A una semana de las "elecciones", Venezuela clama libertad mientras el chavismo se vuelve más peligroso que nunca
Las encuestas vaticinan un triunfo rotundo de la oposición, pero eso sería así si se trataran de unos comicios elecciones. Por el tono, lo que está en el horizonte parece, más bien, un choque de trenes.
Falta una semana para las esperadas elecciones presidenciales en Venezuela y crece la incertidumbre y se amontonan las tensiones. No se sabe qué va a ocurrir, porque no se trata de votos. En todos los sondeos de opinión, la oposición, en cara de su candidato Edmundo González Urrutia, aventaja por hasta 40 puntos. Ningún sondeo respetable le da el mínimo chance al dictador Nicolás Maduro.
Pero no se trata de votos. Lo ha dicho continuamente la líder opositora María Corina Machado, quien aunque no pudo inscribirse en estas elecciones como candidata debido a las arbitrariedades del régimen, es la figura central y decisiva. De hecho, el diplomático González Urrutia, quien hasta hace poco era un desconocido, descuella en las encuestas gracias al impresionante fervor que hay en torno a Machado.
"Vamos a ganar y vamos a cobrar", dijo María Corina Machado la semana pasada en un mitin. "Ese día va a ser largo. Les pido a los venezolanos que se preparen para una jornada extensa. A cuidar los votos", dijo.
La oposición ya ha padecido en el pasado fraudes por parte del régimen. Los más dramáticos fueron el de la primera elección de Henrique Capriles contra Nicolás Maduro, en el 2013, luego de la muerte de Chávez; y el del 2018, cuando Maduro se reeligió en un proceso que fue condenado por casi toda la comunidad internacional.
Aunque participar en unas elecciones implica un riesgo, esta vez la oposición ve el proceso como una oportunidad para construir un movimiento que logre rescatar a Venezuela del abismo. La profesora Corina Yoris, cuyo perfil ganó prominencia en las últimas semanas debido a que fue la primera abanderada de Machado como candidata —y a quien el régimen tampoco le permitió participar—, le dijo a Voz que lo que se está gestando en Venezuela es un "movimiento nacional de emancipación".
Más allá de los sondeos, la calle también ha hablado. "Yo he ido a marchar cada vez que la oposición convoca. Siempre. Nunca me he perdido una marcha contra el chavismo en mi vida, en estos 25 años. Y lo que te voy a decir lo sostengo: jamás vi algo como lo que hoy ocurre en las calles. Jamás he visto tanta gente, tan emocionada, con tanta convicción, como la que hay hoy en las calles", le dijo a Soraya Pérez a Voz, quien asistió a la caravana de María Corina Machado en el estado Táchira.
"La gente sale a la calla porque perdió el miedo. Y ya no es solo la clase media que sale. Sale todo el mundo. Todos, además al tanto de que Maduro cometer fraude. ¡Pero es que ya nadie se cala un fraude aquí!", dijo Pérez.
Son ríos de gente. Y se ha perdido el miedo. Por ejemplo, el chavismo ha atentado contra todos los negocios comerciales que atiendan a Machado o a su candidato, Edmundo González. Ha cerrado restaurantes o pequeños comercios, ha clausurado hoteles, decomisado vehículos o allanado propiedades donde Machado se ha hospedado. "¡Pero seguimos!", le dijeron a Voz Media hace poco las Hernández, unas humildes hermanas de un pequeño pueblo en los llanos venezolanos cuyo negocio de empanadas fue cerrado por el régimen.
Al medio Efecto Cocuyo, la persona quien hospedó recientemente a Machado en el estado Portuguesa le dijo que, aunque sabe que el chavismo pudiera atentar contra ella por haberlo hecho, no se arrepiente y lo haría mil veces más.
El régimen está al tanto de que el movimiento de las calles luce imparable. Que no hay sondeo que le favorezca y que esta vez es la primera vez que la oposición acude a un proceso electoral al tanto de que puede ser un robo, pero con la voluntad de combatir ese robo. En ese sentido, el régimen se prepara. Ha aceitado la maquinaria represiva, con la que en las últimas semanas ha secuestrado o desaparecido a más de 100 personas cercanas a Machado y con la que acumula más de 300 presos políticos.
Maduro, por su parte, ha empezado una peligrosa retórica. Esta semana dijo en un escuálido mitin político que, de ganar la oposición, "en Venezuela se desataría una guerra civil. Habría una revolución armada".
Lo volvió a repetir en otro mitin: "Si no quieren que Venezuela caiga en un baño de sangre, en una guerra civil fraticida, producto de los fascistas, garanticemos el más grande éxito, la más grande victoria de la historia electoral".
Por su parte, Jorge Rodríguez, el presidente de la Asamblea Nacional chavista y uno de los hombres más poderosos del régimen, dio una rueda de prensa este 19 de julio atacando a la oposición, diciendo que es inevitable el conflicto y que el chavismo se prepara para salir a las calles el domingo 28 de julio para "resguardar la victoria".
A Machado también han intentado amedrentarla. Justo esta semana el jefe de seguridad de la líder opositora fue secuestrado —luego liberado— y ella fue víctima de un atentado, cuando la camioneta en la que se movilizaba amaneció saboteada, con los frenos alterados, por simpatizantes del chavismo.
Lo que se asoma es un choque de trenes. Aunque Machado ha dicho una y otra vez que está dispuesta a establecer las condiciones de una transición pactada, el chavismo no ha dado muestras de ceder. Según un reporte del diario El País, si bien hay una parte del régimen, más moderada, que está dispuesta a entregar el poder, hay otra que, por ahora, asume la postura de que prefieren morir aferrados. Si se impone la segunda, es probable que el conflicto sea ineludible.