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Hispanoamérica

Bolivia: putsch militar en pleno pulso entre Arce y Evo por el control del partido MAS

Tanto el militar golpista Zúñiga como varias políticos de la facción Evista aseguran que el golpe de La Paz fue escenificado por el Gobierno para ganar popularidad y apoyos. 

Manifestantes salen a la calle en apoyo al Gobierno de Luis Arce después del golpe de Estado de Zúñiga en La Paz, Bolivia.(JORGE BERNAL / AFP)

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Después de la detención del general Zúñiga, principal rostro del intento de golpe de Estado, las autoridades de Bolivia detuvieron a un mando militar más. Es el vicealmirante Juan Arnez Salvador, comandante general de la Armada de Bolivia. 

Las detenciones de Zúñiga y Arnez se producen después de que la Fiscalía del Estado boliviano abriera un expediente contra los militares que encabezaron un intento de sublevamiento este miércoles en la capital Ejecutiva del país. 

Después de que varios líderes de la izquierda gobernante en Bolivia denunciaran movimientos irregulares de tropas en La Paz, ciudad sede el Gobierno, un contingente de militares se presentó en la plaza de Murillo, donde se ubica la antigua sede el Poder Ejecutivo, el Palacio de Quemado, y donde se encontraba el presidente boliviano Luis Arce. 

Los uniformados, de la Policía Militar, pretendieron ingresar en el edificio del Gobierno acompañados de una tanqueta. El general Zúñiga hizo desde allí mismo algunas torpes declaraciones a la prensa en las que en un primer momento aseguró que esta acción no se trataba de un golpe de Estado, sino más bien de una demostración de fuerza con la intención de reestructurar el Gobierno. 

Zúñiga, comandante general depuesto

Zúñiga era hasta el pasado martes 25 de junio el comandante general del Ejército de Tierra de Bolivia. Sin embargo, unas declaraciones a la prensa propiciaron su destitución. Zúñiga dio entrevistas a medios nacionales en las que cargó contra el expresidente Evo Morales.

 Aseguró que Morales tramaba un golpe de Estado institucional contra el actual Gobierno y que era un "traidor". Amenazó con usar "todas las herramientas de la Patria" y de "las fuerzas armadas" para evitar todo lo "que mereciera" de su intervención. Estas declaraciones de Zúñiga constituyeron una intromisión en la política a ojos del Ejecutivo de Arce, que comparte partido con Morales.

El Ejecutivo de Luis Arce lanzó alertas desde sus medios en contra de los militares congregados en la plaza de Murillo y se organizó una manifestación espontánea. La pronta reacción del Gobierno y el apoyo popular en la calle acabó con el golpe. Después de varias horas de tensión, los militares terminaron replegándose y el general Zúñiga huyó en una de las tanquetas. 

Zúñiga asegura que es un autogolpe

Momentos después, cuando Zúñiga aseguraba desde la calle a la prensa que quien ordenó escenificar un golpe de Estado fue el propio presidente Arce, fue detenido frente a las cámaras de los medios y evacuado en un vehículo. En esta nueva versión que dio, Zúñiga aseguró que el presidente Arce le pidió sacar los militares a la calle para mejorar su reputación, ya que "la situación está muy j****a" y "esta semana va a ser crítica". 

La versión de Zúñiga la dan por buena algunos políticos afines a Evo Morales. El exministro  de Gobierno del líder indígena, Carlos Romero, aseguró a una televisión nacional que el militar "cumplió el guion que le han mandado hacer, ya se empezó a desmantelar. Había mucha incredulidad, querían darle mayor narrativa con la detención en vivo y él dice que sólo ha hecho". 

"El presidente me dijo: la situación está 'muy crítica, es necesario preparar algo para levantar mi popularidad"general Juan José Zúñiga

La ministra de Presidencia de Bolivia, María Nela Prada, respondió que la versión del autogolpe es "absolutamente falsa". Añadió en declaraciones que la investigación iniciada por la Fiscalía esclarecerá lo ocurrido. También filtró la declaración que Zúñiga hizo a su llegada a dependencias policiales, en la que explicó que  el "alzamiento armado fracasó porque las unidades militares tardaron en llegar". 

Evo contra Arce

El torpe intento de golpe de Estado de Zúñiga se da en un contexto de lucha interna en el partido hegemónico en Bolivia. En el Movimiento al Socialismo (MAS), dos facciones luchan por controlar el partido y ser la mayoría en el próximo Gobierno boliviano. A un lado al expresidente y histórico líder izquierdista, Evo Morales, y al otro el actual jefe de Gobierno, Luis Arce. 

El país volverá a las urnas en 2025 tras varios años de crisis de gobernanza y una delicada situación económica que ha llevado a protestas multitudinarias en las calles, las últimas esta misma semana en La Paz. Una situación agravada por la lucha entre los Evistas y los Arcistas, que ha paralizado prácticamente al Ejecutivo de Luis Arce. 

Esta inestabilidad cíclica comenzó en 2019, después de que Evo Morales se presentara a un tercer mandato presidencial, pese a que esto fuese inconstitucional. Después de unas turbulentas elecciones, Morales tomó la decisión de abandonar el país lo que abrió un periodo de Gobierno en funciones al que el partido MAS se opuso y calificó de ilegítimo. 

Después de unas nuevas elecciones, el que fue hasta entonces el ministro de Finanzas de Morales, Luis Arce, llegó a la presidencia con la promesa de traer estabilidad social y económica al país. Evo Morales vio entonces la oportunidad de volver a Bolivia y de volver a aspirar al liderazgo, no solo en el partido MAS, pero en las instituciones. 

Indigenismo político

Evo Morales es el líder boliviano con mayor popularidad y reconocimiento de la historia contemporánea de Bolivia. Gran parte de ese éxito proviene de sus orígenes humildes, sus políticas populistas y de su liderazgo indígena. En Bolivia, el 40% de la población se identifica como indígena originaria y ello ha propiciado que el país tenga una serie de instituciones paralelas para los nativos. Frente a ellos, el resto de los bolivianos se reparten entre mestizos y una pequeña proporción de blancos y criollos. 

A principios de junio, Morales convocó a miles de sus seguidores en Cochabamba, al sureste de La Paz, su bastión rural. "Vamos a ganar las elecciones y vamos a salvar Bolivia", bramó un Morales triunfante en un estadio lleno de seguidores que agitaban wiphalas - la bandera cuadrada indígena multicolor-. Durante sus dos gobiernos, entre 2006 y 2019, Evo logró reducir el índice de pobreza hasta el 15% y ahora promete llevar a cabo su famosa reforma agraria, que nunca vio la luz en el pasado. 

Luis Lucho Arce no cuenta con la misma popularidad y poder de convocatoria que Evo. El banquero y economista se atrinchera en su actual posición mientras mantiene que las últimas sentencias de la Justicia boliviana impiden a Morales presentarse a su tercer mandato. Arce se presenta como una opción de izquierda más moderada que la de Evo. Cuenta en su Gobierno con una serie de tecnócratas socialistas con los que espera poder llevar a cabo una política reformista.

Evo aseguró en su último mitin que cumple con los requisitos para volver al poder y amenaza con desatar una ola de inestabilidad y protestas callejeras si no le declaran válido para las elecciones. 

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