ANÁLISIS
El cuestionado Departamento de Educación, ¿un gasto necesario?
Miles de millones de dólares se destinan a esta agencia. Criticada por muchos, al ED se le juzga por no ofrecer resultados positivos en torno a la educación de los niños y adolescentes. Se dice que su objetivo es centralizar el control de la enseñanza, quitar poder a las comunidades, a los estados y a los padres.

Departamento de Educación en Washington DC
La segunda administración -y actual Gobierno- de Donald Trump está impulsando medidas para reducir el tamaño del Estado (recortar cargos gubernamentales innecesarios). Uno de los pasos más significativos es la propuesta de desmantelar el Departamento de Educación (ED).
Durante su campaña, Trump aseguró que el Departamento de Educación estaba infiltrado por "radicales, fanáticos y marxistas".
Con muchos más detractores, el ED ha sido ampliamente criticado con el pasar de los años, se le juzga por no ofrecer resultados positivos en torno a la educación de los niños y adolescentes, y por centralizar el control de la enseñanza, quitando poder a las comunidades locales, a los estados y, lo más importante, a los padres. Los que están en contra del departamento aseguran que el gobierno Federal ha utilizado su influencia para imponer su visión sobre cómo y qué deben aprender los niños en las aulas.
Presupuesto del ED
El ED se lleva una porción del presupuesto de la nación. La agencia cuenta con alrededor de 79.000 millones de dólares (4.500 empleados). Sus funciones incluyen supervisar la educación especial y administrar fondos para escuelas con alto porcentaje de estudiantes de bajos ingresos y gestionar la deuda estudiantil.
El departamento gestiona los préstamos estudiantiles de alrededor de 40 millones de prestatarios (1,5 billones de dólares en deuda). Asimismo, supervisa la Beca Pell (proporciona ayuda a estudiantes por debajo de un determinado umbral de ingresos), y administra la Solicitud Gratuita de Ayuda Federal para Estudiantes (FAFSA), que las universidades utilizan para asignar la ayuda financiera.
Los datos respaldan el mal desempeño
El Departamento de Educación es relativamente nuevo. Fue creado en 1976, cuando el entonces candidato presidencial Jimmy Carter prometió a la Asociación Nacional de Educación (NEA) que impulsaría la creación de una agencia federal exclusiva para la educación (no existía de forma independiente). A cambio, el sindicato de maestros, el más grande del país, le otorgó su primer respaldo presidencial en más de un siglo.
Los defensores del ED insisten en que el gobierno Federal desempeña un papel crucial en garantizar la 'igualdad educativa'. Sin embargo, los resultados de la labor del departamento cuentan una historia distinta.
Los datos de la Evaluación Nacional del Progreso Educativo revelan una realidad alarmante: la mayoría de los estudiantes no sólo no se han recuperado de la crisis educativa provocada por la pandemia, y los más rezagados se han quedado aún más atrás. Hay datos que respaldan esta teoría. El primero es que uno de cada cuatro estudiantes de octavo grado no tiene ni siquiera un dominio parcial de las matemáticas necesarias para su nivel. Asimismo, alrededor de un tercio de los estudiantes de octavo grado están por debajo del nivel básico en lectura.
Más autonomía, mejores resultados
Los resultados no son recientes ni algo nuevo. Durante décadas, el Departamento de Educación ha gastado billones de dólares sin lograr mejoras significativas en el rendimiento académico. Este hecho es criticado, ya que el gobierno Federal apenas aporta del 8% al 14% del financiamiento total a las escuelas, pero ejerce una influencia desproporcionada sobre ellas.
Muchos defienden que eliminar el ED no sólo ahorraría dinero, sino que abriría la puerta a enfoques más efectivos y personalizados en la enseñanza. La importancia de la presencia de los padres en la educación de sus hijos es fundamental. Las encuestas revelan que:
- El 94% de los padres con niños educados en casa están satisfechos.
- El 90% de los que eligen escuelas privadas religiosas reportan satisfacción.
- Incluso dentro del sistema público, los modelos alternativos como las escuelas autónomas y las públicas fuera del distrito muestran niveles de satisfacción superiores al 80%.
Una educación libre de burocracia
Los que piden eliminar el Departamento de Educación señalan que sería un gran avance para reducir la influencia del Gobierno federal en la vida de los ciudadanos. Aseguran que después de décadas de intervención federal los resultados siguen empeorando, por lo que es hora de admitir que la solución no es más burocracia, sino más libertad. Sin embargo, los críticos argumentarán que esto es un retroceso en el compromiso del país con la educación.
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