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Estados Unidos sanciona a miembros de un cártel de la droga mexicano por casos de pesca ilegal en el Golfo de México

Las autoridades estadounidenses señalaron a la organización criminal como responsable de la captura ilegal de especies marinas vulnerables, como el pargo rojo y el tiburón.

Imagen referencial de pescadores ilegales.Luis Acosta / AFP

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Las autoridades estadounidenses identificaron a un cártel de la droga mexicano como el principal responsable de un esquema de pesca ilegal de pargo rojo en el Golfo de México, actividad que combina tráfico de drogas y migrantes con la captura de especies marinas vulnerables.

El Departamento del Tesoro de Estados Unidos anunció sanciones contra miembros del Cártel del Golfo, una de las organizaciones criminales más peligrosas de México, que opera principalmente en las ciudades fronterizas de Reynosa y Matamoros, en Tamaulipas. Según las autoridades, esta organización utiliza embarcaciones pesqueras para actividades ilícitas, incluidas incursiones en aguas estadounidenses para capturar pargo rojo y tiburón, especies de alto valor comercial.

La pesca vinculada a actividades ilegales, no declaradas y no reglamentadas (INDNR), “a menudo implica actividad delictiva, trabajo forzado y abusos a los derechos humanos, además de ser una fuente de ingresos para las organizaciones criminales”, señalaron las autoridades.

Implicaciones de las sanciones

Las sanciones bloquean todos los bienes e intereses en bienes de las personas designadas que estén en Estados Unidos o bajo control de ciudadanos estadounidenses. Además, las empresas que sean propiedad, directa o indirectamente, en un 50 % o más de estas personas también quedan bloqueadas.

Además, personas no estadounidenses tienen prohibido facilitar o evadir las sanciones mediante acciones que involucren a ciudadanos estadounidenses.

La conexión entre los cárteles y la pesca ilegal

El Departamento del Tesoro de Estados Unidos explicó que las organizaciones criminales utilizan los recursos marinos como una fuente adicional de ingresos, centrándose en el pargo rojo, especialmente abundante en aguas estadounidenses debido a las regulaciones que limitan su pesca.

Según las autoridades, los barcos del cártel zarparían desde Playa Bagdad, en la costa del Golfo, para incursionar ilegalmente en aguas estadounidenses. Allí capturan grandes cantidades de pargo y tiburón empleando métodos prohibidos, como redes y palangres, que también afectan a otras especies marinas. Posteriormente, las capturas se trasladan a campamentos en México, donde son comercializadas y, con frecuencia, exportadas a Estados Unidos donde compiten con productos legales. Este esquema ilegal no solo genera millones de dólares anuales, sino que también causa graves daños a los ecosistemas marinos al capturar accidentalmente especies no deseadas.

En 2022, la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) se vio en la necesidad de imponer restricciones a los barcos pesqueros mexicanos, prohibiéndoles acceder a puertos estadounidenses debido a la falta de control del Gobierno mexicano sobre la pesca ilegal. Estas medidas siguen vigentes, según un boletín de septiembre de 2024.

Antecedentes de los cárteles en la pesca ilegal

Este caso no es aislado. Otras organizaciones criminales han estado involucradas en actividades similares, como la pesca de totoaba en el Golfo de California. Las redes de enmalle utilizadas para capturar esta especie amenazada han llevado al borde de la extinción a la vaquita marina, el mamífero marino más vulnerable del mundo.

Un desafío binacional

El caso pone en evidencia la necesidad de mayor colaboración entre México y Estados Unidos para combatir la pesca ilegal y el impacto ambiental asociado. Además de amenazar los recursos marinos, estas actividades benefician a organizaciones criminales que operan al margen de la ley, desafiando los esfuerzos de conservación y regulaciones internacionales.

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