La presidente de Upenn renunció al cargo tras la indignación que causó su testimonio antisemita en el Congreso

Liz Magill se negó a condenar inequívocamente los llamados al genocidio de judíos en el campus ante la Cámara de Representantes.

La presidente de la Universidad de Pensilvania, Liz Magill, presentó su renuncia este sábado tras convertirse en blanco de críticas por el testimonio que dio ante el Congreso sobre el antisemitismo.

“La presidente Liz Magill ha presentado voluntariamente su renuncia como presidente de la Universidad de Pensilvania. Seguirá siendo miembro titular de la facultad de Penn Carey Law”, informó el presidente de la junta directiva, Scott L. Bok.

De acuerdo con el comunicado de Bok, Magill seguirá ocupando su cargo hasta que se nombre a un presidente interino.

“Ha sido un privilegio para mí servir como presidente de esta notable institución. Ha sido un honor trabajar con nuestros profesores, estudiantes, personal, exalumnos y miembros de la comunidad para promover las misiones vitales de Penn”, expresó Magill sin hacer mención alguna a su testimonio ante el Congreso.

La presión que enfrentaba Magill

Luego de que Magill se negara a condenar inequívocamente los llamados al genocidio de judíos, la presidente de la Universidad de Pensilvania se convirtió en blanco de críticas y se enfrentó a una fuerte presión por parte de estudiantes, exalumnos, donantes y políticos.

74 congresistas firmaron una carta exigiendo el despido de Magill por su “abominable” desempeño durante la audiencia.

"El mundo las está observando: pueden estar del lado de sus estudiantes y profesores judíos o del lado del peligroso antisemitismo", indicó la misiva.

Como si esto no fuese suficiente, más de tres decenas de miembros del profesorado de la escuela firmaron una carta criticando a la presidente y sus declaraciones, y Ross Stevens, importante donante de la institución educativa, amenazó con retirar una donación de 100 millones de dólares en protesta por el manejo del antisemitismo en el campus.

La junta directiva de la escuela de negocios Wharton de Penn también presionó pidiendo la renuncia de Magill, y la junta directiva de la universidad llevó a cabo una reunión de emergencia para abordar las reacciones violentas por los comentarios ante el Congreso.

A pesar de toda la presión que recibió, Magill no parece arrepentirse de sus comentarios.