Ganar las elecciones, una cuestión de fe
Un estudio de la Universidad Cristiana de Arizona concluye que más de 100 millones de creyentes se plantean no acudir a las urnas en noviembre.
La victoria en las próximas elecciones presidenciales de noviembre se plantea este año, más que nunca, como una cuestión de fe. Más de cien millones de "personas de fe" se plantean no acudir a las urnas el martes 5 de Noviembre, lo que convierte su movilización, a menos de un mes para el día clave, en una cuestión prioritaria para las campañas de Donald Trump -a priori el más perjudicado- y Kamala Harris.
Así lo indica un estudio realizado por el Centro de Investigación Cultural de la Universidad Cristiana de Arizona, dirigido por el Dr. George Barna. La encuesta también concluye que el entusiasmo electoral es notablemente inferior al que existía ante las elecciones de los últimos años, con un pronóstico de participación mucho más bajo: en estos momentos, se prevé que el 51% acuda a las urnas, frente a la participación de cerca del 54% en 2012 (Obama-Romney); el 55% en 2016 (Trump-Clinton); y el 61% en 2020 (Trump-Biden).
Desinterés por política, descontento con los candidatos y temor a que se alteren los resultados
Según sus datos, más de 104 millones de creyentes, 32 millones de ellos cristianos que van a la Iglesia regularmente, no votarían en las próximas elecciones si se celebraran hoy. Los principales motivos son el desinterés por la política y el descontento con los candidatos de los dos partidos mayoritarios, Donald Trump y Kamala Harris, sumado a "la expectativa generalizada de que los resultados de las elecciones serán manipulados por actividades ilegales entre bastidores y por el voto de inmigrantes ilegales".
La encuesta califica como "creyentes" o "personas de fe" a "alguien que se describe a sí mismo como 'una persona de fe religiosa' o como alguien que se asocia a alguna fe religiosa reconocida (como el cristianismo, el judaísmo, el mormonismo, el islam, etc.). Según el estudio, "el 79% de los estadounidenses se califican como personas de fe. En total, el 66% de los estadounidenses de 18 años o más se identificaron como cristianos, constituyendo así más de cuatro de cada cinco adultos (83%) que se ven a sí mismos como una persona de fe".
En estos momentos, la encuesta del Dr. Barna indica que, entre los creyentes, "sólo la mitad (51%) indicó que probablemente votaría. Si las estadísticas de la encuesta se proyectan sobre la base de las estimaciones de la población nacional, basadas en una población estadounidense en edad de votar de 268 millones según el censo y unos 212 millones de adultos calificados como 'personas de fe', el 49% que probablemente no votará en noviembre representa unos 104 millones de no votantes elegibles en el segmento de personas de fe".
Unos 65 millones de cristianos se plantean no votar en noviembre
Además, el informe también señala la intención de voto de cada confesión cristiana: "Entre ellos se encuentran las personas que se definen por sus creencias sobre el pecado y la salvación como cristianos renacidos (de los que se espera que 41 millones no voten); los cristianos autoidentificados que asisten regularmente a los servicios religiosos (de los que se espera que 32 millones no voten); y los adultos en edad de votar que asisten regularmente a una iglesia evangélica (de los que se espera que 14 millones no voten). La investigación también indicó que 46 millones de adultos que asisten a iglesias protestantes y 19 millones que asisten a iglesias católicas probablemente no votarán".
Las causas de esta desafección política son variadas: "La razón más común, ofrecida por dos tercios de los no votantes (68%), fue la falta de interés por la política y las elecciones. Otras razones comunes son que no les gustan los principales candidatos (57%), que ninguno de los candidatos refleja sus puntos de vista más importantes (55%) y que creen que su voto no cambiará nada (52%). La mitad de los no votantes afirman que evitarán votar porque las elecciones se han vuelto demasiado controvertidas para su gusto (50%)". Además, "casi la mitad de los no votantes (48%) se mostraron disuadidos por la creencia de que el resultado de las elecciones estará amañado, o por no saber lo suficiente sobre los candidatos para elegir uno (48%)", apuntó Barna.
Un voto clave para elegir el nuevo presidente
Como apunta Barna, la movilización del número de fieles que no acudirá a las urnas puede provocar un tsunami electoral y decidir al próximo inquilino de la Casa Blanca. Sobre todo si se tiene en cuenta que, en las últimas elecciones, la diferencia entre Joe Biden y Trump fue de sólo 7 millones de votos, frente a los 104 en juego hoy:
"Pero incluso esa cifra es engañosa. Los resultados de la votación que cuentan la verdadera historia son los márgenes de victoria en los estados indecisos. En 2020, los márgenes de victoria combinados fueron de 587.000 votos aproximadamente en nueve estados disputados. Acumulados, representaron alrededor de una quinta parte de los votos del Colegio Electoral: 104 de los 538 votos electorales. Sólo se necesitan 270 votos electorales para ganar la carrera, sin embargo, una diferencia media de sólo 60.000 votos en cada uno de esos estados determinó el ganador de casi el 40% del total de votos electorales necesarios para ganar."
La importancia del 5 de Noviembre para los cristianos
El director del estudió subrayó que, "en este contexto, los 32 millones de cristianos que se sientan en los bancos cada semana y que se niegan a votar cambian las reglas del juego. Para los pastores es una fruta al alcance de la mano cuando intentan motivar a esos feligreses para que cumplan con su deber cívico y honren a Dios mediante su influencia en las cosas que importan en nuestra cultura". Barna se mostró esperanzado en que más cristianos se animen con respecto a las elecciones en el último mes del ciclo;
"Si los líderes de la iglesia, los miembros de la familia y los amigos cercanos utilizan su influencia para conseguir que los votantes reticentes de sus iglesias voten el 5 de noviembre, el resultado de las elecciones se verá afectado de forma significativa. Qué gran manera tienen los creyentes y las iglesias de utilizar su plataforma, no sustituyendo su mandato espiritual por un énfasis político, sino enseñando a la gente a vivir una vida culturalmente comprometida basada en principios bíblicos. Eso, por supuesto, incluye votar. Y no se trata sólo de votar al próximo presidente, sino también de determinar quién ocupará muchos otros cargos federales, estatales y locales, y qué ocurrirá con numerosos referendos".
El propio Barna apunta como cierre del estudio que "en una sociedad en la que una inmensa mayoría de la gente quiere que su vida marque la diferencia, y millones de estadounidenses lamentan la falta de opciones para hacer que su vida cuente, qué gran oportunidad representa el 5 de noviembre."