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Champions: Arsenal e Inter sellan su clasificación a semis con autoridad

Los ingleses triunfaron por 1-2 ante un silente Santiago Bernabéu y los italianos demostraron, nuevamente, que son uno de los equipos más sólidos del fútbol europeo empatando 2-2 contra el Bayern Múnich.

Lautaro Martínez, capitán y figura del Inter, celebra su gol ante Bayern Múnich

Lautaro Martínez, capitán y figura del Inter, celebra su gol ante Bayern MúnichCordon Press

Emmanuel Alejandro Rondón

6 minutes read

Si hay dos equipos que esta temporada no han convencido a sus aficiones y al público, son Real Madrid y el Bayern Múnich, dos gigantes europeos que, por diversas decisiones dirigenciales y un calendario pesadísimo, quedaron con planteles desbalanceados y, por nivel y resultados, están firmando un año deportivo por debajo de las expectativas. Caso contrario están sus rivales en los cuartos de final de Champions, Arsenal e Inter de Milán, dos equipos sólidos que, con mucha autoridad, firmaron su clasificación a semifinales conquistando el Santiago Bernabéu y haciendo respetar el Giuseppe Meazza respectivamente.

El martillo ‘gunner’

El Arsenal de Arteta, uno de los equipos con mejor ratio defensivo de toda Europa, se plantó en el Bernabéu con una tranquilidad impensada para los incautos, que pensaban que la mística del estadio más temido del fútbol europeo iba a ser suficiente para fabricar el primer gol de la tan promocionada y anticipada “remontada”.

La realidad, en cambio, se impuso: el Arsenal se plantó en el Bernabéu y, con un juego más reactivo en comparación a la ida donde arrolló a los merengues (3-0), dominó el desarrollo del juego e, incluso, pudo haberse puesto rápidamente en ventaja si Saka no malograba una pena máxima apenas iniciado el compromiso.

La atajada de Courtois, sin embargo, quedó en anécdota, porque el Madrid fue incapaz de patear al arco en toda la primera mitad. Rodrygo, Mbappé, Vinicius y Bellinhgam nuevamente lucieron desconectados, decepcionando a cada uno de los aficionados merengues que, amparándose en su historia, soñaron con otra noche de mágica de remontadas.

Pero el Arsenal, bien trabajado por Arteta, cerró los caminos por el centro y tendió una telaraña en toda la frontal del área que desesperó a un Madrid dócil, insípido y poco creativo. Al final del día, la única vía de llegar al área para los merengues fue el centro lateral para un Mbappé que rehúye de presionar y del juego aéreo, volviéndose una presa fácil para Saliba, quien se mostró infranqueable a lo largo de la serie más allá de un error grosero en el 1-1.

El Arsenal, al final, logró golpear primero: a los 65’ del partido, con un Madrid cada vez más desesperado y jugado, el conjunto gunner logró hilar una sensacional jugada defensiva. Merino, primero, inició peinando un envío largo; Saka, trastocado por el penal fallado, se juntó con Ødegaard, la pelota pasó por Rice y, como si nada, volvió a Merino, que encontró perfecto a un Bukayo que solo tuvo que rozar delicadamente la bola por encima de un desamparado Courtois.

El Madrid, de todas formas, intensó ilusionarse. Apenas dos minutos después del 0-1, Raya y Saliba tuvieron una desconexión en salida, permitiendo a Vinicius JR. robar y romper el cero en la eliminatoria; generando una leve brisa de esperanza en un Bernabéu que empezó a rugir.

No obstante, el golpe parece que ni inmutó a los gunners, que controlaron a placer cada uno de los intentos merengues, volviendo a apagar de a poco al Bernabéu. Finalmente, fue Gabriel Martinelli el que puso el sello final al pasaje directo a semis, sentenciando la victoria de los de Arteta sobre los 93’ en un contragolpe final que dejó mudo a los madridistas.

El 5-1 global, ante el Real Madrid, confirma al Arsenal de Arteta como uno de los equipos más fuertes del fútbol europeo en las últimas temporadas y en un candidato serio a ganar la Orejona; al igual que los otros tres semifinalistas.

El muro de Inzaghi

Mientras el Arsenal construyó un muro en Madrid, el Inter de Simone Inzaghi no se quedó atrás, demostrando nuevamente que pocos equipos dominan el arte de defensa el área y contragolpear.

Ante un Bayern Múnich esforzado y herido, el Inter, con su clásico 3-5-2, llevó el rumbo de la eliminatoria hacia donde quería: obligando a los dirigidos por Kompany a abusar del juego de banda y jugar mano a mano con Thuram y Lautaro en el mediocampo neroazurro; el terreno ideal para un equipo que tiene muy bien trabajada la defensa del área y las salidas rápidas de contraataque.

Lautaro, que ya había vacunado en Múnich, trabajó más como enganche que como delantero, habilitando constantemente a sus compañeros que encontraron vías de escape libres una y otra vez. Fue el Inter el que generó, de hecho, las mejores oportunidades, a pesar de que el Bayern tuvo más la posesión y atacó más en volumen.

Pero, volumen no es igual a calidad, como ya había demostrado el Inter en la ida.

Sin embargo, a pesar del dominio y la tranquilidad de tener controlada la serie, fue Harry Kane a los 52’ el que adelantó a los bávaros, encontrándose, finalmente, lejos de Acerbi dentro del área y marcado por un Dimarco que pecó de pasivo en una zona mortal. Con un remate cruzado, el ariete inglés, que había fallado una muy clara en el primer partido, venció a Sommer y ponía el 0-1 parcial para igualar la eliminatoria en 2-2.

No obstante, la reacción del Inter fue furiosa y contundente. Primero, sometiendo a un Bayern que, en cuestión de minutos, ya estaba metido contra su arco. Luego, a través de la bendita pelota parada y su capitán, Lautaro Martínez, llegó el empate, con el argentino cazando un rebote perfecto en el área chica para quemar las redes a los 58’ y recuperar la ventaja del global.

Apenas tres minutos después, Benjamín Pavard, de enorme presentación, aplicó la inexorable ley del ex y, en un cabezazo furioso, batió al joven Urbig para remontada el partido y prácticamente sellar la eliminatoria.

El Bayern, aun así, logró luchar. A pesar de las heridas, se vengó de las dos pelotas paradas del Inter y, a través de Dier, consiguió volver a igualar el partido y poner la serie a tiro, 3-4.

El Inter, ya exhausto, tuvo que prescindir de sus tres figuras: Lautaro, Barella y Bastoni; sustituidos por Bisseck, Taremi y Frattesi, puesto por puesto. A partir de allí, fue un ejercicio de resistencia para los locales.

Kompany, echó toda la carne al asador: Gnabry, Coman, Muller, Olise, Kane, Guerreiro; todos en campo para buscar la ansiada igualdad y mandar el partido a prórroga.

Pero el Inter, experto en sufrir, se aferró a su ventaja y respondió ante un Giuseppe Meazza que fue un verdadero manicomio.

Ahora, el Inter, que está luchando por el triplete, se medirá ante un viejo conocido: el FC Barcelona, también aspirante a la triple corona. Del otro lado, Arsenal y PSG, dos vírgenes de la Orejona, buscarán su pase a la gran final.

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