Se cumplen 42 años de la Guerra de Malvinas: una posible solución al conflicto

Argentina sigue reclamando la soberanía sobre las islas, mientras Gran Bretaña y los isleños no están dispuestos a ceder. El escritor argentino Ricardo Rojas explica su propuesta para poner fin a la disputa territorial.

El 2 de abril se cumplieron 42 años de la Guerra de Malvinas (Falklands War, en inglés), un conflicto armado que se desató luego de que el Gobierno argentino, encabezado por el dictador Leopoldo Fortunato Galtieri, decidiera invadir las islas.

La guerra, que duró 74 días, finalizó con la rendición argentina el 14 de junio. En total, murieron tres civiles isleños, 649 militares argentinos y 255 militares británicos.

El reclamo de soberanía argentino sobre las Islas Malvinas (Falkland Islands) continúa durante el Gobierno de Javier Milei. Si bien el presidente fue (y es) criticado por haber expresado su admiración por Margaret Thatcher, primera ministra británica durante la guerra, y Diana Mondino, la actual ministra de Relaciones Exteriores, también fue blanco de repudios por haber dicho que los derechos de los isleños deben ser respetados, lo cierto es que las autoridades argentinas siguen manteniendo el reclamo sobre las islas, una posición que el Gobierno sostiene no solamente debido a que se trata de un asunto sensible para los argentinos, sino también porque el padre de la vicepresidente Victoria Villarruel fue un veterano de la guerra.

Durante el acto en homenaje a los caídos de Malvinas a 42 años de la Guerra, Milei apuntó contra el kirchnerismo, que gobernó entre 2003 y 2023, exceptuando los cuatro años de presidencia de Mauricio Macri entre 2015 y 2019. “¿Es posible el reclamo de soberanía si la dirigencia de un país se dedica a menospreciar y a hostigar a sus Fuerzas Armadas? ¿Qué homenaje a los héroes de Malvinas puede ser sincero, si en simultáneo el Estado financia a grupos y organizaciones que no hacen otra cosa que desprestigiar a nuestras fuerzas? A los héroes de Malvinas y a nuestras Fuerzas Armadas les digo que ese tiempo se ha acabado. Ustedes son motivo de orgullo para nuestra nación y en esta nueva Argentina tendrán el respeto que les ha sido largamente negado”, expresó Milei.

Los reclamos de soberanía sobre las islas "constituyen una trampa política"

El escritor y exjuez argentino Ricardo Rojas considera que los reclamos de soberanía no son positivos para Argentina. 

“El problema de estos reclamos de soberanía es que constituyen una trampa política. Luego de una guerra absurda y del uso político que se le ha dado al asunto durante los últimos cuarenta años, ningún gobierno argentino (ni británico) está en condiciones de llevar adelante una negociación que signifique ceder la soberanía. Y como ello elimina toda posibilidad de acuerdo en estos términos, se ha convertido en un problema insoluble, que más bien es usado como bandera política, pero sin esperanzas razonables de solución”, expresó Rojas. 

El intelectual agregó que “la posibilidad de llegar a un acuerdo honorable y aceptable para ambos lados desapareció el día que se produjo una guerra con cientos de muertos. Por eso, los reclamos y las ceremonias, o bien ponerle el nombre de Malvinas a ciudades y escuelas, es algo simbólico pero con poco valor práctico”.

Respecto de los argumentos de Gran Bretaña para mantener la soberanía, Rojas señaló que los británicos “tienen un punto importante, y es la ocupación de las islas en forma permanente, con muchas generaciones de isleños nativos que reconocen al Gobierno británico desde hace casi dos siglos”. 

El escritor aclaró que “es bueno recordar que las islas no han tenido población aborigen, eran islas deshabitadas cuando fueron descubiertas, de modo que muchos de los argumentos vinculados con la ocupación por la fuerza y la descolonización, no son aplicables. Los procesos de descolonización que se produjeron en Asia y África, fundamentalmente en la segunda mitad del siglo XX, tenían por objeto reconocer los derechos políticos de los habitantes originarios frente a minorías que ocuparon territorios por la fuerza. Eso no es aplicable a Malvinas. De hecho, podría decirse que los primeros ocupantes de las islas fueron pescadores franceses, que venían del puerto de Saint Maló, y por ello denominaron Malouinas a las islas, que luego se transformó en Malvinas”. 

