El sindicato de empleados del sector del automóvil United Auto Workers (UAW) registró su peor nómina de afiliación de los últimos catorce años. Los últimos registros del Departamento de Trabajo (DOL) indican que, actualmente, la UAW dispone de 370.239 afiliados; una cifra irrisoria si tenemos en cuenta que, hace dos décadas, la organización superaba los 700.000 miembros.
Antes de la huelga, el sindicato alardeó de que agregó a su nómina de afiliación a unos 10.000 trabajadores, según informó The Detroit News, sumando cerca de 400.000 miembros. Algo más de un año después, la UAW ha entrado en una crisis y registró pérdidas de asociados.
El pasado año, la UAW fue protagonista al llamar a sus afiliados a la huelga, sirviendo de megáfono para los trabajadores del sector que reclamaban sueldos y condiciones laborales más deseables. Fue uno de los dos grandes parones que se convocaron en 2023 -junto con la de los guionistas y actores de Hollywood- y que acapararon las miradas y la atención de los estadounidenses y de las administraciones por su especial trascendencia en el desarrollo habitual de sus mercados.
En aquel parón, la UAW representó a muchos de los empleados -en torno a 13.000- de las tres grandes factorías norteamericanas: Ford Motor Company, Stellantis y General Motors Company. Tras semanas de reclamaciones y negociaciones, las ejecutivas de las multinacionales llegaron a un acuerdo -cada una por su lado- con los sindicalizados para poner fin al parón. Los trabajadores consiguieron su objetivo: lograron mejorar sus salarios y sus condiciones laborales.
