Hospitalización de Lloyd Austin: el Pentágono aseguró que no hubo "malas intenciones" al no comunicar el estado de salud del funcionario
El secretario de Defensa fue hospitalizado en secreto el pasado 1 de enero y testificará ante el Congreso el jueves 29 de febrero.
Lloyd Austin fue hospitalizado en secreto el pasado 1 de enero y la situación levantó polémica en Washington una vez se conoció la noticia. Los republicanos y algunos demócratas argumentaron que la no comunicación fue una irresponsabilidad por parte del secretario de Defensa y su equipo, quienes se disculparon por no haber manejado la situación adecuadamente. Casi dos meses después, el Pentágono investigó la situación y sacó sus propias conclusiones.
Según se conoció días después del caso, el funcionario fue ingresado al Centro Médico Militar Nacional Walter Reed por una infección relacionada con un problema de vejiga que surgió de una cirugía de cáncer de próstata realizada en diciembre.
El Pentágono estudió la situación y reveló sus hallazgos el lunes mediante un informe de tres páginas, en el que aclararon que no encontraron "indicios de mala intención o un intento de ofuscar" del lado del funcionario.
A su vez, señalaron que el personal de Austin se vio "significativamente" limitado en tres aspectos distintos a la hora de informar la situación.
"En primer lugar, las leyes de privacidad médica prohibían a los proveedores médicos compartir información médica con el personal del Secretario. En segundo lugar, por razones de privacidad, su personal dudaba en husmear o compartir cualquier información que obtuviera. En tercer lugar, la situación médica del Secretario seguía siendo cambiante y, mientras permaneciera en la Unidad de Cuidados Críticos, no se podía garantizar una comunicación oportuna y segura", indica el informe.
La polémica con la internación Lloyd Austin
El pasado viernes 5 de enero, el Pentágono reveló que el secretario de Defensa había estado hospitalizado desde Año Nuevo, cuando comenzó a sentir un "dolor severo". Hasta aquí todo pareciera ser normal para una persona que no se siente bien de salud.
Sin embargo, el problema radica en que prácticamente nadie dentro del Gobierno Federal fue informado de la situación de Austin, ni siquiera el propio Joe Biden.
Durante su segundo día en el hospital, Austin transfirió sus tareas a la subsecretaria de Defensa, Kathleen Hicks, quien estaba de licencia en Puerto Rico. Sin embargo, ella se enteró de la realidad de su jefe dos días después. Tanto la Casa Blanca como el público en general supieron de la internación el 5 de enero.
El propio funcionario reconoció a través de un comunicado que debió gestionar mejor la comunicación de su ingreso, y asumió toda la responsabilidad de la decisión de ocultarlo incluso al presidente de la Administración.
"Comprendo la preocupación de los medios de comunicación por la transparencia y reconozco que podría haber hecho un mejor trabajo asegurándome de que el público estuviera debidamente informado. Me comprometo a hacerlo mejor. Pero es importante decirlo: se trataba de mi procedimiento médico y asumo toda la responsabilidad de mis decisiones sobre la divulgación", escribió el funcionario.
Esta previsto que Austin testifique frente al Congreso para explicar la situación el próximo 29 de febrero.