¿Un cártel fiscal internacional? La OCDE propone un impuesto global del 15% a las multinacionales

El Congreso de Estados Unidos deberá decidir en el 2025 si se suma a esta peligrosa propuesta que elimina la competencia fiscal.

La Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) ha propuesto un nuevo sistema fiscal mundial que incrementa los impuestos globales a las multinacionales y crearía una especie de cartel impositivo internacional. Alrededor de 140 países, incluyendo Estados Unidos, ya han respaldado el proyecto. El Congreso deberá tomar una decisión al respecto en el 2025. La elección de los legisladores americanos no solo tendrá un enorme impacto para la economía de este país sino para lo que ocurra a nivel mundial, ya que poner en marcha la propuesta de la OCDE afectaría gravemente la competencia fiscal internacional.

La OCDE en vez de promover la cooperación comercial internacional parece haberse convertido en una institución que impulsa el castigo a los empresarios a través de altos impuestos, y que pretende socavar la libertad de cada país para establecer sus propias reglas fiscales e impositivas. El asunto es de suprema importancia porque al avanzar hacia la eliminación de la competencia fiscal entre países se estaría creando un cartel mundial impositivo que perjudica el crecimiento económico y por supuesto el bienestar de las sociedades, que necesitan empresas fuertes en tanto que estas son la fuente de empleo y las productoras de bienes y servicios.

El nuevo sistema fiscal mundial propuesto por la OCDE

La OCDE, equivocadamente, cree que la competencia tributaria es dañina para sus objetivos de redistribución, y que empujará las tasas impositivas al nivel más bajo, por eso pretende establecer un impuesto mínimo global y eliminar la competencia y la diversidad tributaria.

El proyecto plantea como primer pilar un sistema para gravar ciertos tipos de ingresos corporativos en función del lugar donde se encuentran los consumidores de las empresas y no en función del lugar donde están ubicadas las multinacionales. Puntualmente la OCDE establece que: "Los derechos de imposición sobre el 25% de los beneficios residuales de las empresas multinacionales más grandes y rentables se reasignarán a las jurisdicciones donde se encuentran los clientes y usuarios de esas empresas".

El segundo pilar, el que está más desarrollado y en el que ha puesto mayor compromiso, consiste en establecer un impuesto mínimo global del 15% para todas las empresas multinacionales con ingresos anuales superiores a 825 millones de dólares. Para Adam N. Michel, director de estudios de política fiscal en el Instituto Cato, esta propuesta de la OCDE debe ser entendida como "un paso hacia el establecimiento de un cártel fiscal internacional"

El Congreso tendrá que tomar una decisión en el 2025. Los legisladores americanos deberán decidir si colaborar con la OCDE y establecer una especie de cartel que elimine la competencia tributaria y que mine la libertad de los países para establecer sus propias reglas, o si toman un camino diferente e incluso logran frenar la iniciativa de la OCDE dejando claro al mundo entero que el camino a la prosperidad no es el castigo brutal a los empresarios sino todo lo contrario: la generación de un ambiente donde la actividad empresarial florezca y en consecuencia aumente el trabajo y las condiciones de vida mejoren.

¿Qué dicen los expertos?

Voz Media conversó con Adam N. Michel, director de Estudios de Política Fiscal del CATO, quien ha hecho una amplia investigación respecto a la propuesta de la OCDE. Para Michel "las consecuencias de la adhesión de Estados Unidos al sistema fiscal de la OCDE serían negativas en muchos frentes. El sistema fiscal global de la OCDE tiene como principal objetivo aumentar los impuestos a las empresas estadounidenses y redistribuir parte de la base imponible de Estados Unidos a Europa y otros países. Las empresas estadounidenses pagan más impuestos y el Tesoro estadounidense recibe menos ingresos. Unirse a las subidas de impuestos de la OCDE proporcionaría una legitimidad adicional al cártel fiscal y garantizaría su expansión en el futuro".

Tal vez una de las mayores mentiras que la izquierda ha fabricado en materia económica es la de que los altos impuestos a las empresas son necesarios e incluso son el pilar fundamental para redistribuir y sacar de la pobreza a millones de personas. La realidad es que los datos muestran que la mejor política para acabar con la pobreza es la generación de empleo, en ese sentido, un país sin empresas es un país pobre. Y los impuestos elevados, así como las trabas burocráticas, destruyen empresas.

Sobre las consecuencias que la propuesta de la OCDE traería para los más pobres, y sobre las falsas creencias de algunos políticos de que el aumento de impuestos a las multinacionales reduce la miseria, Michel comentó que "Las subidas de impuestos a los mayores empresarios del mundo son especialmente perjudiciales para los estadounidenses más pobres (así como para los trabajadores de todo el mundo). Como admiten la OCDE y otras organizaciones internacionales, estas subidas de impuestos socavarán el tipo de inversiones globales que son importantes para la expansión económica, el crecimiento salarial y el aumento del empleo".

