Alejandro G. Iñárritu, Alfonso Cuarón y Guillermo del Toro son habituales en los Óscars. Sin embargo esta es la segunda vez (la primera fue en 2007) en la que los tres directores coinciden y todos ellos fueron nominados en esta 95ª edición. Del Toro suma una nueva candidatura con su versión de Pinocchio en la categoría de Mejor película animada, Iñárritu y su Bardo, falsa crónica de unas cuantas verdades podría recibir la estatuilla a Mejor fotografía y Alfonso Cuarón es uno de los candidatos a alzarse con el galardón a Mejor cortometraje de acción real por Le pupille.
El trío mexicano comparte una gran amistad y cariñosamente se hacen conocer como "Los tres amigos" aunque, como Del Toro confesó durante una charla que mantuvieron los tres en el Museo de la Academia del Cine, muchas veces parecen ser únicamente dos: "Se supone que esto es The three amigos, y parece más bien The two amigos".
'Los tres amigos' se reúnen
Se refería al hecho de que, durante la conversación, quienes llevaban la voz cantante eran el propio Del Toro e Iñárritu mientras que Cuarón prefirió quedarse en un segundo plano. Puede ser porque todos ellos acudían a un acto de promoción de Netflix, plataforma que tiene los derechos de los filmes de sus compañeros, y quiso dejarles el papel principal a ellos.
Y Del Toro e Iñarritu no decepcionaron. Ambos se dedicaron a criticarse cariñosamente entre ellos y mientras del Toro aseguraba que "¡Todo lo que dice Alejandro es intenso!". Su compañero le respondía con sorna: "¡Bueno, pero antes de que yo termine, tú ya te lo comiste!" Las bromas continuaron a medida que continuaba la conversación. Iñarritu aseguró que siempre que hablan entre ellos aseguran que la película que estrenan será la última, algo que nunca es cierto:
Cada vez que terminamos una película, nos decimos que es la última que vamos a hacer, pero termina siendo como lo que pasa mucho con los mexicanos; si estás con alguien en un bar y te dice ‘un último trago y nos vamos’, ya sabes que se vienen al menos dos botellas más.
Después llegó el momento de hablar en profundidad de sus películas y, por ende, de ponerse serios. Iñárritu dio el pistoletazo de salida al explicar qué significa para él el cine, justo tras la proyección de su última película, Bardo, falsa crónica de unas cuantas verdades: "El arte existe para liberarnos del dolor, y esta película me ha permitido liberar muchas cosas. La barba blanca tenía que tener alguna ventaja".
La importancia de la muerte
Un sentimiento que comparte con él su compañero de profesión, Alfonso Cuarón. Él quiso preguntar a su compañero sobre la muerte metafórica o literal que tiende a aparecer en los filmes del director de El renacido. Su respuesta fue contundente al afirmar que es un tema recurrente en su vida:
Esta recurrencia viene de un temor primario, porque he estado pensando desde chico en lo que significa dejar de estar presente. Más adelante, decidí imaginar cómo sería mi muerte, pero no por una cuestión de morbo, sino porque podía darle un significado más profundo.
Tras esto llegó el turno de Guillermo del Toro. Él también habló de algunas cualidades que, para el director mexicano, son fundamentales a la hora de hacer cine. Entre ellas, destacó:
La virtud de la desobediencia, que creo que es vital; el derecho inalienable de estar jodido, de ser imperfecto, que es lo que caracteriza a los monstruos; y, la muerte, en la que he estado pensando desde que tenía 7 años.
También a su religión se refirió Del Toro. Según él, Cuarón siempre le definió como un cineasta muy católico, algo que no acaba de agradar al creador de Guillermo del Toro's Pinocchio:
Alfonso me ha dicho que soy un cineasta supercatólico, porque todo el mundo en mis películas tiene que morir para ser feliz, y la verdad es que crecí con esa cosmología, por lo que es parte de mis huesos. Lo peor que hemos inventado es que tenemos que ser 'agradables'; todos somos complicados.
Complicaciones y muertes que podrían conseguir que "Los tres amigos" salgan con sus estatuillas posando juntos el próximo 12 de marzo dominando, de esta forma, al igual que hicieron durante las pasadas dos décadas, una nueva gala de los Óscars.
