Boris Johnson visitó en secreto Venezuela para reunirse con el régimen de Maduro: ¿de qué se trata?

En la reunión, catalogada como "no oficial", el ex primer ministró discutió condiciones para una normalización de las relaciones entre Londres y Caracas.

El ex primer ministro británico, Boris Johnson, viajó en secreto a Venezuela el mes pasado en una visita catalogada como “no oficial” para discutir con funcionarios del régimen de Nicolás Maduro, el dictador del país sudamericano.

En un reportaje del diario The Times, se reveló la visita secreta de Johnson, quien mantuvo conversaciones con funcionarios del régimen venezolano relacionadas a la guerra entre Ucrania y Rusia y también la normalización de las relaciones entre Caracas y Londres a cambio de una serie de concesiones democráticas y la promesa de no aumentar las tensiones con Guyana en la zona conocida como el Esequibo, una zona de reclamación que mantiene en conflicto diplomático a ambos países desde hace más de un siglo.

Un portavoz de Johnson explicó a grandes rasgos por qué el ex primer ministro viajó a Venezuela.

“Boris Johnson se reunió con funcionarios del gobierno venezolano con el apoyo activo de la Oficina de Asuntos Exteriores, Commonwealth y Desarrollo (FCDO) y el conocimiento del secretario de Asuntos Exteriores, para enfatizar la necesidad de que Venezuela adopte un proceso democrático adecuado”, dijo el portavoz. “Dejó en claro en repetidas ocasiones que no puede haber esperanza de normalización de las relaciones hasta que Venezuela abrace plenamente la democracia y respete la integridad territorial de sus vecinos. También expuso los argumentos a favor de la causa de la victoria ucraniana ante el Gobierno de Venezuela”.

Según el reporte, Johnson tomó un jet privado hacia Venezuela desde unas vacaciones familiares en República Dominicana, y le informó en el camino a Lord Cameron de Chipping Norton, el secretario de Asuntos Exteriores, quien en definitiva estuvo al tanto de esta visita “no oficial” que no requirió ningún permiso especial o solicitud formal.

Johnson, quien se quedó en un lugar en las afueras de Caracas, pasó menos de 24 horas y antes de reunirse con los funcionarios de Maduro conversó Colin Dick, encargado de negocios en Caracas (el diplomático británico de mayor rango en el país), para pedirle sus reflexiones sobre lo que sería útil decir durante el encuentro.

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, habla con el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergei Lavrov
Nicolás Maduro (Gabriela Oraá / AFP)

Al final, Johnson dejó mensajes concisos: a Reino Unido le preocupa que el régimen de Maduro, íntimo aliado de Vladimir Putin, esté ayudando a Rusia con el suministro de armas u otro apoyo militar en el contexto de la guerra.

Asimismo, también se discutió de forma no oficial las condiciones para normalizar las relaciones con el Reino Unido, país que no reconoce la legitimidad de Maduro tras las elecciones amañadas de 2018.

En ese planteamiento, Johnson exigió dos cosas, según The Times: la celebración de elecciones realmente libres en Venezuela y la promesa de no aumentar las tensiones en torno al Esequibo, tras el fracasado referéndum de Venezuela del pasado mes de diciembre sobre la soberanía de ese territorio en disputa que el Estado venezolano viene reclamando desde hace siglos.

Uno de los objetivos puntuales de la reunión, según las fuentes del Gobierno británico, era establecer un “canal secundario” para el Reino Unido y Occidente en general con un país considerado relevante en el marco geopolítico.

“Las conversaciones son muy inusuales dado el estado de las relaciones bilaterales y la mayor incertidumbre sobre las relaciones occidentales con Venezuela, que tiene las mayores reservas de petróleo del mundo y ha sido un firme partidario del presidente Putin”, se lee en el diario.

Además, las conversaciones no oficiales entre Johnson y el régimen de Maduro llegan en un momento complicado para la oposición venezolana.

En octubre, la Administración Biden, muy cuestionada por su política hacia Venezuela, acordó aliviar las sanciones al petróleo y al gas impuestas en la era Trump a cambio de una reforma democrática y la liberación de los presos políticos.

Sin embargo, en cada una de las oportunidades, el régimen de Maduro rompió los acuerdos tácitos firmados en Barbados respaldados por Washington entre la oposición y el chavismo.

En los últimos meses, de hecho, los expertos y defensores de los derechos humanos coindicen en que Maduro aumentó la represión, inhabilitando políticamente a la líder de la oposición venezolana, María Corina Machado, y arrestando a docenas de activistas democráticos.

Esta semana, el régimen de Maduro anunció elecciones presidenciales para el próximo 28 de julio que, por el momento, no contará con la partipación de Machado y tampoco con las garantías necesarias para ser consideradas realmente libres.