China refuerza su influencia en Hispanoamérica tras firmar nuevos acuerdos con países gobernados por la izquierda

Con sus generosas inversiones para el desarrollo, China oculta su expansión militar en la región.

China es hoy el primer socio comercial de Brasil, Chile, Perú, Uruguay y Argentina; y tiene acuerdos de libre comercio con Chile, Costa Rica y Perú. Hace apenas unas semanas Honduras cortó sus lazos con Taiwán y estableció relaciones diplomáticas con China. Este paso supuso la aceptación expresa de la "política de una sola China",  que reconoce la plena soberanía de Pekín sobre "la isla rebelde" de Taiwán. En 2021 Nicaragua rompió con Taipéi y abrió embajada en Pekín; en 2018 había hecho lo mismo la República Dominicana. Hoy en día, en Hispanoamérica, Taiwán solo cuenta con el apoyo de Guatemala, Belice, Haití, islas de San Cristóbal y Nieves, Santa Lucía, San Vicente y Las Granadinas. Países todos ellos de muy escaso peso específico en la esfera internacional.

La semana pasada Brasil, gobernado ahora por el izquierdista Lula da Silva, llegó a un acuerdo con China para realizar todas sus transacciones comerciales usando sus propias monedas nacionales, sin tener que recurrir al dólar, una medida con consecuencias para la economía mundial si se tiene en cuenta que los intercambios entre ambos países ascendieron a más de 150.000 millones de dólares en 2022, y todas esas operaciones de comercio exterior y otras de financiación mutua se efectuarán a partir de ahora convirtiendo reales brasileños en yuanes y viceversa. Muy importante es también la presencia del gigante asiático en Argentina, país en el que tiene actualmente 52 proyectos en minería e hidrocarburos. Y mientras Alberto Fernández no se cansa de hablar de la amistad entre los dos países, el déficit comercial argentino con China sigue aumentando, hasta el punto de que en la Casa Rosada se ha abierto ya un debate sobre la posibilidad de emitir un bono argentino soberano en yuanes para financiar el déficit de la balanza comercial.

Una investigación del 'think tank' Diálogo Interamericano concluyó que varios bancos chinos, entre ellos el Banco de Desarrollo de China y el Eximbank, han entregado préstamos a gobiernos hispanoamericanos por valor de más de 140.000 millones de dólares desde el año 2005, una cifra superior a la que han entregado el Banco Mundial y el Banco de Desarrollo Interamericano en el mismo periodo de tiempo. Esa política de "Plan Marshall" al estilo chino es la llave que usa el régimen comunista de Pekín para abrir las puertas de Hispanoamérica y arrebatar a Estados Unidos el control de la región.

En el plano militar

La participación china en el comercio total de Hispanoamérica y el Caribe podría llegar al 24% del total regional en el año 2035, una cifra muy importante si se tiene en cuenta que este porcentaje en el año 2000 no llegaba al 2%. Con todo, más peligroso que este avance comercial es la presencia militar del régimen chino en el continente. La de China y la de su aliado ruso, que tiene desde hace décadas estrechas relaciones militares con Cuba, Venezuela y Nicaragua. Pekín suele utilizar sus generosas inversiones económicas para el desarrollo de la región con fines militares.

En las últimas décadas el Ejército de Liberación Popular (ELP) ha extendido sus tentáculos a lo largo y ancho de Hispanoamérica. China ha establecido un foro de defensa de alto nivel con la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (la izquierdista Celac) para adiestrar a las Fuerzas Armadas de estos países y también envía a sus propios soldados a estos países para recibir entrenamiento de combate en la selva. El Gobierno de Xi Jinping vende armas, aviones y carros de combate a Venezuela, Argentina y Bolivia, entre otros. Los planes futuros de China y la Celac pasan por "seguir profundizando sus relaciones", tal y como quedó plasmado en el último documento publicado por ambas partes.

Esta misma estrategia de inversión económica y luego expansión militar es la que usa China para penetrar en África y en Asia.

¿Y qué hace Estados Unidos mientras todo esto ocurre en su 'patio trasero' y en lugares tan cercanos a sus fronteras como Cuba? El presidente Joe Biden parece mirar hacia otra parte o seguir dormido, que diría el expresidente Trump en una de sus más populares bromas sobre el que fuera su contrincante. El pasado mes de junio el demócrata montó una grandilocuente Cumbre de las Américas en Los Ángeles para contrarrestar las actividades chinas. Aparte de enfangarse en polémicas estériles con el presidente encargado de Venezuela, Juan Guaidó, esa cumbre no ha servido hasta ahora para nada. O, al menos, para nada concreto y tangible.