El presidente Daniel Noboa de Ecuador está haciendo lo correcto al someter y exponer a los criminales

Sospeche de aquel que se indigna por el trato duro a quienes matan en las calles, cuelgan policías y secuestran estudiantes.

Luego de que bandas criminales se alzaran en Ecuador, y tomaran edificios en ciudades como Quito o Guayaquil, el Gobierno del presidente Daniel Noboa respondió con toda la fuerza. La contundencia con la que decidió enfrentar al crimen organizado y al narcotráfico, no obstante, ha sido criticada por algunas voces fuera del país.

Las horas que vivieron los ecuatorianos entre el martes y el miércoles han sido, sin duda, de las más oscuras de los últimos años. Cientos de criminales y miembros de bandas narcotraficantes salieron a las calles a propagar el terror. Secuestraron, intimidaron y asesinaron sin pudor. Entre los actos más violentos, los criminales ejecutaron a varios cancerberos, se tomaron las instalaciones de un canal de televisión y tirotearon en colegios y universidades.

Inmediatamente empezó la degollina, el presidente Noboa anunció el estado de excepción, calificó a las bandas criminales como grupos narcoterroristas y le dio luz verde al Ejército para actuar a su conveniencia. Desde entonces, el Gobierno ha logrado ir controlando la situación y las imágenes que salen de Ecuador son, de alguna manera, alentadoras.

Criminales arrestados y humillados. Acobardados, implorando por sus vidas. Cientos de delincuentes, ya detenidos, sin ropa, esposados, en fila. Ya lo dicen: a la Bukele. Y esa comparación, para algunos, ha sido odiosa.

Hasta ahora he leído varios mensajes —ninguno, por cierto, desde Ecuador— que dicen que es un error que Daniel Noboa busque imitar a su homólogo en El Salvador. No deja de llamar la atención el pánico que genera en algunos la imposición de orden y justicia. No se trata de Bukele. Daniel Noboa no es ni intenta ser el Bukele de Ecuador. Daniel Noboa es Daniel Noboa, el presidente de Ecuador, y busca imponer lo que por años no ha habido ni en su país ni en el resto de Suramérica.

"Hay que tratar a los terroristas como terroristas. No vamos a negociar con ninguno de ellos. Las condiciones ya no las ponen los delincuentes, las ponemos los ciudadanos de bien. Se acabó", dijo Noboa, en una alocución.

Luego, el presidente anunció la creación de dos mega cárceles: "Hoy estamos ejecutando el Plan Fenix en todo el país, mediante las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional. Es el inicio de un urgente saneamiento del sistema penitenciario ecuatoriano, que ha estado durante décadas controlado por las mafias. Los desmanes en las calles y en las cárceles son una respuesta clara del temor de los criminales a las políticas nacional que estamos implementando a nivel nacional. No vamos a dejar que un grupo de terroristas detenga al país".

"Hoy presento los diseños aprobados para la realización de los centros de privación de libertad", informó el presidente.

Bienvenida sea la firmeza del presidente Daniel Noboa contra el crimen organizado y el narcotráfico. De lo contrario, no podrá ganar.

A Latinoamérica, una región históricamente azotada por el narcotráfico, el terrorismo y el crimen organizado, sí le hace falta Gobiernos con garra, dispuestos a humillar, someter y exponer a los delincuentes. Para que haya paz y libertad, primero debe haber orden.

Y la imagen, de los delincuentes humillados y expuestos, es poderosa y, además, necesaria. El mensaje es para las pandillas, para los ecuatorianos y para el mundo. Se acabó, anuncia el Gobierno, la era de la impunidad. Llegó la del orden.

Sospeche, entonces, de aquel que se indigna por el trato duro a quienes matan en las calles, cuelgan policías y secuestran estudiantes. El presidente Noboa está haciendo lo correcto y los ecuatorianos se lo agradecerán.