'Sound of Freedom': una película que expone el absurdo sesgo político de los críticos

La producción de Eduardo Verástegui no solo arrasa en Estados Unidos, sino en Latinoamérica, donde avanza de forma imparable.

"Cuando recibes el llamado de Dios, no puedes dudar" - Bill Camp, como "Vampiro", en Sound of Freedom. 

La gran sorpresa cinéfila del año, Sound of Freedom, finalmente llegó a casi toda Latinoamérica confirmando lo que se viene reseñando sobre ella en la crítica: es una de las películas más emotivas del 2023.

También confirma algo no menos importante: los pocos críticos que la atacan desde diversos medios liberales —como The Washington Post, la revista Rolling StoneThe Guardian y Jezebeltienen un profundo sesgo político y una fobia intrínseca al cristianismo.

Sound of Freedom es una gran película

La producción de Eduardo Verástegui, lejos de llenarnos de propaganda de ultraderecha o teorías de conspiración como nos dicen algunos medios, se adentra en el profundo mundo del tráfico infantil para mostrar, de manera cruda, cómo funciona esta industria criminal que produce billones de dólares anuales mientras esclaviza y destruye familias de todo el mundo.

Es una película que, además, está muy bien lograda. Transmite emoción, te mantiene cautivo, empatizas con las historias reales de los personajes y terminas concientizándose sobre un problema real, muy presente en la sociedad, que merece una visibilidad masiva, algo que Sound of Freedom logró con un trabajo de marketing fantástico.

Hay muchos puntos para destacar de Sound of Freedom. Entre ellos, la banda sonora o la gran performance de Bill Camp, "Vampiro", quien nos dejó la mejor escena de la película cuando le explica al agente Tim Ballard (Jim Caviezel) cómo dejó el negocio de la droga tras intentar suicidarse para dedicarse a rescatar niños debajo de las sombras: "Cuando recibes el llamado de Dios, no puedes dudar".

Tampoco podemos olvidarnos del espléndido trabajo del mexicano Alejandro Gómez Monteverde, quien convirtió una película de $10.000.000 en una producción de altísima calidad que está en camino de alcanzar los $200.000.000. Un absoluto hit del cine independiente que está haciendo historia.

Pero los críticos woke la detestan

Sin embargo, Sound of Freedom no está siendo aclamada por todo el mundo.

Ciertamente, hay detalles, algunos no menores, que se le puede criticar a la película. Por ejemplo, el guion no sobresale; y algunos personajes hispanos tienen un español bastante sobreactuado y deficiente, un error de cast que le baja algunos puntos a la producción.

Pero la crítica woke, que desteta Sound of Freedom, no se enfoca en el nivel de la producción, el guion, la fotografía, la banda sonora o el desempeño de los actores. Muy por el contrario, se empeña en sobredimensionar o buscar una dudosa relación entre teorías —como QAnon— y una película que fue dirigida en 2018, mucho antes de que esas mismas teorías se hicieran populares en Internet.

Críticos que, desde una burbuja elitista en un Starbucks de New York, aleccionan a la audiencia sobre cine explicando obviedades como que una producción "basada en hechos reales" no significa que es completamente real.

De hecho, la audiencia no necesita de ningún crítico que le diga que Sound of Freedom no está basada completamente en la realidad, pues la propia Operation Underground Railroad, la organización sin ánimo de lucro de Ballard, explica que muchos detalles no sucedieron realmente cómo se muestra en la película. Algo que es muy común en este tipo de producciones o incluso en el cine de guerra.

Sin embargo, algo es indudablemente cierto: Ballard no es ningún personaje ficticio, de hecho, ha realizado muchas operaciones donde se han salvado decenas de niños y personas esclavizados en la industria de la trata de blancas.

Quizás no es un superhéroe de Marvel y, de hecho, no tuvo que asesinar un guerrillero con sus propias manos según su propia organización, pero no hay dudas de que es un hombre valiente que ha salvado a cientos de personas de la esclavitud sexual y colaboró con el encarcelamiento criminales desmontando organizaciones terribles. Si eso no es un héroe, entonces no sé qué lo sea.

Pero a los críticos no les molesta en realidad que Sound of Freedom tenga un poco de ficción en su historia. No. Les molesta otra cosa: su poderoso mensaje basado en la fe y en los valores cristianos.

Molesta que los personajes, reales, fueron motivados por el llamado de Dios. Que hayan arriesgado todo —sus trabajos, familias y vidas— porque estaban obrando por algo mucho más grandes que ellos mismos.

En el fondo, los críticos woke del Washington Post o Rolling Stone no solo están ideologizados políticamente, sino que son profundamente anticristianos y por ello no entienden el sentido de trascendencia que está impulsando de forma imparable a Sound of Freedom por todo nuestro hemisferio.