Hezbolá en América Latina: una amenaza silenciosa para la seguridad regional y de EEUU
Un documento detalla cómo el grupo terrorista respaldado por Irán ha diversificado sus operaciones en la región desde la década de 1990, combinando actividades de recaudación de fondos con intentos de establecer capacidades operativas para perpetrar ataques.

Terroristas de Hezbolá
Un informe reciente de Marzia Giambertoni, de RAND Corporation, una organización compuesta por un grupo de académicos expertos en análisis y formulación de políticas, pone de relieve una preocupación creciente pero poco abordada: la presencia evolutiva del grupo terrorista libanés Hezbolá en América Latina y sus implicaciones para la seguridad nacional de Estados Unidos y la estabilidad regional.
Titulado Las redes de Hezbolá en América Latina: posibles implicaciones para la política y la investigación en Estados Unidos, el documento detalla cómo esta organización chiíta radical, fundada en 1982 y respaldada principalmente por Irán, ha diversificado sus operaciones en la región desde la década de 1990, combinando actividades de recaudación de fondos con intentos de establecer capacidades operativas violentas.
Una red multifacética
Hezbolá, conocido por su triple rol como partido político, movimiento social y grupo terrorista, ha encontrado en América Latina un terreno fértil para expandir sus redes. Según el informe, su presencia está motivada principalmente por la necesidad de financiar sus actividades en el Levante mediterráneo en Medio Oriente, aunque también ha mostrado capacidad para atacar intereses israelíes y estadounidenses en la región. Entre las actividades ilícitas documentadas se encuentran el narcotráfico, el contrabando de armas y cigarrillos, la minería ilegal, el robo de identidad y el lavado de dinero, todas ellas realizadas con el apoyo de redes dentro de la diáspora libanesa.
Casos emblemáticos incluyen la detención en 2008 de Chekri Harb en Colombia, vinculado a una red de contrabando de cocaína que pagaba un impuesto del 12% a Hezbolá, y la operación de lavado de dinero de Ayman Joumaa, un ciudadano colombiano-libanés relacionado con el narcotráfico. Según el Departamento del Tesoro de Estados Unidos, realiza actividades ilícitas en América, Medio Oriente, Europa y África, y tiene vínculos con Hezbolá y el cártel mexicano de Los Zetas.
Joumaa movió cientos de millones de dólares a través de la venta de autos usados y el tráfico de drogas. Aunque Irán sigue siendo el principal patrocinador de Hezbolá, cubriendo entre el 70% y el 80% de sus finanzas, estas actividades criminales en América Latina representan una fuente suplementaria significativa.
Ataques históricos y amenazas actuales
La historia de Hezbolá en la región está marcada por ataques devastadores. En 1992, la organización perpetró un atentado contra la embajada de Israel en Buenos Aires, Argentina, dejando 29 muertos y más de 200 heridos. Dos años después, llevó a cabo un ataque terrorista contra la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) en la misma ciudad que mató a 85 personas, convirtiéndose en el atentado más letal en la historia del país sudamericano.
Más recientemente, en noviembre de 2023, autoridades brasileñas desmantelaron una célula de Hezbolá que planeaba ataques contra objetivos judíos, evidenciando que el grupo mantiene intenciones violentas.
El informe señala que, aunque Hezbolá parece haber reducido los ataques masivos como los de las décadas de 1980 y 1990, sigue realizando actividades de vigilancia y logística. En 2014, un operativo fue arrestado en Perú por explorar objetivos potenciales, y en 2016, Bolivia incautó toneladas de explosivos en un almacén vinculado al grupo terrorista. Estas acciones sugieren que Hezbolá busca mantener capacidades operativas latentes en la región, listas para activarse si las circunstancias lo requieren.
Centros operativos clave: el Área de la Triple Frontera y Venezuela
Dos zonas destacan como centros neurálgicos de las operaciones de Hezbolá en América Latina: el Área de la Triple Frontera (TBA, por sus siglas en inglés), ubicada entre Argentina, Brasil y Paraguay, y Venezuela. El TBA, con una numerosa población libanesa-musulmana y un entorno de control fronterizo laxo, ha sido un punto focal para actividades ilícitas y fue el lugar de planificación de los atentados de Buenos Aires en los años 90. Sin embargo, la falta de datos recientes dificulta evaluar su rol actual.
Por su parte, Venezuela se ha convertido en un bastión estratégico bajo los regímenes de Chávez y Maduro. El informe detalla cómo el Gobierno venezolano, aliado estrecho de Irán, ha facilitado las operaciones de Hezbolá, incluyendo el tráfico de drogas y el lavado de dinero, con figuras como el exdiputado Adel El Zabayar y el empresario Fawzi Kan’an, quienes están implicados en estas redes.
La isla de Margarita emerge como un posible centro de entrenamiento paramilitar, mientras que la aerolínea estatal Conviasa habría transportado operativos y materiales ilegales.

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El rol de Irán y la falta de atención
Irán desempeña un papel crucial en este entramado, utilizando tanto estrategias abiertas como encubiertas para expandir su influencia en la región. Desde la distribución de la biografía del líder supremo iraní Alí Jamenei hasta el canal de televisión HispanTV, Teherán busca promover su ideología y apoyar a Hezbolá. Sin embargo, el informe advierte que la atención pública y académica sobre estas actividades ha disminuido, dejando un vacío de conocimiento que dificulta respuestas efectivas.
En EEUU, la última audiencia pública del Congreso sobre Hezbolá en el Hemisferio Occidental data de 2015, y el informe más reciente del Servicio de Investigación del Congreso sobre terrorismo en América Latina es de 2016. Esta falta de análisis actualizado contrasta con la creciente volatilidad del grupo tras la muerte de su líder Hassan Nasrallah y su presunto sucesor Hashem Safieddine en ataques israelíes en 2024, lo que podría llevar a Hezbolá a intensificar sus operaciones globales, incluyendo en América Latina.

JNS
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JNS (Jewish News Syndicate)
Implicaciones y recomendaciones
Giambertoni subraya que este vacío informativo tiene consecuencias concretas: las agencias de seguridad luchan con evidencia desactualizada, las instituciones financieras carecen de tipologías para detectar nuevos esquemas de lavado, y los socios regionales operan con evaluaciones obsoletas. Ante las tensiones actuales en Oriente Medio, Hezbolá podría usar sus redes latinoamericanas como una herramienta de retaliación estratégica, explotando vulnerabilidades transfronterizas hacia EEUU.
El informe propone tres acciones clave para el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) y el Departamento de Defensa (DoD) de EEUU: establecer un grupo interinstitucional sobre amenazas transnacionales en el continente americano, fortalecer la coordinación de inteligencia de fuente abierta -recopilación y análisis de información disponible públicamente- y liderar una evaluación pública exhaustiva sobre la presencia de Hezbolá en la región. Estas medidas buscan cerrar la brecha de conocimiento y anticipar cambios en las estrategias del grupo.
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