La hora de la verdad para Brasil

Las encuestas dan una ligera ventaja a Lula frente al presidente Bolsonaro, que sin embargo vio en las últimas semanas crecer notablemente sus opciones de ser reelegido.

Jair Bolsonaro o Lula da Silva. Brasil elige el 30 de octubre quién regirá su futuro los cuatro próximos años. El actual presidente, que confía su reelección a los buenos indicadores económicos y a gestos hacia los más desfavorecidos, o el expresidente, que centró su campaña en los muertos durante la pandemia de Covid en el país y prometer un gobierno "para los pobres" y que defienda los derechos sociales.  Con ambos candidatos rozando el empate técnico según las encuestas, todo puede pasar.

Según el último sondeo de Datafolha, Lula llega a la cita con un 49% de intención de voto, frente al 45% de su rival. Bolsonaro ha protagonizado una gran remontada desde las primeras encuestas, que le otorgaban apenas del 38% de las papeletas, y auguraban a Lula una cómoda victoria con estimaciones en torno al 60%.

Empate técnico

Este rally electoral ha marcado la campaña de la segunda vuelta, repleta de descalificaciones, acusaciones y, directamente, insultos personales entre ambos aspirantes. El presidente ha centrado su mensaje, además en recordar el paso por la cárcel de Lula por el caso Petrobras, a destacar los logros económicos obtenidos por su Gobierno durante la legislatura, a pesar de haber sufrido la crisis de la pandemia: Aumento del PIB por encima de las previsiones del FMI (el 2,8%), reducción del paro (8,9%) y récord de trabajadores en activo (más de 100 millones) y la reducción de la inflación (7,2%).

Unas mejoras que ha conseguido trasladar a la población más desfavorecida aumentando un 50% el Auxilio Brasil, una paga mensual para los pobres. Hasta ahora, era una de las mayores frustraciones de su equipo, la falta de percepción de las mejoras en los datos macroeconómicos en el día a día. Con un giro radical frente a su mensaje, el presidente consiguió desbloquear 7.500 millones de dólares para poder acometer esta iniciativa y, de paso, dar ayudas a camioneros y taxistas.

Reducción de la delincuencia

También ha sacado pecho por la reducción de la delincuencia durante los cuatro años que lleva en el poder, en especial en lo que va de 2022. Todo ello, trufado de acusaciones de corrupción a Lula, al que se refiere como "ladrón", "amigo de dictadores" e incluso le calificó de impotente sexual tras no presentarse a un debate televisado.

Lula, campaña beligerante

En el campo contrario, Lula ha utilizado un tono incluso más beligerante. De hecho, el Tribunal Superior Electoral de Brasil prohibió la emisión de dos vídeos electorales de su campaña. En el primero acusaba a Bolsonaro de Caníbal, al presentar fuera de contexto una vieja entrevista del presidente, mientras que en el segundo le acusaba de pederasta por una expresión suya refiriéndose a unas prostitutas venezolanas de 14 años.

En su campaña ha hecho hincapié en los derechos de las minorías, de la comunidad LGTBI y, sobre todo, en una gestión con los pobre en el centro.