Las remesas, un sistema que financia dictaduras y hunde a la economía estadounidense
El dinero que envían los inmigrantes que viven en Estados Unidos a sus allegados en sus países de origen, se produce en EEUU y no se invierte en la nación. Por el contrario, mayormente se recibe en países con dictaduras que lo aprovechan para sostener sus finanzas.
Las remesas (dinero que envían los inmigrantes que viven en EEUU a sus allegados en sus países de origen) tienen un impacto significativo en las economías del mundo -y sobre todo en países no desarrollados- como es el caso de los que se encuentran en América Latina.
El descontrol migratorio -provocado por el caos fronterizo registrado durante la Administración Biden- hizo -y hace- que este dinero pueda en algunos casos, contribuir indirectamente a sostener regímenes autoritarios o dictaduras. Sin embargo, el problema va más allá. Esas sumas masivas de dinero tampoco contribuyen a hacer crecer la economía nacional.
William Davis, de AmericanThinker, defiende que "los estadounidenses tienen derecho a esperar que el dinero ganado a través de la economía estadounidense vuelva a la economía estadounidense, no a los países extranjeros". Asimismo, señala que:
Es razonable esperar que las personas que vienen aquí envíen algo de dinero que ganan a los miembros de la familia que todavía viven en sus países de origen. Sin embargo, esto debe hacerse de una manera responsable que beneficie a los EEUU y no cree incentivos perjudiciales.
EEUU, la mayor fuente de remesas a nivel mundial
Las remesas enviadas desde el país representan una parte significativa del flujo mundial de remesas debido a la gran cantidad de inmigrantes que residen en sus ciudades. Según datos del Banco Mundial, en 2022, las remesas enviadas desde EEUU solo hacia América Latina y el Caribe ascendieron a aproximadamente a 74.600 millones de dólares (siendo países como Cuba, México, Guatemala, El Salvador, y Honduras los principales receptores).
Es importante recordar que EEUU es la mayor fuente de remesas a nivel mundial. El flujo total de remesas globalmente es aún mayor, ya que también incluye envíos a otros continentes, como Asia y África. En general, las remesas globales que salieron hacia todo el mundo hace dos años se estiman en alrededor de 150.000 millones de dólares.
Teniendo en cuenta esta enorme cifra de dinero que sale del país, Davis opina que "es simplemente inaceptable que nuestro gobierno permita que los extranjeros entren ilegalmente en nuestro país, tomen oportunidades de trabajo de ciudadanos estadounidenses y luego envíen el dinero que ganan de vuelta a sus países de origen, a menudo en beneficio de regímenes extranjeros profundamente hostiles a los Estados Unidos".
Países que más se benefician de las remesas
La política migratoria de fronteras abiertas del presidente Biden fortalece la permanencia en el poder de los dictadores en la región. Cientos de migrantes están llegando al país para trabajar y enviar ayudas a sus familias en sus países de orígenes, lo que ha dado un respiro a las economías de países como Venezuela, Cuba o Nicaragua. Un trabajo publicado por The Wall Street Journal señaló:
Las remesas también brindan un apoyo crítico a los estados frágiles y los regímenes autocráticos que dependen del dinero ganado por sus ciudadanos en el extranjero para mantener sus economías a flote. Las remesas al mundo en desarrollo alcanzaron un récord de 647.000 millones de dólares, ayudando a los pobres pero ayudando a mantener en el poder a hombres fuertes desde Nicaragua hasta Tayikistán.
En el caso de Venezuela, explica el WSJ, un tercio de los hogares depende del dinero transferido por los migrantes a sus familias en ese país. En el último año, uno de los mayores desafíos que enfrentó el Gobierno demócrata en cuanto a la migración fue la llegada de miles venezolanos de manera ilegal (la cantidad de migrantes venezolanos en Estados Unidos se triplicó en la última década).
El envío de dinero desde el exterior a Venezuela (con una economía que se ha contraído un 75% en la última década) ayuda a evitar que la crisis humanitaria se profundice. Las remesas son cruciales para las personas que se han quedado, según Ángel Alvarado, economista venezolano de la Universidad de Pensilvania: "Puedes preguntar, '¿Cómo es que la gente no se muere de hambre en Venezuela?'. La respuesta es que tienen al menos un hijo viviendo en el extranjero, enviando dinero para alimentos y medicinas".
Similar es la situación en Nicaragua, donde las remesas se duplicaron con creces entre 2018 y 2022 después de que Daniel Ortega atacara violentamente las protestas. Así lo explica WSJ, que detalló que se espera que las remesas representen al menos el 33% del PIB de ese país. Según Enrique Sáenz, un economista nicaragüense exiliado:
Si no hubiera remesas, la economía nacional colapsaría. Y en términos macroeconómicos, Ortega estaría en serios problemas.
No es diferente en el caso de Cuba. De hecho, la situación en la isla evidencia cómo puede afectar el fin de las remesas para las sociedades gobernadas por dictadores. Ted Henken, autor de libros sobre Cuba y profesor del Baruch College de Nueva York, explicó que los ingresos desde el exterior pueden ayudar a sostener un sistema político fracasado. "Las remesas pueden engrasar de alguna manera la rueda de un sistema que no funciona".
En VOZ, reseñamos hace pocos meses, como el viraje de la política de Biden hacia las dictaduras de la región es criticada por diferentes personalidades. La reconocida congresista republicana, de origen cubano, María Elvira Salazar aseguró recientemente que el presidente demócrata debe entender que desde Cuba, la dictadura comunista, impulsa la estrategia que mantiene bajo dictadura también a Nicaragua y Venezuela.
"El Gobierno debe no dar oxígeno a los que reprimen al pueblo con la bota en la nuca. Es muy sencillo, hay que ayudar a los cubanos contra el régimen y la represión del castrismo que los oprime. No es tan complicado. Los cubanos quieren lo que todos en Occidente: libertad, viajar, libre mercado, educación. Es mentira que son marcianos que buscan otra cosa", resaltó Salazar durante una conversación con La Política Online.
Gravar las remesas: ¿algo posible?
Para solucionar o intentar sanear el caos, Davis propone gravar las remesas -como una solución- y asegura que esto también ayudarían a detener la inmigración ilegal: "Los impuestos de las remesas no solo frenarían a la inmigración ilegal, sino que los ingresos generados por ella podrían utilizarse para las prioridades de seguridad fronteriza, incluido un muro en la frontera sur, más agentes de la Patrulla Fronteriza y más agentes de Inmigración y Control de Aduanas":
La alta tributación de las remesas es una política obvia con casi cero inconvenientes para los EEUU, que es probablemente la razón por la que no ha sucedido. Si los Estados Unidos intentaran gravar las remesas, habría una protesta inmediata de los grupos de intereses especiales y antifronterizos sobre lo injusta e inhumana que es tal política, pero los ciudadanos extranjeros y los partidarios de la inmigración masiva no deberían ser la prioridad del gobierno de los Estados Unidos; los ciudadanos estadounidenses deberían serlo.