Primer round de la ley ómnibus, cómo sigue la pelea legislativa

La tediosa, chabacana y confusa discusión, sumada a las negociaciones enrevesadas con diputados y gobernadores, implicaron tantos recortes que convirtieron al proyecto en una sombra de lo que se pretendía.

Este viernes, cuando caía la tarde sobre Buenos Aires, el Congreso aprobó en el tramo general la Ley de Bases, popularmente conocida como Ley Ómnibus, estandarte del flamante presidente Javier Milei. El proyecto obtuvo 149 votos a favor y 109 votos en contra. Mientras que el tramo del voto en particular del articulado comenzará el próximo martes en la tarde, vale decir que la sesión entró en un nuevo cuarto intermedio.

La Ley de Bases supo tener en sus orígenes más de 600 artículos, pero la tediosa, chabacana y confusa discusión, sumada a las negociaciones enrevesadas con diputados y gobernadores, implicaron tantos recortes que convirtieron al proyecto en una sombra de lo que se pretendía, quedando reducido a menos de 300, y aún faltan las modificaciones que surjan de las negociaciones de este fin de semana. El Gobierno culmina una semana agridulce, porque el logro es frágil e impreciso y muchos son los riesgos de que “la casta” lo convierta en una cáscara vacía. Por ejemplo, para abrir la sesión del martes dependerá de que 129 diputados le den quórum y que lo mantengan durante la votación en particular.

No obstante, el éxito conseguido en Diputados tiene un descomunal valor simbólico dado el carácter refundacional del proyecto, hecho que demuestra que el espíritu de época y la desintegración de la clase política argentina imprimen condiciones favorables al gobierno libertario. Para más tarde quedará la evaluación acerca de la estrategia de atender tal diversidad de temas y la curiosa selección de prioridades. Del mismo modo, quedará en manos del presidente sopesar la efectividad y valía de su heterogéneo grupo de colaboradores, cuyo accionar errático muchas veces empató en capacidad de obstaculización con los mismísimos opositores.

Un tortuoso camino por delante

Con apenas un puñado de diputados propios Milei obtuvo 144 votos, vale decir que la mayoría de la representación parlamentaria lo apoyó a pesar de que el ideario libertario era repudiado hasta hace pocos meses. El miedo no es tonto y los políticos saben que lo que al presidente le falta en el congreso le sobra de luna de miel con la opinión pública, harta del fracaso de los gobiernos no peronistas y de la amenaza constante del corporativismo sindical.

Al oficialismo le espera un tortuoso debate en el tratamiento de la ley en particular y luego el riesgo de que el Senado le introduzca más modificaciones y el proyecto deba volver a Diputados es demasiado grande. Ahí los gobernadores son mucho más poderosos.

“El momento del debate ha terminado” sentenció antes de la votación un comunicado de la Casa Rosada, mostrando el fastidio del Gobierno con los “aliados” que, a pesar de todos los cambios concedidos, seguían dando vueltas con la aprobación del texto. “Es hora de que los representantes del pueblo decidan si están del lado de la libertad de los argentinos o del lado de los privilegios de la casta y la república corporativa”, sintetizó el Ejecutivo tratando de enfrentar las presiones. Pero el tira y afloje recién comienza, al oficialismo le espera un tortuoso debate en el tratamiento de la ley en particular y luego el riesgo de que el Senado le introduzca más modificaciones y el proyecto deba volver a Diputados es demasiado grande. Ahí los gobernadores son mucho más poderosos.

Por eso durante el fin de semana, más allá de la retórica rupturista, el Gobierno deberá mimar mucho a los representantes de los gobernadores que demandan fondos y más fondos y que sostienen que no van a votar privatizaciones o facultades delegadas si a cambio no hay dinero para las provincias. El Gobierno deberá entrenar su cintura política si no quiere llegar al martes con una conjura de la oposición que le dinamite los planes de equilibrio fiscal.

