Moldavia: El separatismo de Transnistria busca el amparo de Putin y se acerca a su objetivo de desestabilizar a Europa

Las nuevas discusiones en la región podrían incentivar a Rusia a ampliar su conflicto en busca de una expansión adicional.

Líderes políticos prorrusos de la región separatista de Transnistria solicitaron la intervención del presidente ruso Vladimir Putin, alegando enfrentar una creciente presión por parte del Gobierno moldavo.

Este miércoles, miembros del Congreso de la región separatista le pidieron a Moscú que salvaguarde los intereses de Transnistria. "[Resolvimos] apelar al Consejo de la Federación y a la Duma Estatal de la Federación Rusa, solicitando medidas para proteger Transnistria en medio de la creciente presión de Moldavia", indica la resolución que también le pide a la comunidad internacional que ejerza presión sobre Chisinau.

Aunque la resolución presentada no aboga directamente por la integración de Transnistria en Rusia como algunos políticos afirmaron incialmente, sí resalta la presencia significativa de más de "220.000 ciudadanos rusos" en la región y subraya la importancia de su protección.

¿Qué ocurrió entre Transnistria y Moldavia?

Después de la desintegración de la Unión Soviética, Moldavia proclamó su independencia, pero Transnistria optó por no unirse a esta declaración. Poco después, estalló un conflicto armado entre las fuerzas de ambas regiones, y desde entonces, Transnistria ha persistido como una entidad independiente.

En 2006, la región llevó a cabo un referéndum no reconocido internacionalmente en el cual una mayoría de votantes locales respaldó la adhesión a la Federación de Rusia. A pesar de este apoyo, Moscú había decidido abstenerse de llevar a cabo una anexión formal. Sin embargo, las nuevas discusiones podrían alentar a Rusia a expandir su guerra para reunir a las antiguas tierras del imperio ruso.

Nuevas complicaciones entre las regiones

Desde el inicio de la guerra entre Rusia y Ucrania, la economía de Transnistria ha sufrido notables repercusiones. La frontera entre Ucrania y Transnistria fue cerrada al principio del conflicto, lo que resultó en una disminución sustancial de aproximadamente del 25% del comercio del enclave.

La guerra también motivó a Moldavia a buscar activamente la adhesión a la Unión Europea (UE), llevando a la concesión del estatus de candidato y la aprobación de negociaciones de adhesión por parte de la organización internacional. Desde entonces, la presidenta de Moldavia, Maia Sandu, ha asegurado que está dispuesta a unirse a la UE sin Transnistria, pero la reunificación podría acelerar el proceso, lo que ha provocado acusaciones por parte de Transnistria.

Sin embargo, las tensiones se intensificaron el 1 de enero de 2024, cuando Moldavia implementó nuevos aranceles aduaneros que afectan las importaciones y exportaciones desde Transnistria. En respuesta, los separatistas acusan a Moldavia de intentar asfixiarlos económicamente.

"Moldavia tradicionalmente utiliza las dificultades globales para invadir Transnistria", expresó el presidente de la autoproclamada república, Vadim Krasnoselsky, durante su discurso ante el Congreso. Sin embargo, Moldavia ha refutado reiteradamente cualquier alegación de presión sobre Transnistria, acusando en cambio a Rusia de desestabilizar la situación en el país a través de sus acciones en la región separatista.

El Gobierno "rechaza las declaraciones propagandísticas de Tiraspol y recuerda que la región de Transnistria se beneficia de las políticas de paz, seguridad e integración económica con la Unión Europea, que son beneficiosas para todos los ciudadanos", indicó Moldavia en un comunicado.

Rusia considerará la solicitud de Transnistria

Vladimir Putin ha sugerido que ve a Transnistria y Moldavia como parte integral de su concepto de "Russkiy Mir" (Mundo Ruso). Además, ya ha violado el derecho internacional al anexar varias regiones de Ucrania durante la guerra, por lo que podría volver a hacerlo para buscar una expansión adicional.

Hace apenas dos semanas, su ministro de Asuntos Exteriores, Sergei Lavrov, pronunció un severo discurso en la Duma rusa, afirmando: “Todavía tenemos 200.000 ciudadanos viviendo allí. Y, por supuesto, nos preocupa su suerte y no permitiremos que se conviertan en víctimas de otra aventura occidental”.

Moscú ya mantiene una presencia militar de aproximadamente 1.500 efectivos en la región separatista, y aunque esta cifra podría no ser suficiente aún para una invasión en Moldavia, crece la preocupación de que Putin pueda abrir un nuevo frente.