Tom Hanks habla sobre la censura woke y las sensibilidades modernas: "Déjame decidir qué me ofende"

El actor dijo que está en contra de leer obras literarias modificadas para evitar que el publico se ofenda.

El famoso actor y director de Hollywood Tom Hanks manifestó su desacuerdo por las ediciones que se le están realizando a algunos libros para adaptarlos a la actualidad y que no resulten ofensivos.

El protagonista de Forrest Gump estaba promocionando su próxima novela The Making of Another Major Motion Picture Masterpiece, cuando habló sobre la censura woke que está afectando algunas obras literarias clásicas.

El actor de 66 años explicó que no está de acuerdo con leer libros que hayan sido “resumido debido a las sensibilidades modernas”, debido a que no cree que esté bien que otra persona decida por él lo que considera o no ofensivo.

“Soy de la opinión de que todos somos adultos aquí. Tengamos fe en nuestra propia sensibilidad en lugar de que alguien decida lo que nos puede o no ofender. Déjame decidir qué me ofende y qué no me ofende”, dijo.

La opinión del actor surge tras los anuncios de que se planean reescribir algunas obras clásicas de Roald Dahl. El editor a cargo de hacerle los cambios a las historias ya adelantó que se eliminaron ciertos adjetivos calificativos que se utilizaban para describir a los personajes como “gordo”, “loco” y “feo”. También anunciaron que agregaron términos de género neutral.

Otras críticas hacia las ediciones

Luego de que The Roald Dahl Story Company anunciara la revisión de algunas obras clásicas, varias personalidades se pronunciaron, incluyendo al primer ministro del Reino Unido, Rishi Sunak, quien dijo que los libros de ficción deberían ser preservados y “no retocarse”.

El escritor británico Philip Pullman tampoco quiso quedarse callado ante el anuncio y opinó que sería mejor dejar que se extingan los libros si las nuevas generaciones los consideran ofensivos.

“Si Dahl nos ofende, que se deje de imprimir”, dijo invitando leer a otros autores.

El escritor Salman Rushdie también se quejó de las ediciones acusándolas de ser “censuras absurdas”.