Los progresistas están en crisis por la aplastante victoria de Trump en Iowa

La élite del periodismo de izquierda ha llegado al extremo de afirmar que los votantes republicanos quieren un gobierno fascista.

Empezaron las primarias y Donald Trump logró un triunfo rotundo en Iowa, el expresidente obtuvo el 51% de los votos. El resultado ha desatado una especie de crisis entre los progresistas, que tildan a Trump de fascista y que no logran entender cómo el candidato que ellos consideran de "extrema derecha", y quien tiene varias investigaciones en su contra, consigue un apoyo tan contundente de los votantes republicanos.

La preocupación de los progresistas ha aumentado en los últimos meses ya que no logran entender por qué a más acusaciones, se incrementa el apoyo a Trump. ¡Y las cifras se engrosan además con votos hispanos y de la comunidad afrodescendiente!

¿Los votantes de Trump son fascistas?

Es por eso que la naturaleza de los ataques a Trump ha cambiado. Antes se trataba de un montón de insultos y en su mayoría mentiras sobre el expresidente, ahora se trata de insultos a los votantes. Estas figuras del periodismo progresista no tienen ningún reparo en afirmar que los votantes de Trump quieren un gobierno fascista y que lo siguen apoyando porque son racistas y sienten que el país le pertenece solo a los "blancos cristianos".

Curiosamente la elite progresista que cuestiona a los votantes de Trump parece no estar muy al tanto de la inflación o de la criminalidad que agobia cada día a la clase trabajadora. Tal vez sus abultados salarios y su vida de estrellas e intelectuales no les permite entender que millones de personas viven momentos difíciles en materia económica y que, muy lejos de las elevadas ideologías falsas de superioridad, en lo  que piensan todos los días es en cómo dar una mejor vida a sus familias.

El tiempo de ocio y la comodidad económica le da a la élite la oportunidad de pensar en asuntos que la clase media y baja ni siquiera tiene tiempo para considerar. El trabajador de Iowa que se levanta cada mañana temprano para intentar dar a su familia una mejor vida, no está pensando en que tiene más derechos en este país que alguien negro y por eso va a votar por Trump. Esas ideas solo se le ocurren a las estrellas del periodismo liberal, que no viven la crisis económica y que por lo tanto tienen que elaborar extrañas hipótesis -producto de todo el adoctrinamiento que hay en sus cabezas- para explicar el voto a Trump.

No hay un crecimiento de las ideas fascistas en Estados Unidos, lo que hay es un montón de gente que extraña la prosperidad y la seguridad que había en el periodo de Trump. Es por eso que el apoyo al expresidente sube incluso entre hispanos.

El lunes en la noche, tras conocerse la rápida y contundente victoria de Trump, la periodista de MSNBC, Rachel Maddow, llegó al punto de afirmar que la gente que vota republicano porque quiere una forma de gobierno fascista. "Si estamos preocupados por el aumento del autoritarismo en este país, estamos preocupados por el potencial aumento del fascismo en este país, nos preocupa que nuestra democracia caiga en una forma de gobierno autoritaria y potencialmente fascista. El líder que intenta hacer eso es parte de esa ecuación, pero la gente quiere eso".

Luego, su ataque se dirigió a los votantes, que son fascistas, según cree la periodista: "Hay un movimiento autoritario dentro de la política republicana que no está siendo engañado por Trump. Están presionando a Trump para que se vuelva cada vez más extremo porque entre más cosas extremas dice, más se adhieren a él. Y esto proviene de una proporción muy grande de la derecha estadounidense"

"En Iowa votan a Trump porque son blancos y cristianos"

Mientras tanto, Joy Reid, también en MSNBC, se quejó por la cantidad de cristianos blancos que viven en Iowa y presentó el asunto como un problema. "Este es un estado que está sobrerrepresentado por cristianos blancos". Explicó que cerca del 61% de la población de Iowa son blancos cristianos, "particularmente hablamos de cristianos evangélicos".

"Se ven a sí mismos como los herederos legítimos de este país, y Trump ha prometido devolvérselo", afirmó. Para luego explicar, muy preocupada, que la raza y la religión de los votantes es la razón por la que los asuntos que a ella le preocupan, como la "elegibilidad de Trump", no tienen ningún efecto en quienes siguen apoyando a Trump. "Nada de eso importa cuando crees que Dios te ha dado este país (...) Y que todo aquel que no sea un cristiano conservador blanco es un estadounidense fraudulento", afirmó.

Las crisis de nervios y los ataques de esta élite progresista son cada vez más preocupantes, explicar el amplio y contundente voto a Trump tildando de racistas y fascistas a quienes lo apoyan, es por lo menos una tontería completamente alejada de la realidad, es increíble ver que este tipo de ataques a millones de votantes se han normalizado en grandes medios de comunicación.

También es preocupante que los ataques ya no van dirigidos principalmente a Trump, sino a los americanos, y que no se trata de una diferencia en cómo  entendemos el país o en el modelo económico que queremos, sino que los dardos de esta élite progresista buscan destruir moralmente a quienes piensan diferente. La discusión ya no es sobre si alguien está equivocado o no, sino sobre que esa persona es fascista y odia a las minorías.

La gente suele soportar mucho mejor que lo tilden de estar equivocado a que lo juzguen como mala persona, y la izquierda lo sabe. Por eso no acusan a la gente de estar equivocada sino de ser racista y fascista. Afortunadamente, su ataque ha sido tan feroz y falto de argumentos, que a muchos ya ni siquiera les importa las etiquetas que esa élite progresista les ponga. Y, fundamentalmente, el asunto se trata de la calidad de vida de cada persona, los periodistas y prestigiosos analistas de la izquierda pueden elaborar sus locas teorías sociológicas, pero, la realidad de una economía cada vez más difícil, estalla cada día en la cara del americano de a pie.