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'Las guerras que perdiste mientras dormías', crónica y grito de batalla antiwoke

En su primera obra, la periodista Karina Mariani describe un asalto nocturno contra los cimientos de Occidente. El terreno: las instituciones... y nosotros mismos.

'Las guerras que perdiste mientras dormías' de Karina MarianiVOZ/Mariani.

Mariani libra una guerra sin cuartel. Desde el mismísimo título de su primerísimo libro abre fuego contra su enemigo, dejando que incluso quienes no superen la tapa puedan apreciar el primer fogonazo: Las guerras que perdiste mientras dormías: cómo la ideología woke invadió tu mundo sin disparar un solo tiro

Con aquellas palabras, Karina Mariani disputa a los estrategas del bando contrario la metáfora que eligieron para plantar bandera: woke viene de "despierto" en inglés, palabra seleccionada para designar a un compendio de ideas de izquierda porque implica que abren los ojos a las (supuestas) injusticias del mundo y a sus (supuestas) recetas reparadoras.

Pero quien velaba, dice, Mariani, eran ellos. Despiertos, ellos, dice, avanzaban en su asalto nocturno. Mientras, nosotros, dice, dormíamos. ¿Dormimos?

La obra, disponible Amazon, es tan solo la última munición en el arsenal de esta periodista y escritora, que escribe y habla copiosamente sobre cultura, sociedad y política en medios cómo La Prensa, La Gaceta y VOZ.

Firme de verbo, firme de ideas, Mariani sale al rescate de los grandes descubrimientos de Occidente: el individuo, la libertad, la igualdad ante la ley, la sacralidad de la infancia, la familia ("núcleo básico de nuestra civilización")...

Aunque nunca deja de ser un grito de batalla, por momentos se asemeja más a una crónica. La autora recopila casos sorprendentes, estridentes, del avance de esta ideología: una universidad, "uno de los centros médicos más importantes del planeta", que define lesbiana como "una persona que no es hombre atraída por personas que no son hombres". Borrada quedó la mujer.

O la historia de Jewel Shuping, "una chica que desde niña se identificó como ciega" y que, para conseguirlo, "se quemó los ojos". O aquellas de los detransitioners, adultos que se arrepienten de sus cirugías de transición cuando niños.

Sucesos que en titulares, reels, podcast, videos, irrumpen nuestro día a día (para continuar, quizás excesivamente, con la metáfora del sueño: ruidos, rumores, chillidos que nos hacían retorcernos en la cama). La autora busca explicar el sustento ideológico de fondo. Pero no sólo.

Señala, también, en dónde y por dónde divergen los postulados woke de los fundamentos de la civilización a la que ama ("civilización magnífica", escribe, "milagro" y "paradoja"). A veces tirando de datos, a veces de ironía, a veces de argumentación lógica, la autora documenta y argumenta en favor de Occidente. "Una cultura", escribe, "que resultó ser la más ecuánime, tolerante, pujante, rica, solidaria y libre del globo".

¿Por qué lo woke, por qué ahora?

¿No fueron las elecciones un epitafio de lo woke? ¿No profesó Trump su panegírico? ¿No podemos leer go broke or go woke en su epitafio? ¿No son los pedidos de moderación demócratas el primer signo del olvido de los vivos?

Responder "sí" es anticiparse. Abundan casos de su supervivencia en este mismo medio.

Además, es un término mil veces definido, mil y un veces esquivo. Cada definición arroja un poco de luz. Pero el fenómeno, al ser tan amplio, siendo una crítica a todo el sistema, reproche interno y externo, es inabarcable. Como escribe Mariani: "Esta ideología woke, es hoy tan apabullante que no es necesario ser un estudioso de los fenómenos sociales para entender sus alcances sobre la vida cotidiana".

Lo interesante, interesantísimo, de la definición de Las guerras que perdiste es su pretensión de cavar hasta lo más hondo, superando casos superficiales -el adulto que se identifica como niño, la escuela que se niega a mostrar a padres los contenidos sexuales que enseña a sus hijos-, hasta llegar a la ideología, hasta poder explicar paradojas, intereses, futuros posibles.

Y, cavando, cavando, se oye un ruido metálico: "No existe amenaza externa a occidente que no tenga su alimento en lo que por dentro se pudre". Mariani encuentra un enemigo interno en cada uno. Aquellas guerras que perdimos mientras dormíamos, las perdimos un poco por dormidos, un poco por cobardes. Otro más por complacientes.

Aunque también apunta contra organismos multilaterales, ONG, gobiernos, en el fondo, Mariani apunta contra sí misma. Apunta contra su lector. Contra usted, lector. Y lo llama a la batalla: "No hay causa más lógica ni proyecto vital fuera de esta, nuestra civilización".

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