Canadá: los expertos alertan de que Trudeau insiste en aprobar "el proyecto de ley más totalitario de Occidente"

Psicólogos, abogados, profesores de Derecho y legisladores denuncian que la C-63 es "un ataque a la misma idea de libertad de expresión".

C-63, "el proyecto de ley más totalitario de Occidente", en palabras de Jordan Peterson, pende como una espada de Damocles sobre las cabezas -y la libertad de expresión- de los canadienses. A pesar de que apenas ha pasado la primera lectura en la Cámara de los Comunes, el propio Peterson, varios legisladores conservadores y numerosos expertos afirman que el Gobierno de Justin Trudeau sigue empeñado en sacar adelante un proyecto de ley que contempla la cadena perpetua para la incitación al odio y penas para delitos que aún no se han cometido bajo la excusa de proteger a los niños.

 

Deriva liberticida de Trudeau

La preocupación por la deriva liberticida y woke del Ejecutivo, de la que la C-63 por su culminación, ha provocado la irrupción de numerosos espacios de debate y análisis tratando de explicar a la ciudadanía qué hay detrás de este nuevo caramelo envenenado envuelto en buenas intenciones preparado por Trudeau. Peterson se reunió con dos reputados expertos en su podcast para desmontar ampliamente lo que contiene la ley, denunciando que "instrumentaliza como arma los derechos humanos". Uno de los puntos que destacaron fue precisamente que "el totalitarismo comienza con el lenguaje de la compasión", algo en lo que la izquierda es especialista

Uno de los invitados de Peterson, el doctor Bruce Pardy, profesor de Derecho de la Queen's University de Kingston (Ontario), subrayó que "la cobertura" utilizada por Canadá para justificar esta norma es perfecta, puesto que "nadie en sus cabales" podría negarse a legislar para proteger a los menores de los daños online. Sin embargo, lo que hay detrás, según Pardy, es "un ataque a la misma idea de libertad de expresión".

Cualquier cosa dicha en el pasado podría llevarte a prisión hoy

La charla fue publicada en YouTube el pasado 22 de abril, pero el prestigioso psicólogo volvió a recuperarla en X para responder al dueño de la red social, Elon Musk. El magnate sudafricano se hizo eco de una noticia sobre el peligroso proyecto de ley canadiense apuntando otro de los aspectos más espinosos de ésta: "Cualquier cosa que hayas dicho en el pasado ahora puede ser un arma en tu contra según las normas draconianas de hoy en día". Algo que denunció la historiadora y experta en regímenes totalitarios Maise Blaive en la misma plataforma.

Trudeau lleva a Canadá a un "territorio distópico"

Para Blaise, "la propuesta de ley canadiense es absolutamente una locura" y, al ser retroactiva, "va en contra de toda nuestra tradición jurídica occidental, según la cual sólo se puede castigar si se ha infringido una ley que era válida en el momento en que se cometió el delito". Algo que provocará que la única forma de estar a salvo es la eliminación minuciosa de cualquier publicación que pudiera resultar ofensiva a alguien. No obstante, ni siquiera esto garantiza que alguien esté 100% a salvo, puesto que cualquiera puede ser condenado si un tribunal considera probable que vaya a cometer un delito:

Sin embargo, eso no lo protegerá de otra cláusula del proyecto de ley, y aquí es donde entra en un territorio distópico aún inimaginable. Si los tribunales creen que es probable que cometa un 'crimen de odio' o difunda 'propaganda de odio' (no definido), lo pueden colocar bajo arresto domiciliario y restringir su capacidad de comunicarse con otras personas. Es decir, un tribunal puede obligarlo a usar una pulsera en el tobillo, impedirle usar cualquiera de sus dispositivos de comunicación y luego ordenarle que no se vaya. Si el tribunal cree que existe el riesgo de que usted se emborrache o se drogue y comience a twittear bajo la influencia (aunque no está claro cómo, dado que no puede usar su teléfono o una computadora), puede ordenarle que presente muestras de orina periódicas. las autoridades. Cualquiera que se niegue a cumplir estos dictados puede ser enviado a prisión.

"Silenciar a quienes no están de acuerdo con nosotros"

Además, Blaise denuncia que se trata de una norma que acabará volviéndose contra toda la ciudadanía, independientemente de su afiliación política, por la represión del libre discurso. Además, la historiadora lamenta que deja en manos de la derecha y la extrema derecha la defensa de la libertad de expresión:

Al externalizar la defensa de la libertad de expresión a la derecha y a la extrema derecha y al respaldar la represión, la izquierda liberal está jugando un juego muy peligroso en este caso. Para aquellos de nosotros que NO estamos en la derecha y en la extrema derecha, esto es bastante desalentador... La izquierda en realidad se está disparando en el pie y volverá quejándose, 'sorprendida' de que la gente común y corriente sea tan 'ingrata'. De hecho, parece haber olvidado que el Estado de derecho implica resolver los desacuerdos en las urnas en lugar de silenciar a quienes no están de acuerdo con nosotros. ¿Cómo puede esperar obtener el apoyo del público para esta locura?