El Vaticano denuncia la cirugía de 'cambio de sexo', la maternidad subrogada y la ideología de género como amenazas a la dignidad humana

La declaración del Dicasterio para la Doctrina de la Fe titulada “Dignitas Inifinita” (Dignidad Infinita) resalta que la Iglesia defiende el respeto del propio cuerpo y de los otros y rechaza la eutanasia y el suicidio asistido..

El Vaticano publicó este lunes un nuevo texto dedicado al respeto de la dignidad humana en el que condena el aborto, la maternidad subrogada y la ideología de género. El documento señala que "la dignidad del cuerpo no puede considerarse inferior a la de la persona como tal. El Catecismo de la Iglesia Católica nos invita expresamente a reconocer que 'el cuerpo del hombre participa de la dignidad de la 'imagen de Dios'".

"Somos llamados a custodiar nuestra humanidad, y eso significa ante todo aceptarla y respetarla como ha sido creada. De ahí que toda operación de cambio de sexo, por regla general, corra el riesgo de atentar contra la dignidad única que la persona ha recibido desde el momento de la concepción. Esto no significa que se excluya la posibilidad que una persona afectada por anomalías genitales, que ya son evidentes al nacer o que se desarrollan posteriormente, pueda optar por recibir asistencia médica con el objetivo de resolver esas anomalías. En este caso, la operación no constituiría un cambio de sexo en el sentido que aquí se entiende", dice la declaración del Dicasterio para la Doctrina de la Fe titulada Dignitas Infinita (Dignidad Infinita) que fue firmada por el papa Francisco.

"El respeto del propio cuerpo y de aquel de los otros es esencial"

En este sentido, también sostuvo que "el respeto del propio cuerpo y de aquel de los otros es esencial ante la proliferación y reivindicación de nuevos derechos que avanza la teoría de género. Esta ideología 'presenta una sociedad sin diferencias de sexo, y vacía el fundamento antropológico de la familia'. Por tanto, resulta inaceptable que 'algunas ideologías de este tipo, que pretenden responder a ciertas aspiraciones a veces comprensibles, procuren imponerse como un pensamiento único que determine incluso la educación de los niños".

No hay que ignorar que 'el sexo biológico (sex) y el papel sociocultural del sexo (gender), se pueden distinguir pero no separar'. Por lo tanto, debe rechazarse todo intento de ocultar la referencia a la evidente diferencia sexual entre hombres y mujeres: 'no podemos separar lo que es masculino y femenino de la obra creada por Dios, que es anterior a todas nuestras decisiones y experiencias, donde hay elementos biológicos que es imposible ignorar'. Sólo cuando cada persona humana puede reconocer y aceptar esta diferencia en reciprocidad es capaz de descubrirse plenamente a sí misma, su dignidad y su identidad.

El Vaticano defiende la dignidad de los niños

La Iglesia, también, se posiciona en contra de la práctica de la maternidad subrogada, mediante la cual el niño, inmensamente digno, "se convierte en un mero objeto":

La práctica de la maternidad subrogada viola, ante todo, la dignidad del niño. En efecto, todo niño, desde el momento de su concepción, de su nacimiento, y luego al crecer como joven, convirtiéndose en adulto, posee una dignidad intangible que se expresa claramente, aunque de manera singular y diferenciada, en cada etapa de su vida. Por tanto, el niño tiene derecho, en virtud de su dignidad inalienable, a tener un origen plenamente humano y no inducido artificialmente, y a recibir el don de una vida que manifieste, al mismo tiempo.

"El sufrimiento no hacer perder al enfermo la dignidad"

Además, rechaza la eutanasia y el suicidio asistido. El Vaticano indicó que se trata de un "caso particular de violación de la dignidad humana, más silencioso pero que está ganando mucho terreno. Tiene la peculiaridad de utilizar un concepto erróneo de la dignidad humana para volverla contra la vida misma. Esta confusión, muy común hoy en día, sale a la luz cuando se habla de eutanasia".

Por ejemplo, las leyes que reconocen la posibilidad de la eutanasia o el suicidio asistido se denominan a veces 'leyes de muerte digna' (death with dignity acts). Está muy extendida la idea de que la eutanasia o el suicidio asistido son compatibles con el respeto a la dignidad de la persona humana. Frente a este hecho, hay que reafirmar con fuerza que el sufrimiento no hace perder al enfermo esa dignidad que le es intrínseca e inalienablemente propia, sino que puede convertirse en una oportunidad para reforzar los lazos de pertenencia mutua y tomar mayor conciencia de lo preciosa que es cada persona para el conjunto de la humanidad.

El documento explicó, en ese sentido, que "la dignidad del enfermo, en condiciones críticas o terminales, exige que todos realicen los esfuerzos adecuados y necesarios para aliviar su sufrimiento mediante unos cuidados paliativos apropiados y evitando cualquier encarnizamiento terapéutico o intervención desproporcionada. Estos cuidados responden al 'constante deber de comprender las necesidades del enfermo: necesidad de asistencia, de alivio del dolor, necesidades emotivas, afectivas y espirituales'".

De igual manera,  defiende a los inmigrantes y otros grupos sociales. "Los inmigrantes están entre las primeras victimas de las múltiples formas de pobreza. No es solo que su dignidad viene negada en sus países, sino que su misma vida es puesta en riesgo porque no tienen los medios para crear una familia, para trabajar o para alimentarse".