El experto en política fiscal también resaltó  el particular momento que vive la economía global y que hace aún más dañina la propuesta de la OCDE: "En un momento en el que es probable que las principales economías entren en recesión -Japón, Alemania, el Reino Unido-, quizá sea uno de los peores momentos para embarcarse en una campaña mundial de subida de impuestos".

Voz Media también conversó al respecto con el economista Daniel Lacalle, gestor de inversiones y experto en política fiscal. Sobre las consecuencias que el plan de la OCDE tendrá particularmente para Estados Unidos afirmó que significa "un enorme impacto en las pequeñas y medianas empresas, que son el mayor número en EEUU (casi el 90% de las empresas) y que sufrirían al no poder reducir su factura fiscal en períodos difíciles". También resaltó que "el debate sobre el impuesto de sociedades mínimo es una falacia intervencionista que ignora todos los impuestos que las empresas tienen que pagar antes de llegar al impuesto de sociedades".

Sobre la decisión que debe tomar el Congreso en el 2025 respecto a aceptar la propuesta de la OCDE o rechazar lo que significaría el comienzo de un cartel impositivo global, Lacalle cree que "Estados Unidos debe preservar su independencia fiscal y apartarse de iniciativas intervencionistas globales que, además, no se van a aplicar en China o India aunque sus líderes lo digan en público".

Finalmente, Lacalle resaltó que "la evidencia en EEUU es que bajar los impuestos ha fortalecido la recaudación. Adicionalmente, si tomamos todos los impuestos (no solo el de Sociedades) la evidencia muestra que las empresas pagan muchos impuestos y son clave para que el sistema tributario funcione adecuadamente". Y agregó que los políticos que que quieren subir los impuestos a las multinacionales y acogerse al plan de la OCDE deben tener en cuenta que "estas medidas destruyen lo que fingen proteger. El efecto recaudatorio es bajísimo y el impacto en la creación y desarrollo de empresas, severo".

¿Por qué es importante la competencia tributaria?

Uno de los factores más importante a la hora de determinar en dónde se ubicará una empresa es el sistema impositivo del país. Por su puesto las empresas buscan lugares donde los impuestos no sean tan altos y donde el sistema tributario sea simple; un sistema complejo puede significar mucho tiempo y dinero en abogados y contadores. En ese sentido, los gobiernos de los países tienen el incentivo de intentar ofrecer panoramas amables a las empresas para que el capital internacional llegue al territorio, genere empleo y además contribuya con impuestos.

En cualquier tipo de mercado la competencia aumenta la eficiencia. Las empresas, por ejemplo, están constantemente tratando de bajar precios o de mejorar la calidad de sus productos para competir con los otros negocios, esa constante puja hace que los consumidores puedan tener bienes y servicios cada vez mejores y a menor precio. Pero si no hubiera competencia las empresas no tendrían incentivo ni necesidad de mejorar sus productos o buscar precios más atractivos.

Con el sistema impositivo ocurre lo mismo. Los gobiernos de los países saben que las empresas pueden mover sus ubicaciones dependiendo del sistema tributario de cada lugar, por lo tanto deben competir entre ellos para ganar esas inversiones y atraerlas a su territorio. ¿Qué pasa si destruye la competencia y todos los países establecen el mismo sistema impositivo? Eso es lo que se conoce comúnmente como un cartel, y significaría que gobiernos poderosos se han puesto de acuerdo para eliminar la competencia  y establecer una sola tasa impositiva en perjuicio de las empresas. Perjuicio que luego se traslada a los individuos.

Es fundamental comprender que la competencia tributaria no hace que desaparezcan los impuestos, pero sí ejerce una especie de control, ejercido por el mismo mercado, evitando así que la carga impositiva suba a niveles que destruyen empresas. Gracias a la competencia tributaria la tasa promedio global de impuesto corporativo disminuyó del 39 % en 1980 al 22 % en 2022.

Sin embargo, esto no quiere decir que los ingresos de los gobiernos por impuestos corporativos hayan caído, de hecho han aumentado; asunto que debería echar abajo la obsesión de instituciones como la OCDE por aumentar los impuestos a las multinacionales argumentando que la competencia tributaria va a acabar con la recaudación.

Al mismo tiempo que desde 1980 la tasa promedio global de impuesto corporativo ha disminuido, desde ese momento también los ingresos por impuestos a las corporaciones, como proporción de todos los ingresos, han aumentado. Representando un 8,6% de los ingresos totales en 1981 y pasando a un 9,4% de los ingresos totales en el 2021. Cifra que sorprende aún más si se tiene en cuenta que la tasa promedio del impuesto a la renta corporativa en los países de la OCDE cayó un 48% de 1980 a la actualidad.

Este fenómeno de aumento de la recaudación mientras baja la tasa impositiva ha sido ampliamente estudiado en la economía. Un ambiente amable con el inversionista permite que aumenten las empresas, por lo que la base de contribuyentes también se expande. Otro factor importante es que al bajar impuestos se hace menos atractivo y beneficioso buscar formas de evitarlos.