Crisis migratoria: la izquierda continental es culpable

Esta es sin dudas la era de los despojados que huyen de la represión y la miseria socialistas.

Un grito de desespero se escucha en todos los rincones de América Latina. Se está produciendo un éxodo sin precedentes de gente que huye de nuestros países con rumbo a lo desconocido. El fantasma del comunismo se instauró en el continente para plagarlo de oprobio, pobreza y tiranías caudillistas. El mapa político se ha teñido de rojo casi por completo, con algunas excepciones como Brasil (al menos de momento).

Quienes estamos en el exterior vemos con preocupación el viraje hacia el socialismo que están tomando naciones que hace pocos años lucían un crecimiento económico importante, como Perú y Chile. Pero preocupa también la deriva de Argentina y el futuro incierto que aguarda a Colombia en manos de un exguerrillero, y ni hablar de los problemas que enfrentan los nicaragüenses. México es otro de los países en los que impera el caos de la izquierda: la tierra azteca está en las manos de un presidente que no parece ser consciente de la realidad.

No es materia de este artículo describir la realidad pormenorizada de cada uno de nuestros países, pero el hecho de que sean incontables quienes se lanzan a las peligrosas rutas irregulares para tratar de llegar ilegalmente a otra nación que los acoja es trágica evidencia de la crisis que padece el continente.

En este escenario, Venezuela es el eje del socialismo regional, en dupla con el régimen de Cuba, en una relación que solo le trae beneficios a la dictadura de La Habana. Gracias a los recursos de los venezolanos, los hermanos Castro primero y ahora Díaz-Canel han logrado conseguir el oxígeno necesario para seguir atornillados en el poder.

En lo único que ha sido efectivo el socialismo ha sido en destruir todo cuanto toca, en dividir a las sociedades y en buscar fórmulas para mermar la moral ciudadana.

Cada día aumenta el número de personas que quieren escapar de Latinoamérica, la gran mayoría con rumbo a Estados Unidos. Los que han muerto en el camino o han quedado severamente traumatizados, son innumerables. Su trágica realidad debería ser motivo suficiente de condena para los políticos que devastan sus naciones.

Este tiempo pasará a la historia como un período oscuro para toda América. Esta es sin dudas la era de los despojados que huyen de la represión y la miseria causada por la izquierda que hoy gobierna.