El Salvador: los resultados del primer mandato de Nayib Bukele

El actual presidente se enfrenta a una muy probable reelección después de sus primeros cinco años en la Presidencia.

Nayib Bukele, "el rey filósofo" como se describe en X (Twitter), estará en las papeletas de las elecciones generales que se celebran en El Salvador este domingo. El mandatario milenial desafió a la Constitución para presentarse a la reelección, siendo el único presidente de la etapa moderna salvadoreña que se atreve a hacerlo.

A su favor, tiene una de las mejores valoraciones públicas que un presidente latinoamericano ha obtenido en la historia de América. Tras cinco años en la Presidencia de la República, Bukele se ha consolidado como un personaje de alto valor y popularidad, para bien o para mal, tanto en su país como en el extranjero.

En el centro de esta fama está su llamada "guerra" contra las maras, las pandillas que asolaban el país y que dejarán una terrible tasa de homicidios y violencia como mayor legado de los Gobiernos anteriores. Desde 2019, Bukele ha transformado el país con una mano dura. ¿Con qué activos llega ahora a las elecciones que le son prácticamente servidas en bandeja de plata?

"Bukelazos" de 2020 y 2021

Desde su llegada al poder tras su victoria en las elecciones de 2019, Bukele tuvo claro que sin seguridad y orden no cabía la prosperidad en un El Salvador que aún sentía los lastres de años de guerra civil en los años 90 y comienzos de los 2000. En 2015, El Salvador sufría de una tasa anual de homicidios de 106,3 por cada 100.000 habitantes.

En 2019, cuando Bukele llegó a la presidencia, la tasa se rebajó hasta los 38 puntos, pero seguía siendo demasiado. Bukele preparó un plan de mejora de las fuerzas del Estado que necesitó de una partida presupuestaria extra por medio del endeudamiento del Gobierno, lo que le provocó su primer encontronazo con la Constitución.

Esa partida presupuestaria extra de 109 millones de dólares precisaba del permiso de la Asamblea Legislativa, el órgano unicameral del país, por entonces controlada por la oposición a Bukele. En una demostración de fuerza que le valió sus primeras grandes críticas fuera del país, Bukele entró en el Congreso con alrededor de 40 miembros del Ejército armados. Los congresistas consideraron entonces el gesto de Bukele como un golpe de Estado y fue amonestado por la Justicia por ello.

En 2021, volvió a escandalizar a la opinión internacional con su segundo "Bukelazo". Entonces, ya con una Asamblea Legislativa con mayoría de su partido, Nuevas Ideas, destituyó a los jueces de la Corte Suprema, además del fiscal general del Estado, bajo pretexto de que estos obraban contra la Constitución y el país. Pese a que los tribunales declararan el voto de la Asamblea Legislativa ilegal, el presidente Bukele logró su objetivo.

En este periodo, el presidente mantuvo un índice de popularidad alto. El electorado salvadoreño le apoyó en todo momento y entre mayo de 2020 y agosto de 2021 las distintas firmas de encuestas no le dieron menos de un 86,5% de aprobación entre los ciudadanos.

Guerra contra el crimen

Una vez que el partido de Bukele, Nuevas Ideas, logra la mayoría en el Parlamento salvadoreño, el Gobierno de Bukele lleva a cabo su ofensiva contra las maras, que le granjearía fama a nivel internacional y el respeto de varios sectores conservadores en Estados Unidos.

La llave para acabar con el crimen fue el estado de excepción que el Gobierno de Bukele instauró en marzo de 2022. La norma permitió el despliegue de las fuerzas militares y policiales de forma intensiva.  Con los toques de queda, las redadas multitudinarias y la ampliación de los poderes del Estado y de sus agentes, las pandillas se vieron poco a poco acorraladas.

En 2023, los datos del Gobierno salvadoreño indicaron que la tasa promedia de homicidios al día se redujo hasta los 0,4 puntos: la más baja de toda la historia del país y que convertía a El Salvador en el segundo país más seguro de todo América, solo por debajo de Canadá. En el verano del mismo año, el Ejecutivo de Bukele también celebró por primera vez la suma de 365 días no consecutivos sin un solo homicidio, alcanzados durante el mandato del joven presidente.

Megacárceles

Los grandes centros de detención para los pandilleros se convirtieron en otra de las firmas más emblemáticas del primer mandato de Bukele. Las imágenes de cientos y hasta miles de presos, con la cabeza rapada, vestidos tan solo de un calzoncillo y hacinados en fila en los patios de la cárcel, recorrieron todo el mundo.

La construcción del Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot), con capacidad para albergar a más de 40.000 presos en condiciones denunciadas por varias organizaciones internacionales, no pasó desapercibida en otros países de Hispanoamérica. En Ecuador, días antes de estallar la crisis de la guerra abierta con el narcoterrorismo, el presidente Daniel Noboa anunció la creación de espacios calcados a los de El Salvador.

También en Medellín, Colombia, las autoridades locales recurrieron a un marketing bukeliano para anunciar la construcción de nuevos centros de detención. Sin embargo, analistas aseguraron que la exportación de los métodos de Bukele en El Salvador no es posible. Sí que queda claro que, al menos, la reputación y la imagen del presidente salvadoreño es la del éxito en su gestión contra al crimen.

¿El pueblo salvadoreño está con Bukele?

Fuera del Cecot, la población salvadoreña aseguró volver a respirar con tranquilidad, sin la amenaza callejera de las pandillas. El cambio de un presidente a otro nunca fue tan evidente en el país centroamericano. Bukele supuso una verdadera revolución y los salvadoreños se dieron cuenta.

Detrás de este éxito, que parece que se reflejará en las urnas este domingo, está la pésima opinión que la población salvadoreña tiene de las pandillas. Ioan Grillo, experto en los cárteles de la droga y el mundo de las bandas, asegura que las maras salvadoreñas, contrariamente a las organizaciones criminales colombianas o mexicanas, no disponen de grandes ingresos por el tráfico de drogas. En su lugar, sangran a la población con pequeños delitos y atracos. Los locales no tendrían entonces ninguna simpatía por los pandilleros.

Gallup, TReseach, Fundación Ungo y la Prensa Gráfica llevan todo el mandato de Bukele midiendo la opinión pública. Aunque el tamaño de las muestras de sus encuestas no superen las 1.500 personas, los resultados no bajan del 80,7% de aprobación -TResearch en junio de 2022-. Los registros más altos los aporta Gallup, que, en noviembre de 2023, le dio un 92%.

¿Segundo mandato?

Nayib Bukele anunció su candidatura a la reelección a mediados de 2023 y la oficializó en octubre, desafiando a la historia del país por ser el primer presidente de la etapa moderna de El Salvador en presentarse a un segundo término. El desafío es también con la Constitución salvadoreña, que no prevé que un presidente pueda ser candidato a las elecciones.

Sin embargo, Bukele se ampara en la letra pequeña de la Carta Magna de 1983. El texto de la Constitución especifica que quien no puede presentarse es "el que haya desempeñado la Presidencia de la República por más de seis meses, consecutivos o no, durante el período inmediato anterior, o dentro de los últimos seis meses anteriores al inicio del período presidencial". Por ello, Bukele aseguró haber dejado el cargo que, sin embargo, ocupa de forma interina.

Varias asociaciones denunciaron este truco de Bukele, incluso asociaciones legales salvadoreñas, que aseguran que Bukele anula así la Constitución. Aun con todo esto, la intención de voto le da el 70% de los apoyos al presidente bitcoin, lo que encamina a El Salvador a cinco nuevos años con Bukele.