógnitas, como el tipo de explosivo empleado; la posible presencia de mercenarios internacionales en Madrid; la falta de interés en reabrir la investigación sobre la masacre o la misteriosa frase del juez que presidió el tribunal: "La sociedad española no está preparada para saber qué pasó", son tratadas en profundidad en esta entrevista exclusiva que aquí puede ver en su totalidad.