Rojas, a diferencia de muchas otras voces en Argentina, destaca la importancia de los deseos e intereses de los isleños en este conflicto. “Tras dos siglos de ocupación ininterrumpida, generación tras generación”, sostuvo, “creo que la opinión más importante no es ni la de los historiadores ni la de los cartógrafos, ni la de los abogados, sino la de los habitantes. Es verdad que esa opinión está sesgada porque son descendientes de los originarios ocupantes británicos, y desde el inicio mantuvieron su carácter de súbditos, pero han ocupado las islas durante casi dos siglos. Se invoca la previa ocupación española y del Gobierno argentino durante algunos años antes de que fueran tomadas por los ingleses. Pero a esa ocupación le precedieron ocupaciones británicas y francesas. De modo que no es un tema sencillo, y me parece que la voz más autorizada es la de los pobladores permanentes”.

Una posible solución para la disputa territorial

Si bien este conflicto parece ser un juego de suma cero, ergo que la solución pasaría por la soberanía sobre el territorio de una u otra parte, Rojas propuso una especie de tercera alternativa para, quizá, alcanzar un acuerdo que pueda satisfacer a todas las partes involucradas

“Hoy en día la soberanía está en discusión. Los británicos consideran a las islas dentro de su soberanía, los argentinos igual. De modo que en definitiva no hay soberanía establecida, está en disputa. Los habitantes de las islas están en una suerte de limbo, cuya única vinculación con el mundo se la da el hecho de ser reconocidos como súbditos británicos. En teoría también pueden ser ciudadanos argentinos, si decidieran solicitarlo, sacando un documento argentino. Pero no conozco a ningún habitante de las Islas que haya optado por eso”, dijo Rojas. 

La propuesta del intelectual para salir de este pantano consiste en “que ambos países acuerden suspender sus reclamos de soberanía al menos por un siglo. Ello incluiría no sólo no efectuar reclamos diplomáticos, en organismos internacionales, sino también apartar toda fuerza armada que pueda ser considerada como una amenaza de invasión a las islas. El acuerdo debería incluir una negociación comercial tripartita entre empresas argentinas, británicas y la Administración de las islas, para la explotación de petróleo, pesca, krill y otros recursos. También se podrían iniciar acuerdos para fomentar el turismo de cruceros desde Argentina hacia las islas, etc. Durante ese período el archipiélago (que debería incluir los demás en litigio: Georgias, Sandwich, Orcadas, etc.), tendría una administración local elegida por los habitantes permanentes. Dichos habitantes deberían tener la libertad de elegir su ciudadanía voluntariamente; podrían optar por ser británicos, argentinos, de algún otro país o de ninguno, en cuyo caso tendrían un pasaporte de Malvinas”, explicó. Y añadió: “Creo que antes de transcurrido el siglo, lo más probable es que ese esquema se convierta en permanente; las islas serían reconocidas como un país independiente, con fuertes lazos comerciales con Gran Bretaña y Argentina. Y probablemente los cinco mil habitantes de Malvinas se convertirían en millonarios”.

Sin embargo, esta propuesta es difícil de implementar, ya que tal como reconoció Rojas, “sólo se podría producir con la aceptación voluntaria de los dos gobiernos y de los isleños. De lo contrario, las disputas continuarían”. 

“Ese acuerdo formal debería ser avalado ante la comunidad internacional, de modo que cualquier país que lo violara enfrentaría severas sanciones. Quizá hace un siglo era inviable que las Islas Malvinas se organizaran como una comunidad independiente con bases consensuales y libres. Hoy es muy factible. De hecho, está en muchas mejores condiciones que otros rincones apartados del planeta que se sustentan por sus propios recursos y su propio trabajo”, concluyó Rojas.