El encargado de las negociaciones es el ministro Francos, una figura controvertida que para algunos es un interlocutor válido y para otros un incordio. Esta misma semana Francos quedó en el centro de una polémica porque, según los gobernadores, se iba a tratar la coparticipación del impuesto PAIS y luego el propio presidente Milei rechazó de cuajo esa propuesta en las redes sociales. El Impuesto para una Argentina Inclusiva y Solidaria (PAIS), es una aberración tributaria que se abona sobre operaciones en moneda extranjera. Se trata de un tributo que se impuso “por emergencia” y quedó. Se aplica sobre la compra de moneda extranjera, gastos con tarjeta en moneda extranjera y servicios turísticos en el exterior. El impuesto nació para desalentar que las personas compren dólares pero se convirtió en una gran fuente de recursos. El tema está sobre la mesa y los gobernadores le pidieron a Francos que se reparta el 30% del impuesto.

El consorcio entre el kirchnerismo y la izquierda es una bolsa de gatos que se detestan entre sí y sin embargo no tienen otro remedio que consolidarse.

La semana que culmina deja a la política argentina sobreexpuesta, el consorcio entre el kirchnerismo y la izquierda es una bolsa de gatos que se detestan entre sí y sin embargo no tienen otro remedio que consolidarse. Actuaron como enajenados, fueron la cara visible de la violencia callejera y no lograron con este accionar más que exacerbar a su diminuta pero iracunda base que, sin dirigencia definida, boya desconcertada en las manifestaciones que hoy no tienen el efecto de hace unos años. Para muestra basta un botón, el diputado Máximo Kirchner salió del recinto para tratar de ganar capital político al ponerse junto a los manifestantes contra la policía, sin embargo sólo recibió insultos de esos mismos manifestantes y debió ser evacuado porque corría riesgo su seguridad.

La presencia del kirchnerismo en la calle fue escasa, pero en cambio los violentos manifestantes eran pertenecientes a la izquierda dura que incluso incorporó militantes extranjeros, práctica que se viene repitiendo en Chile, Colombia, Ecuador y el resto de la región. En este sentido, una mención especial merece el hecho de que de entre la veintena de detenidos por actos delictivos cometidos durante la manifestación en las afueras del congreso (incendios, roturas de baldosas, agresiones a diputados y ataques a policías incluídos) se encuentran 2 ciudadanos chilenos, que fuentes periodísticas relacionaron con las agrupaciones del terrorismo indigenista que asola tanto a Chile como a Argentina. Este accionar de grupos de choque golpistas, que se conforman de delincuentes de varias nacionalidades, demanda una profunda investigación dado el peligro que implican para las democracias sudamericanas.

El debate también ratificó lo que se sabía desde las elecciones, Juntos por el Cambio se ha desintegrado y su espectro padece una crisis de objetivos, de ideología y de referentes. Macri pasa del apoyo a la intriga tratando de sostenerse a flote y recalcando la independencia de su partido respecto de la gestión de Milei, especulando con que un fracaso del presidente lo dejaría pegado y un éxito difícilmente sería capitalizable. Pero Milei parece estar más dispuesto a absorber antiguos macristas que a liberales. De hecho los funcionarios que más apoyo acumularon en estas jornadas fueron Patricia Bullrich, a la sazón Presidente del PRO y Luis Caputo, ex ministro macrista y hoy titular del megaministerio de Economía. Incómoda paradoja para Milei y para Macri.

También los radicales pasan por una confusa reconfiguración, los discursos y votos contradictorios en relación al proyecto de parte de miembros del mismo partido así lo muestran. En este desbarajuste Milei logra dominar la política a pesar de la inexperiencia, de los errores y de la carencia de cuadros políticos de fuste, justamente porque su estrella brilla donde las demás se apagan. Lo que tiene enfrente no son proyectos políticos, ni siquiera partidos o coaliciones fuertes sino monopolios corporativos, grupos de choque gerenciados por la mafia piquetera y el castrochavismo, provincias que mayormente son enclaves de bajísima calidad democrática y lobbys empresariales hijos del proteccionismo. Esos son los poderes que entrarán en contienda a partir del martes, cuando se debata en detalle la letra chica y se vea quién le tuerce el brazo a quién.