Un estudio del Pentágono reveló altas tasas de cáncer en pilotos militares y tripulaciones en tierra

Según el informe, el riesgo de que los miembros del servicio aéreo contraigan melanoma es un 87% mayor al del resto de la población.

Una investigación que realizó el Pentágono recientemente descubrió que los pilotos militares y miembros del personal terrestre que mantiene o lanza los aviones, presentan tasas de cáncer más altas que el resto de la población del país.

El Pentágono detectó que los miembros de la tripulación aérea poseían un 24% más de probabilidades de contraer cáncer de cualquier tipo en comparación con el resto de los ciudadanos estadounidenses. Uno de los mayores riesgos es el de contraer melanoma, pues el porcentaje para estos tripulantes es 87% mayor al del resto de la población. La tasa de cáncer de tiroides también es significativamente más alta para los tripulantes aéreos  (39%).

El estudio también encontró que la tasa de riesgo de cáncer de mama en las mujeres de la tripulación aérea es 16% mayor al del resto de la población, mismo porcentaje de riesgo que tienen los trabajadores masculinos de contraer cáncer de próstata.

En cuanto a los resultados del personal terrestre de contraer cáncer de cualquier tipo fue un 3% más alta que el resto de los ciudadanos estadounidenses. Para el equipo terrestre se reveló que tenían un 19% más de probabilidades de contraer cáncer del sistema nervioso y cerebral, un 15% más de tener cáncer de tiroides y una tasa del 9% mayor que el resto de la población de enfermar de cáncer hepático o renal. Además, el personal femenino en tierra poseía una tasa un 7% mayor de cáncer de mama.

El estudio se realizó durante un año a casi 900.000 miembros que prestaron su servicio volando, operando y trabajando en los aviones del ejército estadounidense entre 1992 y 2017.

El Pentágono indicó que este era uno de los estudios más grandes y completos hasta la fecha y los resultados se obtuvieron después de seleccionar a la población general de Estados Unidos y seleccionarlos por edad, sexo y raza. Sin embargo, advirtió que es probable que la cantidad de casos reales de cáncer sea mayor debido a ciertas lagunas que habría en los datos, por lo que ahora deberá realizar una revisión más exhaustiva que permita descubrir el motivo por el que se enferman.

Un grupo de aviadores y sus familiares presionaron al Congreso y al Pentágono por algunos años para investigar los diversos cánceres a los que estaban expuestos los aviadores y el personal de tierra.

Betty Seaman, viuda del capitán de la armada Jim Seaman que murió a los 61 años de cáncer de pulmón, contó que cuando su esposo regresaba a casa de un despliegue a bordo de un portaaviones su equipo apestaba a combustible para aviones y reveló que aún sigue oliendo.

Los mismos integrantes de la tripulación aérea pidieron al Pentágono durante mucho tiempo que realizara estudios sobre los factores ambientales a los que están expuestos, como los solventes que se usan para limpiar y mantener las piezas de los aviones, los sensores y fuentes de energía en los conos de los aviones, el sistema de radar de las cubiertas de los barcos en los que aterrizan y el combustible.