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Más de una cuarta parte de los estadounidenses renuncia a un plato de comida al día por los elevados precios

Un estudio reveló también que el 26% de los ciudadanos recurre a alimentos poco saludables al ser más baratos.

Alimentación, comida, supermercado, inflación.

(Unsplash)

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La alimentación es uno de los sectores más perjudicados por la inflación. Muchos estadounidenses han observado cómo el precio de los comestibles ha ido creciendo en los últimos años, más desde que Joe Biden comenzó su mandato, algo que les ha llevado a renunciar, incluso, a algún plato de comida al día. Una de las muchas consecuencias nocivas derivadas de la gestión económica del presidente.

Según un estudio elaborado por Intuit Credit Karma, un 27% de los estadounidenses reconoció haber tenido que sacrificar alguna de las comidas del día en algunas ocasiones debido al incremento del precio de los comestibles. Prácticamente, la misma proporción (26%) afirmó haber tenido que recurrir a alimentos poco saludables para nutrirse debido a que son más baratos.

"La inseguridad alimentaria es un problema importante en este país, ya que millones de estadounidenses no tienen suficientes alimentos para comer o no tienen acceso a alimentos saludables", dijo Courtney Alev, defensora financiera del consumidor en Credit Karma. "Durante estos últimos años, un aumento en los costos de los alimentos y los productos básicos para el hogar han puesto a los hogares estadounidenses en situaciones precarias, especialmente los hogares de bajos ingresos que tienen familias que alimentar".

Por otro lado, en torno a un tercio (32%) dijo que la cesta de la compra -junto con otras obligaciones, como facturas o alquiler- ocupa el 60% de sus gastos mensuales. Debido a ello, un 37% opta por acudir a tiendas de descuentos para comprar la comida.

Los estadounidenses señalan que, en los últimos años, el mayor aumento de los precios lo han observado en la alimentación, por encima de cualquier otro sector. Así lo definió el 80%, seguido de productos como la gasolina (51%), facturas de internet o electricidad (39%) y la vivienda (27%).

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