Champions League: Real Madrid y Manchester City protagonizan un espectacular 3-3 que deja abierta la eliminatoria

Fue un partido cambiante y emocionante. Ambos equipos golpearon en el momento justo y mostraron una eficacia apabullante.

El Real Madrid y el Manchester City protagonizaron una gran batalla táctica en el Santiago Bernabéu que terminó 3-3, en un partido de desarrollo cambiante y emotivo que deja la eliminatoria abierta de cara a la vuelta en el Etihad Stadium.

Habitualmente, el aficionado tiene un concepto de que un partido táctico corresponde a un juego cerrado sin goles, pero en realidad, las estrategias, el orden posicional defensivo y las disposiciones de los equipos en ofensiva no significa necesariamente un desarrollo aburrido y trabado.

Tanto el Madrid como el City sabían que era un día para golpearse. Los de Guardiola, comandados por Grealish, desde antes del primer minuto de juego atacaron el lado de Tchouaméni, reconvertido en defensa central para el duelo, y sacaron réditos: una amonestación contra el central francés que tuvo que frenar al extremo inglés con una fuerte entrada abajo.

Los madridistas no terminaron de lamentarse la amarilla para Tchouaméni cuando el portugués Bernardo Silva, en un acto de picardía, aprovechó la mala ubicación del ucraniano Lunin para estampar el 0-1. Un balde de agua fría para los de Ancelotti que todavía no le habían ni tomado la temperatura al partido.

El baile de Rodry y Vini

Pero el Real Madrid asumió rápido el golpe. Tan rápido que el City no pudo imponer su juego de control y orden a partir de la tenencia de la pelota.

Desde el talento de Rodrygo y Vinicius, sumado a la gran tarea defensiva de Rudiger y Kroos, el Madrid anuló a Haaland y Foden en la primera mitad y la “Casa Blanca” empezó a dominar el desarrollo a través de sus “desordenados” ataques funcionales.

Vinicius y Rodrygo fueron mucho para la última línea del City. Juntaron paredes, combinaciones y gambetas incontrolables para Stones, Días, Akanji y Gvardiol. El partido se jugó como quisieron los brasileños, que fueron imponentes en faceta ofensiva e importantes para incomodar en salida a Rodri y obligar al City a jugar un partido de tú a tú; plagado de contragolpes y sin posesiones largas.

Por eso, en cuestión de minutos, el Madrid remontó el partido.

Primero gracias a Camavinga, quien tomó la lanza, condujo hasta tres cuartos de cancha y remató una pelota que, sin un desvío providencial en la humanidad de Rubén Días, hubiese visto línea de cal. El rebote dejó descolado al alemán-español Ortega, y los de Ancelotti ya habían equilibrado la balanza sin despeinarse.

Dos minutos más tarde, apareció Rodrygo, el jugador más desequilibrante y diferencial del primer tiempo. Tras un lance de Vinicius, el exjugador del Santos de Brasil cabalgó la zona de Akanji metiéndose hasta la cueva del City, amagando en el área y definiendo de punta entre las piernas del defensa suizo que volvió a dejar a Ortega sin respuesta por otro ínfimo rebote.

Una jugada que vuelve a dejar claro que Rodrygo, a pesar de las críticas, es un futbolista de talla mundial con un idilio particular en la Champions.

El Madrid, objetivamente, dominó ese primer tiempo. Llevó al City al terreno del golpe a golpe e hizo que sus dos delanteros brasileños brillaran. En el equipo de Manchester, Haaland quedó aislado, Foden inconexo y Grealish bien controlado por Carvajal. Los únicos que pudieron sentirse cómodos en el desarrollo fueron Silva y Kovacic, quizás los únicos que le dieron oxígeno a los de Guardiola, que algo debía cambiar si no quería irse con más goles en la canasta.

El paso atrás del Madrid

Aunque en la primera mitad el Madrid tuvo más opciones para aumentar el marcador, en la segunda mitad algo cambió en el partido.

Sí, el Real tuvo contras y situaciones claras en los pies de Vinicius y Bellingham con el partido 2-1, pero las sensaciones eran distintas.

El City empezó a jugar y poner a Rodri, Kovacic y Foden en la frontal. Bernardo y Grealish fijaban a los laterales del Madrid y los centrales del equipo inglés no dejaban a los merengues girarse. El control pasó de ser blanco a sky blue.

Fue así cómo, en un descuido defensivo, el City puso a Foden al borde del área y el joven enganche inglés sacó un zurdazo contra la escuadra de Lunin a los 66’ del segundo tiempo. Sin dudas uno de los mejores goles del torneo.

Cinco más tarde, como si hubiesen robado la receta de la remontada del Madrid, Gvardiol, el central croata de perfil zurdo que jugó como lateral izquierdo, enganchó para su derecha a 25 metros de la portería rival y sacó un derechazo que se coló en la otra escuadra del arco madridista. Dos golazos para una segunda remontada que confirmaba que el City, sin necesidad de modificar piezas, cambió el desarrollo del cotejo.

Ancelotti, quien siempre fue el más listo de la clase, detectó que debía a sacrificar a dos de sus figuras (Kroos y Rodrygo), para darle entrada a futbolistas con piernas más frescas y características similares: Modric y Brahim.

El partido no cambió precisamente, pero sí contuvo al City, que empezó a permitir contras y salidas limpias del equipo merengue.

Justo antes de entrar a la fase final del juego, a los 79’, el Madrid se plantó en la izquierda con Vinicius que puso un balón preciso para Federico Valverde.

El uruguayo, haciendo honor a su majestuosa pegada, la empalmó de derecha y sentenció el resultado final de esta gran guerra táctica que tendrá su batalla final el próximo miércoles en Inglaterra.