Crítico del islam, euroescéptico y pro-Israel: conozca a Geert Wilders, el político conservador que arrasó en Países Bajos

Los medios progresistas europeos están atemorizados por el triunfo del líder antiglobalista.

“Extrema derecha” es uno de los términos más trivializados por los medios de comunicación occidentales en los últimos años. Días atrás, un declarado “ultraliberal” —o libertario— como Javier Milei, ganó las elecciones en Argentina y fue tachado por gran parte de la prensa occidental como “ultraderechista”. Días más tarde, lo mismo sucedió en Países Bajos con Geert Wilders, el líder del antiglobalista Partido por la Libertad que, contra todo pronóstico, arrasó en las elecciones parlamentarias llevándose 37 escaños que abren una pequeña compuerta para que Wilders arme las alianzas para forjar una coalición de gobierno inédita en Países Bajos.

Si bien Wilders y Milei no son cercanos ideológicamente en muchas cuestiones, especialmente sociales, los medios no escatiman esfuerzos en tildarlos de “fascistas” o “ultraderechistas” a ambos. Un término que el político neerlandés rechaza fervientemente.

“Somos un país de consenso. Ni siquiera tenemos tanta gente de extrema derecha en nuestro país; nunca la tendremos”, declaró Wilders a la BBC. “Los indígenas están siendo ignorados por la inmigración masiva... se sienten maltratados”.

Con Wilders, particularmente, la saña viene desde hace décadas, pues su retórica migratoria encarna fervientemente valores que van contra los postulados occidentales progresistas.

Esta situación, lejos de perjudicar a Wilders, lo ha catapultado. En lugar de ser el único líder de “extrema derecha” en Países Bajos, el neerlandés empezó a ser conocido desde hace unos 7 años fuera de su país y Europa como el “Donald Trump de Holanda”, un apodo que hace juego no solo con su programa electoral conservador sino también con su cabellera dorada.

De hecho, alagado por el apodo, Wilders visitó a Estados Unidos y fue a la convención republicano en Cleveland (Ohio) para presenciar el triunfo de la candidatura del multimillonario neoyorquino, que posteriormente llegaría a la Casa Blanca en uno de los hechos políticos más importantes de la historia.

Pero el neerlandés es un líder muy particular, poco comparable a otros líderes occidentales, especialmente fuera de Europa, pues fue moldeado y diseñado a semejanza de los problemas que aquejan a su país y a muchas de las potencias de la Unión Europea.

Contra la islamización de Europa y los asilos en masa

El neerlandés logró su popularidad siendo de los primeros políticos en posicionarse en contra del proceso de “islamización” que afecta a casi toda Europa. Este punto de vista, hasta hace poco, era visto como una posición completamente radicalizada en el viejo continente, sin embargo, con la actual crisis migratoria, producto de la intensa migración musulmana, cada vez está más aceptada dentro del electorado europeo, no solo en Países Bajos, sino también en España, Italia, Francia o Alemania, donde los programas conservadores avanzan firmemente.

Pero Wilders debe tener crédito por ser casi un pionero en esta retórica. No es un político que se subió a una ola conservadora-populista y ya.

El conservador ha sido desde hace décadas un duro crítico del islam, incluso proponiendo sin temor alguno medidas fuertes como la eliminación de las mezquitas o el coram. Propuestas que le han valido ser blanco de amenazas de muerte e incluso atentados.

De hecho, Wilders es uno de los hombres más protegidos del mundo porque simple y llanamente el terrorismo islámico lleva años buscándolo, para degollarlo. No hay persona que pueda visitar a Wilders sin que antes sea autorizada con bastante antelación. El político neerlandés no puede salir de casa sin que esté acompañado por media docena de guardias proporcionados por el Estado. En 2017, incluso, le asignaron miembros de una unidad especial de la policía militar. Es un hombre que corre un riesgo terrible por sus posturas contra el islamismo radical.

Para muchos, quizás, es extraño que un político de Países Bajos, una tierra conocida globalmente por ser tranquila y hasta inclusiva, tenga tales niveles de protección, pero la historia marca que este país ha sido testigo directo de magnicidios (Pim Fortuyn, en 2002) y atentados terroristas (Theo van Gogh, en 2004), en nombre del fundamentalista islámico. Así que una persona como Wilders, cuyo mentor fue el político neerlandés Frits Bolkestein, es blanco fácil del terrorismo islámico.

Esta posición contraria al islam y a la migración musulmana a gran escala hacia Europa, sumado a su retórica contra las fronteras abiertas y también los pedidos masivos de asilo, le valió enemistad de los políticos progresistas de la Unión Europea y la prensa occidental. Nos obstante, a pesar de las duras críticas, los neerlandeses, una sociedad que históricamente elige el centro para buscar el consenso, le han dado la oportunidad de formar gobierno a un hombre que durante toda su carrera política optó por el discurso franco y directo.

Y es que Wilders, a medida que pasaron los años, también ha mejorado sus formas de comunicarse. En los más recientes debates electorales, fue el candidato que mejor lució, especialmente porque las diversas agrupaciones políticas que conforman la derecha adoptaron un discurso “antimigratorio” similar al del propio Wilders. En ese contexto, la versión original siempre será mejor que la réplica.

“Países Bajos no aguanta más", dijo el líder euroescéptico. “Ahora tenemos que pensar primero en nuestra propia gente. Fronteras cerradas. Cero solicitantes de asilo”.

Incluso, aprovechando las similitudes con Trump, Wilders también versionó el famoso eslogan del expresidente americano para su país: “Ahora los neerlandeses estarán en primer lugar”. Una frase que engloba perfectamente los ideales del líder conservador.

Euroescéptico, contrario a la financiación de Kiev y pro-Israel

En un periodo de su vida —entre 1981 y 1983— Wilders vivió en Israel y viajó por varios países de Medio Oriente, entre ellos Irán, Siria, Jordania y Egipto. A partir de ese momento, el político neerlandés forjó una línea de pensamiento clara, manteniendo un discurso claramente pro-Israel, un país que considera un aliado occidental y “la primera línea de defensa de Occidente contra el islam”.

Si bien la mayoría de los líderes occidentales consideran que Israel tiene derecho a defenderse de los ataques terroristas de Hamás, el apoyo de Wilders luce más irrestricto y fuerte, a diferencia de muchos políticos o jefes de Estado dubitativos. De hecho, él mismo ha dicho que se siente identificado con Israel y en sus redes sociales, desde el pasado 7 de octubre, no ha parado de enviar su apoyo al Estado judío y al pueblo israelí.

En donde Wilders si difiere diametralmente de la gran mayoría de los políticos occidentales es en el financiamiento a Ucrania, pues es un gran escéptico del beneficio de apoyar a Kiev en la guerra contra Rusia, un país al que el propio político neerlandés respaldó en sus redes sociales.

“Basta de rusofobia. Es hora de la Realpolitik. Asociación en lugar de enemistad”, escribió Wilders en 2018.

La otra característica “controversial” de Wilders, según la prensa progresista europea, que está aterrorizada por el triunfo del líder conservador, es que es un euroescéptico de antaño.

El propio Wilders, aunque reconoce que su postura euroescéptica no es popular en Países Bajos, dijo que va a impulsar un referéndum inspirado en el Brexit británico: el “Nexit”, o la salida de los Países Bajos de la Unión Europea. Un potencial movimiento que seguramente tiene temblando a los burócratas de Bruselas.