Tras un juicio que duró algo más de dos meses, tres agentes de policía acusados de matar a Manuel Ellis en Tacoma (Washington) en 2020 han sido absueltos por un jurado de todos los cargos a los que se enfrentaban.
Los fiscales querían incriminar a los oficiales Matthew Collins y Christopher Burbank por asesinato en segundo grado y homicidio involuntario, mientras que al oficial Timothy Rankine sólo por el delito de homicidio involuntario.
El abogado de la familia de Ellis, Matthew Ericksen, criticó el veredicto final a través de una declaración recogida por Associated Press:
La mayor razón por la que personalmente creo que este jurado encontró duda razonable es porque a la defensa se le permitió esencialmente poner a Manny Ellis en juicio. A los abogados defensores se les permitió sacar a relucir el pasado de Manny y repetir al jurado una y otra vez los arrestos previos de Manny en 2015 y 2019. Eso prejuzgó injustamente a los jurados contra Manny.
Por su parte, la defensa de los acusados siempre sostuvo que Ellis murió como consecuencia del consumo de drogas y de una cardiopatía que padecía, según informó BBC.
La muerte de Ellis
La muerte de Ellis se produjo el 3 de marzo de 2020, cuando regresaba a su domicilio situado en Tacoma. Mientras caminaba por la calle, un vehículo de policía estaba detenido en un semáforo al lado de donde pasaba la víctima. En el interior estaban los oficiales Burbank y Collins, quienes le dieron el alto a Ellis después de verle intentar abrir la puerta de un carro que estaba estacionado.
Los agentes salieron de la patrulla y, según se acercaron a Ellis, este mostró una actitud amenazante e, incluso, levantó a Collins y lo lanzó al suelo, tal y como declararon. Testigos que presenciaron el suceso negaron dichas afirmaciones. Además, un video enseña como Burbank neutralizó a la víctima con una pistola eléctrica y Collins le agarró del cuello con un brazo.
Más tarde, llegaron más oficiales al lugar, entre los que se encontraba Rankine, quien fue el encargado de esposar a Ellis. Tras ello, y con la víctima tumbada boca abajo en el suelo, colocó su rodilla sobre su espalda.
Sara McDowell -uno de los testigos que declaró-, dijo que "fue lo peor que he visto nunca", haciendo alusión al supuesto abuso de la fuerza que emplearon los agentes. Ahora, la Justicia no ha encontrado motivos para imputar a los agentes, ya absueltos.
