Pedro Sánchez vuelve a ser investido presidente del Gobierno en España

El candidato socialista reúne el respaldo de comunistas, separatistas y partidos condenados por terrorismo en medio de un ataque sin precedentes al Estado de Derecho.

Pedro Sánchez será de nuevo el presidente del Gobierno de España tras haber conseguido 179 votos favorables en la sesión de investidura celebrada este jueves en el Parlamento español. El Congreso de los Diputados español se compone de 350 parlamentarios, por lo que para ser presidente son necesarios al menos 176 votos.

El presidente del Gobierno consiguió aglutinar el voto de todos los parlamentarios de un amplio espectro que abarca desde la extrema izquierda hasta los defensores del terrorismo de ETA, que durante décadas dejó un saldo de un millar de asesinados en España.

Sin embargo, uno de los apoyos más costosos para que el Partido Socialista español vuelva a reeditar su Gobierno ha sido el del movimiento separatista catalán. Para conseguir los siete votos que necesita para gobernar, el presidente Pedro Sánchez tuvo que presentar una polémica ley de amnistía que acelerase el proceso para perdonar a todos aquellos que protagonizaron el golpe de Estado en Cataluña del año 2017. Este fue, sin duda, uno de los aspectos más polémicos que hizo que miles de ciudadanos españoles salieran a la calle para protestar en los últimos días en medio de una represión policial sin precedentes en la historia de la democracia española.

Un camino de incertidumbre para España

Las fuerzas de la derecha española no consiguieron ni tan siquiera presentar una candidatura efectiva a la presidencia pese a la victoria electoral del Partido Popular el pasado mes de julio.  La división interna en la derecha española y un ataque sin precedentes a los opositores marcan un camino de incertidumbre para España, un país que en los últimos cuatro años de Gobierno socialcomunista ha caído en todos los índices económicos, sociales y de calidad democrática.

De hecho, la sesión de investidura celebrada entre el miércoles y el jueves en el Parlamento español dejó algunos guiños autoritarios por parte de los líderes del Congreso de los Diputados que tienen el control de la Cámara. En repetidas ocasiones, la Presidencia de la Cámara retiró la palabra a los diputados de la derecha que denuncian la existencia de un nuevo golpe de Estado en España. La presidenta del Congreso, Francina Armengol, llegó a exigir que se borrasen del diario de sesiones las palabras del líder del partido conservador VOX, Santiago Abascal, en las que denunciaba la trama para acabar con el Estado de Derecho en España.

Además, más allá de la polémica ley de amnistía, el Partido Socialista español y sus aliados siguen manteniendo en secreto los acuerdos que han alcanzado con otros grupos parlamentarios para obtener su voto favorable en la investidura. La sociedad española teme especialmente por los acuerdos secretos con Bildu, un partido separatista del País Vasco que cuenta entre sus filas con numerosos condenados por crímenes terroristas y que ahora se ha convertido en una pieza fundamental para la estabilidad del presidente Pedro Sánchez.

Mientras tanto, los parlamentarios de la izquierda continúan criminalizando a los manifestantes que protestan en las calles contra el supuesto golpe de Estado. Sin embargo, quienes están sufriendo la violencia ante el silencio de gran parte de los medios de comunicación españoles son algunos políticos de la derecha. Hace unos días, un alcalde conservador del Partido Popular tuvo que ser ingresado en el hospital tras sufrir el ataque de una turba de militantes socialistas. Poco antes, el político derechista Alejo Vidal-Quadras recibió un disparo en plena calle de la capital de España, Madrid, que a punto estuvo de costarle la vida.