Nuevo libro relata la caótica retirada de Afganistán desde adentro: "A través de la ventana se podían ver restos humanos dispersos"
El periodista Franklin Foer adelantó un fragmento de su nuevo trabajo: una crónica del proceso que marcó el fin a la guerra más larga de los Estados Unidos.
El último político: dentro de la Casa Blanca de Joe Biden y la lucha por el futuro de Estados Unidos, será publicado la semana entrante. El autor, Franklin Foer, redactor de The Atlantic y ex editor de The New Republic, realiza una crónica del antes y el después de la famosa retirada de Afganistán, la cual tuvo lugar el 30 de agosto de 2021. Según las encuestas, el evento sentenció la popularidad del presidente, que desde entonces no ha podido recuperarse.
El periodista adelantó una parte del escrito en The Atlantic, detallando el proceso entre que se tomó la decisión de la retirada, la retirada en sí y las consecuencias posteriores.
Como respuesta a los atentados del 11 de septiembre del 2001, Estados Unidos invadió el país de medio oriente el 7 de octubre de ese año. Casi veinte primaveras después, la Administración Trump había fechado la retirada para el 21 de mayo, siempre sujeta a que los talibanes cumplieran con las siguientes condiciones: participar en negociaciones políticas con el gobierno afgano, abstenerse de atacar a las tropas estadounidenses, y cortar lazos con grupos terroristas. Biden hizo pública su decisión el 14 de abril, desde el mismo lugar en donde George W. Bush anunció la invasión años atrás. Pateó unos meses lo establecido por su predecesor y estableció el 11 de septiembre como día de la retirada.
Esto provocó la reorganización de los talibanes, que no demoraron en tomar buena parte del país. "El presidente Joe Biden y sus asesores se encontraron mirando fijamente las consecuencias de sus decisiones", escribió Foer sobre los días previos a la retirada.
El autor también remarca la experiencia del hoy presidente en lo que son las relaciones internacionales, por lo que menciona una "fe arrogante en sí mismo" a la hora de tomar decisiones. "La diplomacia, en opinión de Biden, era similar a persuadir a un tío molesto para que dejara de beber tanto", escribió el autor. En el caso de Afganistán, la ejecución de la retirada había dividido a sus dos hombres clave en esta materia: Antony Blinken y Lloyd Austin. Mientras que el secretario de Estado compartía la visión del presidente, el secretario de Defensa no estaba muy de acuerdo. Este último, según recopiló el autor, obedeció como un soldado las órdenes que llegaron desde arriba.
Para Biden, había que salir como sea
En principio, la inteligencia norteamericana creía que los talibanes no podrían tomar Kabul, capital del país, hasta después de la ordenada retirada. Sin embargo, cuando se iba acercando la fecha, los informes comenzaron a cambiar. Por ejemplo, Frank McKenzie, jefe del Comando Central de Estados Unidos, advirtió en agosto del 2021 que la ciudad podría ser rodeada en unos 30 días, un colapso mucho más rápido de lo previsto anteriormente. "La terrible advertencia de McKenzie hizo extrañamente poco para alterar los planes", escribió Foer en su libro. La decisión era inamovible.
Con todo esto en la cabeza, los talibanes forzaron una retirada antes de tiempo de las fuerzas norteamericanas en el país. El resto es historia: muchos fallecidos debido a la toma de las ciudades, entre ellos quienes intentaron treparse a los aviones que despegaban en escenas de escape que parecían salidas de una película.
“Sólo después de que el avión despegó, la tripulación descubrió su lugar en la historia. Cuando el piloto no pudo retraer completamente el tren de aterrizaje, un miembro de la tripulación fue a investigar, mirando por una pequeña ventanilla. A través de la ventana se podían ver restos humanos dispersos", recopiló Boer. Sin embargo, la Casa Blanca logró rescatar unas 124.000 personas, lo que el autor consideró "el puente aéreo más exitoso de la historia".
La cobertura mediática no le gustó mucho al presidente. “Gran parte de los comentarios le parecieron demasiado acalorados. Le dijo a un asistente: 'O la prensa está perdiendo la cabeza o yo lo estoy'”, redactó.
"Nunca olvides ese nombre. Nunca olvides esa cara"
El momento más áspero para el presidente se dio días después, cuando se dirigió a una sala privada en donde lo esperaban los familiares de los soldados norteamericanos que habían fallecido en la retirada.
"Cuando Biden entró, estrechó la mano de Mark Schmitz, que había perdido a su hijo Jared, de 20 años. En su tristeza, Schmitz no podía decidir si quería sentarse en presencia del presidente. Según un informe del Washington Post , la noche anterior le había dicho a un oficial militar que no quería hablar con el hombre cuya incompetencia culpaba por la muerte de su hijo. Por la mañana cambió de opinión", relató Boer.
"Schmitz le dijo al Post que no pudo evitar mirar en dirección a Biden. Cuando Biden se acercó, le mostró una foto de Jared. ‘Nunca olvides ese nombre. Nunca olvides esa cara. Nunca olvides los nombres de los otros 12. Y tómate un tiempo para conocer sus historias’. ‘Conozco sus historias’, respondió Biden", finalizó.