Mike Pence anunció que no respaldará a su exjefe Donald Trump para la presidencia en las elecciones de 2024. Esta decisión marca un importante quiebre en la relación entre Pence y Trump, quienes alguna vez compartieron la Casa Blanca.
En una reciente entrevista con Fox News, Pence explicó que su decisión se fundamenta en su desacuerdo con la agenda que Trump está promoviendo. Según Pence, esta agenda se aleja de los principios conservadores que ambos defendieron durante su mandato. “Donald Trump está siguiendo y articulando una agenda que está en desacuerdo con la agenda conservadora con la que gobernamos durante nuestros cuatro años. Por eso, en conciencia, no puedo respaldar a Donald Trump en esta campaña”, comentó.
El exvicepresidente, opinó que su decisión no debería sorprender a nadie, pues durante su campaña presidencial dejó claro que tenía “profundas diferencias” con Trump en una variedad de temas.
“Al observar el desarrollo de su candidatura, lo he visto alejarse de nuestro compromiso de enfrentar la deuda nacional. Lo he visto comenzar a rehuir un compromiso con la santidad de la vida humana. Y esta última semana, su cambio de postura al ponerse duro con China y apoyar los esfuerzos de nuestra administración para forzar la venta de TikTok de ByteDance”, comentó.
Pence se negó a revelar cómo votará en noviembre, aunque sí descartó su apoyo al actual presidente, Joe Biden, como opción. "Me guardaré mi voto para mí", dijo. "Nunca votaría por Joe Biden", agregó. Su decisión lo convierte en el republicano más destacado hasta la fecha en decir que no respaldará a Trump en las elecciones de 2024.
Los desacuerdos entre Pence y Trump se hicieron evidentes tras los esfuerzos del expresidente por anular los resultados de las elecciones de 2020. Sin embargo, la situación se intensificó cuando Pence organizó su propia campaña presidencial en contra de Trump. A pesar de sus esfuerzos, el exvicepresidente abandonó las primarias tras no lograr un apoyo significativo en las encuestas.
Esta ruptura entre Pence y Trump podría tener un impacto duradero en el paisaje político y en la dinámica del Partido Republicano de cara a las elecciones presidenciales de 2024.
